Espacio de opinión de Canarias Ahora
En pelotas
Bermúdez, candidato al consistorio capitalino, impecablemente vestido con traje azul marino, corbata roja y su sempiterna expresión facial de pasar sueño innecesariamente, iba acompañado tras de sí por una caterva de políticos desnudos, sin más prenda de ropa que sus propias pieles, es decir: en pelotas. Paulino encabezaba la marcha seguido de Melchior, Castro, Ruano, Alonso, Hilario, Miguel Zerolo (multiplicado por siete u ocho; había muchos zerolos tras Bermúdez), Claudina, Oramas, y un sinfín de políticos más, todos reconvertidos de Coalición Canaria a Ciudadanos Canarios.
Inmediatamente pensé que no es ésa la manera de plagiar una iniciativa como la de Albert Rivera, parlamentario catalán, 30 años, brillante abogado, mejor orador, y con las ideas clarísimas acerca de lo que quiere para su Comunidad.
Me desperté del susto. Las arrugas de unos, la blancura de piel de otros (nunca salen de sus despachos) y las caras de pocos amigos de la mayoría consiguieron despertarme. Los coalicioneros no se dan cuenta de que ya nos están hartando. Hoy estoy aquí, pero mañana me voy para allá y pasado, Dios dirá. Todos salen siempre juntitos en la foto.
Miguel Zerolo se nos va al Parlamento, aforado, exento de mamotretos, Teresitas y responsabilidades, apoyado, sin duda, por el resto de sus correligionarios.
Bermúdez, harto de la frialdad del Cabildo, del salitre del mar y del ruido de las obras próximas en la avenida del puerto, que podrían durar hasta 2020, salta al ayuntamiento, (y tiro porque me toca) ¿Y los demás? Me temo que cada cual en su lugar y Dios en casa de todos.
Paulino Rivero se las va a ver y desear para repetir mandato. A menos que vuelvan a llevarse a cabo pactos imposibles, lobos con corderos o gatos con ratones, irreconciliables enemigos (salvo excepciones).
Esta Comunidad es una vergüenza. Estoy seguro de que existe gente de 30 años preparadísima para sacar adelante un buen proyecto político para Canarias en general, ahora que parece que llevamos unos años mucho más “civilizados” y el asunto del pleito insular sólo lo defiende un senil y pobre hombre, cuyas ideas están ancladas en la nostalgia y el rencor. Incomprensible.
Busquemos muchos “Alberts Rivera” no sólo aquí, sino en La Palma, en Lanzarote, en Gran Canaria?en todas las islas. Creemos futuro.
No nos lamentemos. No andemos pactando “unos contra otros” a favor de todos, porque es un tremendo error.
Las soluciones pasan por el sentido común. Deben acabarse los insultos en las campañas, las descalificaciones y las malas palabras.
Debe ejercitarse el poder de convicción mediante la oratoria fluida y clara, mediante unos programas factibles de cumplir, y con unos presupuestos justos, ecuánimes y adecuados a cada capítulo. Gastar menos en teléfonos móviles (que antes no había y todo funcionaba bien), en coches oficiales, en dietas inútiles, en sueldos multimillonarios, e invertir mucho más en Sanidad y Educación, pilares fundamentales de una sociedad moderna. Mientras no lo hagamos así, los canarios estaremos en pelotas. Pero esta vez, de verdad.
Pedro Marrero Sicilia
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