El arte canario 'se apaga' en el mercado nacional por las trabas aduaneras
La problemática que viven los artistas canarios al tener que lidiar con las trabas aduaneras cada vez que quieren mostrar una obra fuera de las Islas ha vuelto a ponerse de manifiesto en las últimas semanas, después de que se haya celebrado en Madrid una subasta en la que las piezas de profesionales del Archipiélago se adquirieran a unos precios especialmente bajos. Para el colectivo, esto se debe a que el arte canario es un completo desconocido en la Península por las dificultades que tiene para circular por el país. De hecho, el presidente de la Asociación Islas Canarias de Artistas Visuales (Aicav), Leopoldo Emperador, ya ha denunciado en más de una ocasión que el precio por exportar piezas artísticas puede llegar a ascender a 31.000 euros, “entonces, ¿no somos españoles?”, se cuestiona.
“No se trata de que las obras canarias sean peores”, expone el escultor Manolo González, que afirma que el problema radica en que “no estamos en los circuitos nacionales”. Y es esta escasa presencia lo que dificulta que un posible comprador conozca el arte de las Islas. Tanto él como el presidente de Aicav coinciden en que aquellos canarios que sí que tienen un reconocimiento en el exterior no han trabajado en el Archipiélago, sino que han tenido que emigrar e instalar sus estudios de trabajo fuera. Y es que, “vivir del arte en Canarias es muy difícil”, aseguran, ya que hasta para circular entre islas se dan problemas.
El sector expresa que la mayoría de las galerías prefieren tratar con profesionales que no trabajen en las Islas, debido a los problemas burocráticos y aduaneros con los que se encuentran. Además, explican que el mercado del arte es bastante impredecible y que el hecho de exponer una obra “no quiere decir que vayas a vender alguna” aclara Manolo González. Los artistas tienen que pagar por adelantado un importe por algo que no sabe si va a darle salida.
Este mismo escultor cuenta como en una ocasión una escultura suya casi no llega a un concurso en el que iba a participar por problemas con la aduana. Considera que, gracias a Aicav, una parte del sector se encuentra más organizada y luchando por solucionar este tema, pero recalca que los afectados son más de los que pertenecen a la asociación.
El problema radica, como ya han denunciado en varias ocasiones, en que se está tratando a las obras de arte como mercancía. Además, esta situación se agrava si se trata de productos mensurables, ya que músicos o fotógrafos, por ejemplo, no se encuentran con este problema; no tienen que facturar sus piezas en la aduana, puesto que pueden viajar con ellos.
Por ello, creen que la solución pasa por tener en cuenta el artículo de la Unesco sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, ratificada por el Gobierno de España, donde se recoge que hay elementos de la cultura que no deberían ser tratados únicamente como mercancía, sino como bien cultural. Asimismo, habla de que se debe facilitar la circulación de obras de arte.
“El mercado canario es raquítico” insiste González. Si a ello se le añade que las ayudas o subvenciones no son constantes y se le suman las trabas aduaneras; el sector se encuentra asfixiado. Muchos compañeros, aclara, trabajan el arte a tiempo compartido, pues lo compaginan con otra cosa y otros no tienen esa suerte y no pueden vivir de él. Para el escultor, acabar con el problema de las tasas aduaneras ayudaría mucho al sector, aunque no solucionaría todos los obstáculos de estos profesionales, pero sí que facilitaría el camino.
“Lo que pedimos es competir en la misma línea de posibilidades”, puntualiza Leopoldo Emperador. “No estamos pidiendo dinero ni ayudas, sino dejar de partir de una situación de desventaja con respecto al resto de artistas españoles”. De hecho, un escultor o pintor de la Península tiene la facilidad de mover sus trabajos por el territorio en un vehículo. “Tantas compensaciones que se hacen por la lejanía en otros sectores, y en este no”, señala el presidente de Aicav.
En una subasta de finales de enero celebrada en Madrid una obra de Pepe Dámaso, que goza de gran reconocimiento en el Archipiélago, salía por 180 euros, recuerda Leopoldo Emperador. Sin embargo, este no es el único ejemplo que dibuja esta realidad. El escultor indica que el Museo Reina Sofia ha comprado recientemente un cuadro de un artista canario reconocido internacionalmente como un ejemplo de la pintura surrealista, por el precio de 16.000 euros, algo que considera que pone de manifiesto que personalidades de este mundo que se respetan en otros países “no se les hace caso aquí”.
Otro ejemplo que recalca Leopoldo Emperador es el de la obra del escultor Martín Chirino que se expone en el Castillo de La Luz. Se encuentra en Las Palmas de Gran Canaria como exposición intemporal y le queda un año más para seguir en la ciudad, de lo contrario se tendría que pagar 300.000 euros por parte del escultor, como 7% de IGIC de la colección.
Soluciones a la situación
En este sentido, Manolo González recuerda que es a través de la historia del arte como se ha ido estudiando la historia de la humanidad, y que, este es motivo más que suficiente para que Canarias cuide su patrimonio cultural. “El arte es un fenómeno, es una de las vías de la historia de la civilización”, insiste, aunque aclara que cada vez hay más feedback entre ellos y la sociedad y que cada vez hay más conciencia de la problemática.
Ambos escultores apuntan a que cada vez hay más voluntad política reflejada, pero que ahora es necesario materializarla. En campaña electoral, se celebraron las jornadas Aduanas y arte para valorar la situación del sector, que contaron con la participación de personalidades políticas. A las conclusiones del evento, se firmó un pacto por todos los partidos que adquirieron el compromiso de buscar soluciones.
Sin embargo, insisten en que la situación aún está igual. A pesar de que el tema ha llegado al Congreso y al Senado, sigue pasando el tiempo y los artistas continúan enfrentándose a estas trabas. Se mantienen esperanzados en que el panorama cambie en un futuro y sean reconocidos en el resto de España y de Europa.
“Las clases medias han mermado, ya no se compra arte como antes”, explica el presidente de Aicav que añade que si ya el mercado está mal a ello se le agregan los problemas aduaneros.