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Neologismo y arcaísmo en el habla canaria

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A pesar de que el dialecto canario presenta una indiscutible unidad de base, lo cierto es que, como en cualquier otra modalidad lingüística del mundo, la diversidad geográfica, botánica, económica, de origen poblacional, social, profesional, de desarrollo histórico, de influencias externas, de prestigio, etc., de su tierra y de sus gentes explican que presente algunas soluciones distintas dentro de cada una de las islas, e incluso dentro de cada uno de sus pueblos; soluciones que tienen su propia explicación histórica. Un ejemplo concreto de lo que decimos nos lo proporcionan las algas marinas, que en las islas orientales reciben el nombre de sebas y en las occidentales, el de musgos.

La primera de estas voces, que, dicho sea de paso, ha desarrollado los derivados sebal y sebadal, con los sentidos de fondo marino cubierto de sebas y formación vegetal de plantas marinas de aspecto filamentoso, según entiende la Academia Canaria de la Lengua, tiene su origen en el portugués seba (¿De ceiva?) conjunto de algas marinhas lançadas a praia pelo mar e que sao aproveitadas para adubo, como recoge Almeida en su Diccionario da lingua portuguesa, o en su variante gallega ceiba alga de figura de cinta, de unos tres centímetros de largo y menos de un centímetro de ancho, que se cría en el océano, con evidente ampliación semántica. Seba es para majoreros, conejeros y grancanarios cualquier alga marina, hállese donde se halle (aunque, por razones obvias, para la gente de la tierra firme, son más habituales las sueltas que las adheridas a las rocas), tenga la figura que tenga. Lo que quiere decir que nuestra voz ha experimentado en el Archipiélago un evidente estiramiento semántico: del restringido sentido originario de alga marina que la mar bota en tierra, se ha pasado al más amplio de alga marina, en general. Por su parte, el musgo occidental tiene su origen en el musgo cada una de las plantas briofitas, con hojas bien desarrolladas y provistas de pelos rizoides o absorbentes del español general, asimismo por extensión semántica.

En todo caso, no puede descartarse la idea de que también en el occidente canario se hubiera usado en el pasado el portuguesismo seba, y que con el paso del tiempo se hubiera abandonado en favor de la citada forma castellana. Hacia esta posibilidad apunta el hecho de que aún hoy se mantenga vivito y coleando en ellas el derivado sebadal. De ser cierta esta sospecha, habría que concluir que nos encontramos ante un caso puntual de castellanización en el vocabulario tradicional canario.

Obviamente, no todas las diferencias que comentamos son iguales desde el punto de vista de la historia del dialecto. Unas son nacientes o neológicas. Es lo que sucede con la famosa tensión consonántica provocada por la aspiración de la -s final de sílaba, que hace que los grancanarios digan, por ejemplo, la ddoh, en lugar de lah doh, que es un neologismo de pronunciación; o con la voz barraquito (derivado del nombrete o mote Barraco, probable. de verraco) de Tenerife, que es un neologismo léxico.

Otras son declinantes o arcaizantes. Es lo que sucede con la distinción vosotros/ ustedes de la isla de La Gomera, que es un arcaísmo gramatical desde el punto de vista del canario, o la -s final de sílaba de los hablantes más viejos de El Hierro, que es un arcaísmo de pronunciación, también desde el punto de vista insular. Neologismos y arcaísmos dividen el Archipiélago en dos áreas lingüísticas distintas: un área innovadora o pródiga en neologismos, constituida fundamentalmente por las islas que más desarrollo urbano, económico y social han alcanzado, que son Gran Canaria y Tenerife; y un área lingüística más conservadora o pródiga en arcaísmos, constituida fundamentalmente por las llamadas “islas menores” o “periféricas”, que son las cinco restantes.

La diferencia es importantísima tanto desde el punto de vista idiomático como desde el punto de vista social, porque los neologismos implican vida y los arcaísmos, muerte. De ahí que sean las zonas innovadoras del Archipiélago (Gran Canaria y Tenerife) las que animen el habla de las zonas más conservadoras o arcaizantes, que viven batiéndose en retirada. Así, el citado barraquito de los tinerfeños ha venido a revolucionar el inventario de los cortados de todas las Islas, y la citada tensión consonántica grancanaria ha hecho avanzar un grado el proceso de pérdida de la -s final de sílaba en buena parte de las islas orientales, y amenaza con no dejar indemnes a las occidentales.

Neologismos y arcaísmos son las dos fuerzas que gobiernan el desarrollo de las lenguas naturales en la realidad concreta del hablar, que, como todo lo que existe, se debaten siempre entre la vida y la muerte. Se vive para morir y se muere para vivir. Por eso, para que esté completa en lo que designa, la archiconocida expresión tradicional “La vida como empieza acaba”, debería llevar la coletilla “y como acaba empieza”.

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