El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un juez corrupto en libertad
Del exjuez Salvador Alba Mesa se habló mucho este pasado fin de semana en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria. Lo hizo fundamentalmente el magistrado Joaquim Bosch, que presentaba en la ciudad su libro La patria en la cartera, una radiografía muy documentada y certera de la larga e interminable historia de la corrupción en España. Bosch aseguró al nutrido grupo de personas que se congregó en el parque de San Telmo a escucharle que en todas las entrevistas que los medios de comunicación locales le hicieron estos días le preguntaron por Salvador Alba.
Y Salvador Alba a Joaquím Bosch también le produce vergüenza, tanto por lo que hizo como porque continúe en libertad. Condenado –como saben- a seis años y medio de prisión y 18 de inhabilitación por los delitos de prevaricación, cohecho y falsedad documental, Alba no ha ingresado aún en prisión porque desde que su sentencia se convirtiera en firme -hace ya más de seis meses- ha alegado todo tipo de excusas para esquivarla. La sala que encargada de ejecutar la condena, la de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), la misma que lo condenó, intenta ser pulcra y garantista y evitar cualquier tipo de error que pueda ser utilizado por este delincuente para obtener alguna ventaja transformándose en víctima. Primero alegó ante el Supremo tratando de invalidar la condena con fallidos recursos de nulidad; luego acudió en amparo al Constitucional y alegó que, llegado ese momento, lo mejor era suspender la pena; a continuación, que iba a pedir un indulto (finalmente solicitado por su esposa, hasta no hace mucho destacada militante de Vox en Las Palmas) y, finalmente arguyendo que padece diversas enfermedades que, a su entender, se verían agravadas, incluso con la muerte, si entrara en una cárcel.
Alba sigue avergonzando a la justicia y reclamando para él derechos que en la mayoría de los casos él mismo negó a los cientos de justiciables que envió a la cárcel a lo largo de los más de 20 años que ejerció como juez. Incluso por condenas y delitos mucho menos graves que los que él ha cometido.
Parece mentira, pero sí, Salvador Alba ejerció más de dos décadas como juez en Canarias, y en las colecciones jurídicas constan todas las resoluciones que adoptó, algunas tan pintorescas como las últimas que firmó para librar de la cárcel a las personas investigadas por corrupción en el caso Faycán, en torno al Ayuntamiento de Telde; o las que alegraron la vida a ilustres empresarios, políticos y abogados relacionados con la corrupción en la isla de Lanzarote.
Hizo durante años lo que le vino en gana porque se creyó impune, intocable. Grabó las deliberaciones que tenían lugar en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas, de la que era miembro, para luego perjudicar a sus propios compañeros. Grabó al menos una conversación con el entonces presidente del TSJ de Canarias en el momento en el que este le trataba de ayudar, y utilizó esa grabación para involucrarlo en la trama de la que él era el principal encartado.También registró con su móvil una conversación con el magistrado que se creía su mejor amigo y que también quería ayudarle a salir del atolladero con una maniobra burda. Llegó incluso a grabar al abogado incauto que creyó que Alba podría estar de su lado y que en realidad lo utilizó para sonsacarle asuntos personales que luego emplearía a su favor.
Y divulgó todas esas grabaciones para tratar de salvar su culo a costa del culo de los demás.
Siempre ha avergonzado a la justicia y lo sigue haciendo ahora con la utilización de unos métodos que el TSJ de Canarias debería cortar ya de una de una vez. Porque ninguna de las dolencias que Alba Mesa ha alegado para librarse de la cárcel son incompatibles con estar entre rejas, como ocurre a miles y miles de internos que las sufren en las prisiones españolas sin llorar lo que él llora.
Este juez corrupto trata de demorar su ingreso en prisión en la esperanza de que más pronto que tarde la derecha gobierne este país, de la mano de Vox, el partido con el que más simpatiza, y le sea concedido el indulto que su esposa ha solicitado. Para poder seguir avergonzando durante más tiempo a la justicia de este país.
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