CRÓNICAS ARQUEOLÓGICAS DE ARTEVIGUA
La Estela de Gamona, 25 años después

Estructura de herradura con torreta en LLanos de Gamona I

Julio Cuenca

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Veinticinco años después de encontrar la Estela de Gamona y depositarla en El Museo Canario, la institución museística la expone al público por primera vez, habiendo permanecido oculta durante un cuarto de siglo sin ninguna razón científica que lo justificara. Ahora lo hace en el marco de una exposición sobre las manifestaciones rupestres de los aborígenes canarios que  organiza la vetusta institución, siendo la Estela de Gamona la pieza estrella de la exposición, según sus organizadores. Está expuesta junto a unos paneles con planos, calcos, textos y fotos, que extraen de un trabajo que publiqué en la revista de El Museo Canario en 1997, pero no citan la autoría del descubrimiento y ni de la procedencia del material utilizado para los paneles documentales que acompañan a la pieza.

En 1997, como ya señalamos, publicamos en la revista de El Museo Canario un informe científico dando cuenta del hallazgo de la Estela de Gamona, que se había producido en el marco de un proyecto de investigación sobre la arquitectura de lo sagrado de los aborígenes canarios que entonces llevábamos a cabo. La decisión de trasladar la Estela de Gamona a El Museo Canario fue mía, y lo hice porque la extraordinaria pieza arqueológica podía ser objeto de un robo, dado que entonces, como ahora también, los yacimientos arqueológicos carecían de cualquier protección real contra los expolios y destrozos. No es la primera vez que relaciono el aumento de los saqueos al patrimonio cultural de los antiguos canarios con la publicación, desde el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, de una Guía del Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria, en varios idiomas, que aporta  información detallada, mapas, fotos y coordenadas de una gran cantidad de yacimientos arqueológicos, incluidos los sitios con manifestaciones rupestres, que son los que están sufriendo los mayores atentados. Como la edición en papel parece insuficiente, ahora incluso se ha lanzado una aplicación para móviles.

Descripción de la Estela

La Estela de Gamona se realizó a partir de una gran laja de traquifonolita de unos 200 kilogramos de peso, de 1,30 metros de altura, por 90 centímetros de ancho en la base y un grosor máximo de 50 centímetros.

Aparentemente esta laja no fue labrada, por lo que esa forma de tendencia triangular truncada que presenta parece natural. Evidentemente esta laja fue seleccionada precisamente por su peculiar forma. Por su propia composición, ambas caras presentan una superficie bastante lisa, aunque con algunas irregularidades.

En una de las caras, la que presentaba una superficie más regular, se realizaron por medio de distintas técnicas un número indeterminado de motivos grabados, todos geométricos que cubren tupidamente toda su superficie, salvo la base y un tramo de su parte superior.

Las técnicas empleadas para la realización de los grabados van desde el simple rayado a la incisión gruesa y fina, pasando por el piqueteado y la abrasión.

Los motivos representados son todos de tipo geométrico, encontrando líneas paralelas, cruciformes, reticulares, triangulares, cuadrangulares, trapezoidales y otras diferentes combinaciones.

Mediante la técnica del picado y la abrasión, encontramos bajo relieve numerosos orificios de tendencia circular y otros irregulares a modo de cazoletas  que en ocasiones aparecen densamente concentradas.

Hay que señalar también que los grabados no sólo se limitan a la superficie antes descrita, ya que incluso los encontramos en las paredes laterales de la estela. La otra cara no presenta ningún tipo de grabado.

Sin entrar a interpretar el significado de los grabados, sí parece que existe un ritmo en su composición, y es posible también que su elaboración no fuera realizada de una sola vez, sino en el transcurso de diferentes momentos.

La estela la encontré caída sobre la cara donde se habían realizado los grabados, por lo que pasó desapercibida durante todo este tiempo. Originalmente estuvo de pie, apoyada sobre el suelo y encajada en un entrante construido ex profeso en la pared interior de una estructura de piedra seca de planta de tendencia circular.

El lugar elegido dentro de la estructura para ubicar la estela también fue cuidadosamente elegido, ya que se colocó en la pared del fondo enfrentada con la puerta de acceso al recinto. Tanto la estela como la abertura al recinto están orientadas intencionadamente al norte.

En la parte exterior de la estructura G01 y a la altura del tramo donde estaba ubicada la estela, el muro del recinto vuelve a formar un entrante para albergar una segunda estela, esta sin forma definida, que también aparecía de pie apoyada sobre dicho muro, presentando en la cara visible otra serie de grabados también geométricos.  Esta segunda estela está orientada al sur.

La estructura G0l, además de estas dos estelas descritas, presenta otra serie de bloques con grabados, siempre en la parte exterior, pero formando parte de dicha estructura; colocados en posición hincada para que la cara grabada pudiese ser visible.

Estos bloques grabados presentan motivos también geométricos, pero encontramos otros con inscripciones alfabetiformes del tipo líbico-beréber. Dos de estas inscripciones aparecen grabadas sobre afloramientos rocosos adosados a la estructura. Pero una de estas inscripciones alfabetiformes se localizó en un bloque traquifonolítico de tendencia circular que aparecía hincado formando parte de una pequeña estructura en forma de U, ubicada frente a la entrada del recinto G01 (Ver Lámina III y VI).

No es objeto de este trabajo profundizar en la descripción del importante conjunto de grabados descubiertos en el recinto G01 y que sin duda están asociados a la Estela de Gamona; ya que su estudio será objeto de una próxima publicación.

Lo que nos interesa resaltar en este trabajo es la existencia de esta extraordinaria pieza que denominamos Estela de Gamona, así como describir el contexto geográfico y arqueológico donde fue descubierta.

Dicho esto, pasemos ahora a describir el contexto donde se descubrió la referida estela. Para ello aportamos, además de los datos descriptivos, una serie de levantamientos taquimétricos de las estructuras principales, así como algunas recreaciones artísticas con el objeto de ayudar a su mejor comprensión.

El Santuario aborigen de Tauro

El complejo arqueológico de los Llanos de Gamona en realidad no es sino una parte importante del ignorado santuario aborigen de Tauro. Este legendario complejo cultual de los aborígenes canarios, que se caracteriza por contener estructuras de piedra y torretas, enterramientos tumulares y otros recintos, no aparece mencionado en las fuentes etnohistóricas, por lo que solo disponemos de las evidencias arqueológicas que vamos encontrando.

El santuario de Tauro ocupó gran parte de un territorio que los geógrafos hoy denominan la rampa de Tauro, en el suroeste de Gran Canaria.

Esta rampa, que presenta más o menos una superficie triangular e inclinada, tiene su punto más alto en la cima de la Montaña de Tauro, a 1.214 metros sobre el nivel del mar y, de allí, desciende hacia la costa. Esta rampa se encuentra delimitada claramente por dos profundos barrancos, el de Arguineguín al este y el de Mogán al oeste. Además, en la propia montaña de Tauro nace el barranco de Tauro, que divide la rampa en dos sectores: El Guirre y Cortadores. Estos dos sectores, a su vez, se ven afectados por una densa red de barrancos profundos, pero más pequeños que los anteriores, que discurren en paralelo hacia el mar (barrancos de Taurito, El Lechuga y Puerto Rico).

El sustrato geológico objeto de estudio es muy viejo, el material volcánico que lo compone fue emitido en su mayoría durante el Ciclo 1, durante el que se lleva a cabo la actividad volcánica más antigua de la isla, entre 14,5 y 9,8 millones de años.

El material lávico emitido fue variado, siendo en el suroeste la formación traquiriolítica.

Al estar este sector a sotavento de la isla, esto es, al resguardo de los vientos húmedos alisios, el clima es de un marcado carácter seco, soleado y cálido. La vegetación, por tanto, se adapta a la sequía, así en este sector se encuentran en las cotas más bajas las mejores representaciones del cardonal-tabaibal, y en los sectores más elevados, una vegetación de tipo arbórea, sobre todo compuesta por pinos y sabinas, que hasta el siglo pasado llegaron a formar auténticos bosques que colonizaron cotas muy bajas.

Hoy, sin embargo, estos legendarios pinares del sur y suroeste de Gran Canaria se encuentran desaparecidos debido a la tala indiscriminada del hombre. Topónimos como el Bosque del Canario o Cortadores nos ayudan a entender la dimensión de la catástrofe ecológica que protagonizamos hace apenas un siglo.

En la actualidad, de esta extraordinaria masa forestal sólo se conservan importantes reductos en las partes altas como los pinares de Ojeda-Inagua-Pajonales.

Sin duda la deforestación de la comarca descrita contribuyó sobremanera al cambio climático sobre este sector de la isla y, en consecuencia, a un cierto proceso de desertización. De hecho, el régimen de precipitaciones disminuyó considerablemente.

Este territorio del suroeste de Gran Canaria estuvo densamente poblado antes de la llegada de los conquistadores europeos, por lo menos en las zonas bajas, la costa y los cauces de los barrancos por donde discurrían corrientes permanentes de agua.

En las cotas altas, donde centramos nuestro trabajo, la población aborigen no debió establecerse con carácter permanente, y lo creemos así porque no existen vestigios de grandes asentamientos. Sólo vemos evidencias de ellos en algunas cuevas naturales abiertas en los escarpes de los barrancos que discurren por la gran rampa de Tauro. Igualmente, en las grandes llanadas que forman la rampa se encuentran restos de estructuras habitacionales de piedra seca, pero insistimos en que estas se encuentran en un número poco elevado, lo que nos da a entender que se trata de asentamientos ocasionales. 

Por el contrario, lo que sí se encuentra en abundancia son restos de necrópolis que pueden ser tanto en cuevas como tumulares, distribuidas indistintamente por las cotas medias y altas de la rampa de Tauro.

Asociadas siempre a estas necrópolis se encuentran numerosos vestigios de estructuras de piedra seca que tienen, en nuestra opinión, un marcado carácter ritual. Todas estas evidencias arqueológicas llegaron a formar parte de lo que denominamos el gran Santuario de Tauro, cuyo centro principal se encontraba precisamente en la cima de la Montaña de Tauro, donde todavía hoy se conservan los restos de una gran estructura de piedra seca que es conocida entre la gente del lugar como La Iglesia de los Canarios.

A partir de este centro principal discurrían una serie de senderos, bien construidos por toda la rampa, que llegaban hasta la costa, pero que pasaban antes por importantes enclaves del santuario. Así lo hemos podido comprobar por los vestigios arqueológicos encontrados en los Llanos del Guirre, Llanos de Tocina, Llanos de Gamona, Tauro Alto y Cortadores.

Los elementos constructivos que más se repiten en estos enclaves del gran Santuario de Tauro son siempre las torretas troncocónicas de piedra seca, los recintos de planta semicircular, los túmulos, círculos de piedra y diversos tipos de alineamientos de piedra. Además, también es frecuente la presencia de grandes recintos de piedra de paredes rectas.

El complejo cultual de Los Llanos de Gamona

Hemos hecho referencia en el anterior apartado al santuario de Tauro y a los sectores que lo integran; ahora queremos centrarnos en esta última parte del trabajo a describir el complejo cultual de Llanos de Gamona que, como ya hemos dicho, forma parte del referido santuario.

Los Llanos de Gamona se localizan a unos 700 metros de altura sobre el nivel del mar. Como su propio topónimo indica, el territorio lo constituyen unas extensas llanadas que forman parte de la rampa de Tauro. Estas llanadas están delimitadas por profundos escarpes que forman los barrancos de Taurito por el oeste y el de Tauro al este.

Desde el punto de vista arqueológico, los Llanos de Gamona encierran un extraordinario interés científico porque allí se localizan importantes vestigios arquitectónicos de un significado carácter cultual.

Para una mejor comprensión hemos dividido el complejo cultual de Gamona en tres sectores y será precisamente en el sector III donde vamos a centrar nuestra atención, por ser este el lugar donde se descubrió la denominada Estela de Gamona.

El sector III de Gamona se localiza en una zona amesetada  de la referida Rampa de Tauro cuya parte superior es bastante llana. Desde ese lugar se domina una gran extensión que abarca no sólo la rampa de Tauro en casi su totalidad, sino, además, parte del centro de la isla y una gran franja del litoral del sur y suroeste de la isla. Por tanto, constituye un lugar estratégico desde donde también se divisan entre otros el Roque Nublo y El Pico Teide, dos accidentes geográficos de gran significación para los antiguos canarios.

En la parte superior de la meseta se levantaron una serie de estructuras de piedra seca utilizándose como material lajas de fonolita que abundan en la zona.

Según se desprende del levantamiento taquimétrico realizado en el yacimiento se aprecia, por una parte, al menos cinco recintos, tres de ellos de tendencia semicircular (estructuras El, E2, E3), con huecos de acceso orientados indistintamente al NE, Este y Oeste. y dos estructuras de paredes rectas (E4, E5). Asociadas a estas cinco estructuras se localizan al menos 25 torretas troncocónicas, algunas en buen estado y otras semi arruinadas, y es posible que el número de torretas fuera mayor, a juzgar por los restos que aparecen diseminados por toda la meseta.

Algunas de las estructuras referidas presentan una clara orientación astronómica, siendo la más evidente la estructura E3, desde donde se divisa cómo el sol del solsticio de verano se esconde tras la cima del Pico Teide.

Las estructuras G01 y G02 se ubican en la entrada del recinto actual, al norte de la meseta. La estructura 1, que ya describimos en otro apartado de este trabajo, es a nuestro juicio la más importante del complejo, entre otras razones por presentar no sólo la Estela, sino toda una serie de bloques o lajas grabadas formando parte de la misma. Desde luego que esa concentración de grabados encierra una intencionalidad aunque, de momento, su significado se nos escapa. Pero conviene recordar que básicamente los grabados encontrados que aparecen asociados a la Estructura G01 son geométricos y alfabetiformes, siendo los primeros más numerosos, y, dentro de estos, las rayas e incisiones que forman numerosas combinaciones, los motivos más representados.

Sabemos por las fuentes etnohistóricas que los canarios, para llevar el cómputo del tiempo, realizaban incisiones o rayas en tablas o piedras, a modo de signos nemónicos:

Contaban su año llamado Acano por las lunaciones de veintinueve soles desde el día que aparecía nueva empesaban por el estío, quando el sol entra en Cancro a veinte y uno de junio en adelante la primera conjunción, y por nueve días contínuos hazían grandes vailes y convites, y casamientos haviendo cojido las sementeras hazían rajas en tablas o piedras; llamaban Tara, y Tarja aquella memoria de lo que significaba”. (Marín y Cubas, S.XVII).

¿Podría ser el recinto de Gamona uno de esos lugares donde se marcaba el paso del tiempo y por tanto el cambio de las estaciones? ¿Constituyó la Estela de Gamona un calendario?

La hipótesis no parece descabellada, máxime si tenemos en cuenta que el complejo cultual de Gamona III se levantó en un lugar muy especial, de gran visibilidad, y que algunas de las estructuras o recintos estudiados hasta el momento por nosotros, presentan una orientación astronómica intencionada hacia el solsticio de verano.

Posiblemente el sector III de Gamona, concentraba un número más elevado de manifestaciones rupestres, de hecho hemos recogido testimonios de algunos canarios de avanzada edad, que trabajaron en la zona, como pastores y obreros del canal del presa de Majada Alta, quienes nos confirmaron que en Llanos de Gamona vieron muchas “lajas sueltas, grandes y chicas, que estaban como escritas con letras y figuras humanas. Que se encontraban por todas partes y que nunca las tocaron”.

No quisiéramos concluir este trabajo sin hacer alguna referencia al peligro de destrucción que amenaza hoy en día a este extraordinario santuario de Tauro, y especialmente a los sectores de Gamona, Tauro Alto y Cortadores. Diferentes planes urbanísticos se ciernen sobre estos territorios, que hasta hace pocos años apenas tenían interés para casi nadie y que sólo eran transitados por los pastores de rebaños de cabras. En la actualidad los complejos urbanísticos del suroeste de la isla, que ya han terminado por ocupar toda la franja del litoral, se expanden hacia el interior. Se ha detectado maquinaria pesada en Gamona y Tauro Alto, extrayendo lajas para el revestimiento de las fachadas de los hoteles y complejos de apartamentos. Ello ha provocado la destrucción de incontables estructuras, recintos y torretas del santuario. Numerosas pistas de tierra se han abierto por las lomas para acceder a lo más alto de la rampa de Tauro. 

Inicialmente la idea era reproducir la Estela de Gamona en un material perdurable y llevarla al sitio arqueológico de donde procedía e instalarla en la estructura de piedra donde había sido encontrada, pero esa actuación nunca se llevó a cabo, entre otras razones porque en diciembre de 1997 dejé de prestar mis servicios como director del Museo Canario y nadie se ocupó de continuar con el proyecto iniciado. Poner en marcha un proyecto de investigación integral del patrimonio arqueológico que conforma el mayor santuario de superficie de los aborígenes canarios debería ser una prioridad, máxime teniendo encuentra el estado de desprotección en el que actualmente se encuentra este extraordinario sitio arqueológico, legado de los canarios ancestrales.

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