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La contradicción 'verde y roja'

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas / Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas

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De suyo que los conflictos que se agudizan en ámbitos singularizados son expresiones parciales de la descomposición del centro: el régimen de producción capitalista.

Lo nuevo es la conciencia, la subjetivización creciente de esa objetividad, la rapidez con que se comprende que aquellas “patologías” son manifestaciones de la metástasis del órgano vital, la amplitud que en poco tiempo ha adquirido la contestación anticapitalista.

El agotamiento de las fuentes de acumulación de capital, y la tendencia decreciente de la ganancia en la economía productiva, de ahí, básicamente, la brutal severidad en la explotación del trabajo asalariado, el asedio a lo público para su transferencia al negocio privado, la mercantilización y despiadado saqueo del hábitat del que depende la existencia de la vida humana, el desplazamiento de la economía productiva por la especulación financiera. En todo caso la estrella polar del mercado no ha sido nunca las prioridades sociales - el valor de uso social-, sino el valor de cambio -el poder adquisitivo de la demanda-.

Pero por mucho que los variados conflictos sean aspectos de un todo, tienen, cada uno de ellos, sus tratamientos, y respuestas particulares. Ocupan diferente posición en el mismo tablero, distinta incidencia en el conjunto, distintos grados de inmediatez en la afectación de los intereses básicos de las clases y grupos sociales. Se representan en la conciencia social en distinta escala de preferencias.

Dependiendo de circunstancias que vienen dadas, en muy buena medida, “desde fuera”: la correlación de fuerzas, la situación económica, la realidad medio ambiental, la entidad de los derechos amenazados, laborales, nacionales, civiles, o democráticos, los niveles de conciencia y organización, los giros en la correlación política, la guerra y la paz, las formas que adquiere la dominación clasista -fascismo, dictadura, democracia formal...- en función de todo esto cada momento histórico tiene su tono, es esta o aquella la contradicción que pasa a primer plano, la que determina donde se pone el acento. Se trata del análisis concreto de la situación concreta.

Cuando se sale de la política de circulo y se adquiere perspectivas de masas con la vista puesta en la cuestión central, la cuestión del poder, de acertar o de equivocarse en la cuerda -a veces incluso en cuestión de “detalles”- que marca la preferencia y el significado del momento histórico, depende sobremanera que se creen posibilidades de avance o se asegure el fracaso.

En el imaginario popular, con mayor o menor razón, la contradicción verde viene asociada al acento sobre las graves consecuencias que el despojo capitalista ha causado sobre el medio en que la humanidad necesita para su existencia. Pero ello no basta para determinar el énfasis en el momento presente. Pese a su estremecedora actualidad, a la progresiva conciencia de ello, a su carácter intrínseco a las leyes del desenvolvimiento del régimen capitalista -la ley de la ganancia y la acumulación de capital no admite planificar lo que se produce y como se produce-...pese a todo ello, ¿ocupa hoy el primer plano? ¿se refleja así en la conciencia popular?.

Como se ha repetido, no basta con la objetividad de un problema para que este genere fuerzas movilizadoras y se desplace al centro de las contradicciones del momento. Es preciso, además, que la necesidad venga ligada a la conciencia de ella, a la posibilidad de su resolución y a que su querencia prevalezca sobre las otras contradicciones que operan en el seno de la sociedad capitalista.

La contradicción verde viene mediatizada por no pocos recelos que asocian “el mundo de los verdes” a actitudes lejanas, y a veces contrapuestas, a las demandas perentorias de la cuestión social, particularmente a las mas inmediatas deducidas del conflicto capital/trabajo.

La situación concreta está presidida, que no absolutizada, por aquella otra objetividad, desbordada de antagonismos que se asocia y representa como la contradicción roja, la que se desenvuelve en torno a las condiciones de trabajo, al trabajo como derecho, y a sus derivaciones: el desempleo, la protección social, las desigualdades, el salario, la legislación laboral...

Justamente por la severidad de los antagonismos en el macizo central de la vida social, la “contradicción roja”, por su implicación inmediata en las condiciones de existencia, porque la conciencia social la determina la existencia social, por concernir a bienes de primera necesidad, porque no hay mayor extensión que la pobreza, el desempleo, la desprotección en los estados de necesidad, las desigualdades? esa contradicción, de ser la principal objetivamente, ha venido a serlo también subjetivamente, es la principal , es que la está en primer plano y es la que está desgranándose en nuevas y derivadas contradicciones: la fiscalidad progresiva, los servicios sociales, la sanidad y la educación pública -salario indirecto- , las pensiones, la vivienda...Ahí, ante todo, reside la fuente de esa impugnación del sistema en su globalidad cuya amplitud, base social y universalidad creciente no se conocía desde hace decenios.

Todo apunta que este lugar que ocupa la “contradicción roja” se va a fortalecer a mismo compás que lo hace la exacerbación de la tensiones del sistema y a tenor de las políticas de cabecera de la derecha.

Equivocarnos aquí, transmitiendo consignas, imágenes, o lemas que reflejan otros enfoques y prioridades seria el peor error. Con justicia o no, pero seguramente muy condicionado por la trayectoria, cuando menos equivoca, de sus agentes movilizadores principales, entre bastos sectores de la sociedad, la “contradicción verde” se percibe con tonalidades de acuarela, la “contradicción roja” con gruesos trazos de oleo.

Ni que decirse tiene que la contradicción verde está o tiene que estar en el vértice de las ocupaciones de la izquierda, pero no es ni debe ser la que la califique, ni serlo, ni parecerlo.

Contradicción verde y contradicción roja están fundidas objetivamente en la contradicción entre el desarrollo de la economía productiva, lo que se debe producir, la forma de producirlo y distribuirlo y el régimen de producción y distribución capitalista, pero es el lado de la contradicción que se refleja y abstrae en la conciencia social como “contradicción roja” el que está y tiene que estar en el primer plano. Debe ser así y debe parecer así.

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas

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