A quien corresponda

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Señores Ministros. Han hecho ustedes unas declaraciones diciendo que van a ayudar a La Palma. De nuevo esos términos en boca de las instituciones y de nuevo nos preguntamos qué clase de ayuda necesitamos y qué nos ofrecen. Pues bien, como ciudadana normal de la calle y sin entender bien los términos ni saber poner las palabras exactas, yo digo que lo que necesitamos en La Palma son cosas muy pequeñas en proporción con lo que nos ofrecen. Por ejemplo; no queremos más discursos ni más propuestas económicas. No queremos grandes observatorios ni grandes campos de golf ni grandes hoteles, No queremos grandes barcos que lleguen y se vayan dejando poco dinero y las huellas perjudiciales de su paso por la isla. Lo que queremos es un servicio de salud como es debido con médicos que se queden a vivir en La Palma en condiciones adecuadas para salvarnos la vida, no con médicos que vengan una vez a la semana y se vuelvan a marchar. Queremos profesionales que se queden a vivir en la isla, que no sean ambulantes y tener la seguridad y la tranquilidad de su presencia en un hospital acondicionado con todo lo necesario; que si tenemos un cólico nefrítico no nos metan en un helicóptero y nos lleven a otra isla para evitarnos el dolor. Queremos aparatos aquí en nuestro Hospital Universitario para que nos salven de la maldita piedra o del maldito infarto. Queremos un buen servicio de educación. Más escuelas y más niños para esas escuelas, que no se sigan cerrando con la justificación de que no hay niños o porque no hay maestros que quieran venirse a La Palma a vivir. Queremos maestros que no sean itinerantes; que no estén constantemente cambiando sus destinos. Queremos que vengan y se queden en la isla, que aprendan a querer a nuestros niños un año y otro y otro y que nuestros niños aprendan a querer a esos maestros y a esas maestras. Queremos guarderías públicas. Que cada municipio tenga su guardería; que cada municipio tenga su escuela y que nuestros niños no tengan que levantarse a las seis de la mañana para coger una guagua para ir a otra comarca a aprender a leer o escribir. Eso es lo que queremos.

Queremos que la isla no se muera. No queremos ser un hotel flotante en mitad del Atlántico. No queremos que la gente entre y salga. Que está bien una Transvulcania, que está bien que las bicicletas trepen por nuestros bosques, que está bien que la gente se monte en una guagua y recorra la isla de parte a parte. Aceptamos ser un poco ese parque temático que algunos proponen, pero no queremos ser un parque temático solamente, queremos ser un pueblo que tenga las mejoras que un gobierno como es debido pueda proporcionarnos, y qué menos que un buen servicio de médicos y un buen servicio de profesores. Es lo más importante para un pueblo: la salud y la educación y que los jóvenes no se vayan fuera de aquí. Queremos un trabajo para ellos, una vivienda digna y a su alcance. Lo demás se dará por añadidura.

No estoy exigiendo solamente, estoy suplicando que nos oigan, que nos atiendan. No queremos ser una isla donde en cada municipio haya un centro para acoger ancianos, que no está mal, pero, la verdad, no queremos envejecer en un centro, queremos envejecer rodeados de niños, de escuelas, rodeados de gente sana, de gente joven que pueda estudiar en la isla, porque la población no puede resistir el gasto de los hijos fuera cuando se nos van con diecisiete y dieciocho años. Es una sangría y eso no hay familia que lo resista. Y no les estoy contando milongas que aquí hubo una Escuela de Magisterio y podría volver a haberla, además de la Escuela de Enfermería, Escuela de Música y Escuela de Idiomas. Que si emplean bien la cabeza y el dinero que ustedes nos aseguran, nosotros montamos una universidad de verano mejor que la de Santander. Se lo aseguro.

Suya afectísima. Elsa López. Julio 2024

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