Banderas de España

Y viene a relucir este comentario porque quiero enviar a nuestra clase política, a toda nuestra clase política, un mensaje muy claro: se han olvidado de “forjar patria” en beneficio de sus propios y egoístas intereses personales. Díganme, si no, cuándo un político, cualquiera que sea su ideología, ha conseguido reunir en torno a sí una décima, una centésima parte de las banderas que hemos visto estos días, con motivo de la Copa Mundial de Fútbol, en mítines, discursos o con su presencia en actos oficiales o privados. Yo creo que ni se preocupan de eso. Y ha quedado demostrado que España sigue unida por su Bandera; firmemente unida por su Bandera. No recuerdo haber visto tantas ventanas, balcones, terrazas y locales, coches, camiones, etcétera, adornados con el símbolo español. Yo, que soy canario sobre todas las cosas pero español, sin duda alguna, me emocioné al ver cómo la Bandera de España ondeaba con la misma fuerza en Álava que en Sevilla, en Tenerife que en Madrid o Barcelona, en Bilbao, Zaragoza, Valencia? en toda España.

Entonces me acordé de los políticos y sentí vergüenza. Sólo saben tirarse los trastos a la cabeza cada vez que abren la boca, ahí tienen el ejemplo actual del “debate sobre el estado de la Nación”. Tienen a España dividida. No buscan soluciones, sólo enfrentamientos. Eso tenemos porque eso hemos votado. Porque nuestro sistema de votación con listas cerradas es un criadero de vagos y maleantes, muchos de los cuales nunca han sabido lo que es trabajar para poder comer. Lamentable, pero cierto. No sé si después del precioso espectáculo de las banderas españolas, los catalanes seguirán insistiendo con su “Estatut” o dejarán en paz al resto del Estado, apagando la matraquilla de som una nació. Aquí podríamos parafrasear a la Iglesia diciendo: “lo que el fútbol ha unido que no lo separen los políticos”.

Y añado que tampoco debería admitirse que en un medio de comunicación de gran tirada, aquí en Tenerife, se dé cabida a discursos independentistas, vergonzosos en sí mismos y en su contenido, disparatados, locos y mal intencionados. Me remito, en particular, a la editorial del pasado lunes en El Día. Con mis respetos al señor Ramírez, la editorial entera es una gilipollez o dicho en canario, como a él le gusta, una pollabobada. Se quejaba el anciano del ondear de las banderas españolas -que define como “colonialistas”- en Tenerife con motivo del partido de fútbol de España. Hay que ver: lo que a uno le hace llorar de emoción, a otro le parece un acto de invasión colonialista. ¿Se puede estar peor de la cabeza?

Pedro Marrero Sicilia