El barrio de Mesa y López, uno de los más ricos de Canarias, vota este 10N “por el inmigrante, por el parado y por las personas mayores”
“Por el inmigrante, por el parado y por las personas mayores”. Estos son los motivos que han empujado a Dolores Sánchez, vecina de Las Palmas de Gran Canaria, a no quedarse en casa en este decisivo 10 de noviembre y a ejercer su derecho al voto. Después de almorzar con sus amigas de toda la vida, acude a las urnas “con miedo a la Península”. “La extrema derecha en Canarias no consiguió nada en las últimas elecciones, pero siento que en el resto de España hay mucha gente joven que, educada por sus familias, tiene una ideología franquista”, subraya. Dolores tiene cuatro hijos y, aunque nunca les dirá qué deben o no votar, está convencida de que nunca optarían por un discurso fundamentado “en el miedo y el odio a la mujer o al extranjero”.
El barrio de Mesa y López es una de las grandes zonas comerciales de la capital grancanaria. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, se encuentra entre el 5% de barrios ricos de Canarias y entre el 9% de España. Sin embargo, sus contrastes dibujan un retrato poético que acerca a las calles los distintos escenarios políticos y sociales que pueden salir este domingo de las urnas. Un padre y su hijo, cargados de bolsas, salen de un centro comercial cerca de las 16.00 horas con prisas. “Mañana volvemos, que ahora tengo que ir a votar”, le dice el adulto al pequeño.
Un par de pasos más a la derecha, en la misma puerta un hombre sentado sobre cartones alza los brazos por si cae alguna moneda en el vaso de plástico vacío que sostiene y que deja entrever que pasará, al menos, un par de horas más en el mismo sitio. En un banco de la plaza que separa los dos edificios del Corte Inglés, un hombre duerme arropado por una manta marrón que le protege del viento y la llovizna con la que la Isla ha recibido la jornada electoral. La política puede esperar.
La Escuela Oficial de Idiomas del barrio de Guanarteme está casi vacía a la hora de la sobremesa. Sin embargo, Yolanda Luque y Fernando González, miembros de una de las mesas electorales, explican que durante la mañana “no han parado” de recibir votantes. A las 16.30 horas han votado en su mesa 233 personas de las 615 anotadas. “Creo que, aunque la gente está harta, quiere mejoría o, aunque sea, desbloqueo”, considera Fernando. Por su parte, Yolanda lamenta que “los jóvenes de izquierdas crean que no votar es una forma de reivindicar”. “Aunque sea que voten y cambien a las personas que están, si no, no se puede conseguir nada”, aconseja.
A este colegio electoral han acudido sobre todo personas mayores. La más veterana nació en 1925, comentan los encargados de las mesas. José Francisco, de 70 años, presenta su DNI y deposita sus papeletas sin demasiadas certezas. “Ojalá que sí”, responde a si considera que estos comicios supondrán un desbloqueo político.
“La sociedad va por delante de la política”
La capital grancanaria parece más tranquila este domingo. Menos tráfico, menos prisas y las terrazas más abarrotadas. Sin embargo, las elecciones generales son el tema de conversación protagonista en todos los rincones. Camila y Sandia pasean de la mano por la calle comercial de Triana, pero en sus planes no está ir a votar. “Siempre pasa lo mismo, yo ya he optado por dejarlo en manos del resto de la gente”, argumentan. Desde su punto de vista, las soluciones para muchos de sus problemas no están en la política. “Somos una pareja homosexual y, gobierne quien gobierne, seguimos sufriendo los comentarios de algunos hombres retrógrados y morbosos”, rechaza. Camila y Sandia no temen un auge de la extrema derecha, ya que “la sociedad va por delante de la política” y creen que en la actualidad ya no hay espacio para pensamientos tan retrógrados.
Junto a la calle Triana, en la plaza de San Telmo, Francisca, de 75 años, pasea de la mano de su hija, que tiene síndrome de Down. “Aquí no hay excusa. A quienes no van a votar les digo que en Canarias hay mucha gente precaria, mientras otros viven como reyes. Si esto no cambia, estamos perdidos”, opina. Para ella, las prioridades deben ser “subir el sueldo a las viudas, garantizar las pensiones y ayudar a las familias cuyos hijos no van al colegio porque no tienen ni para comer”.
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