Fuente de salud o foco de contagio: el cierre de gimnasios en Canarias reabre el debate
‘’El deporte es vida’’. El cierre de los gimnasios como medida de prevención en una crisis sanitaria suena a paradoja para algunos profesionales y usuarios del sector. Tenerife fue la primera isla de Canarias en experimentar el impacto del cierre de estos espacios. Ahora, la prohibición de realizar actividad física en establecimientos cerrados ha saltado a Gran Canaria y a Lanzarote, que permanecen en niveles 3 y 4 de alerta por la evolución de la COVID-19 en sus territorios. “Somos salud y bienestar. No somos el problema, somos la solución”, reivindicaron al menos 400 personas que se manifestaron en Tenerife para exigir la reapertura de los centros deportivos. “Limitar el deporte es quitar a la gente salud mental y física’’, valora Ingrid Ruiz, psicóloga y profesora de danza en un gimnasio de La Laguna. En su caso, ha recurrido a la formación online. ‘’Siempre es mejor hacerlo de forma presencial, porque te corrigen las posturas y se evitan lesiones. Durante la cuarentena lo hacía más animada, porque era de las pocas cosas que podía hacer. Ahora prefiero salir a la naturaleza, no hacer deporte frente a una pantalla’’, explica la usuaria Elizabeth Izquierdo.
Las protestas que tuvieron lugar en Tenerife se reprodujeron también en Gran Canaria, donde gerentes y usuarios de centros deportivos reclamaron al Gobierno regional que considerara la actividad física como esencial, defendiendo que se trata de espacios seguros que cumplen con todas las medidas de prevención contra la COVID-19. Hasta el momento, la Consejería de Sanidad ha notificado en este sector un brote de coronavirus en un gimnasio de Telde con siete positivos. También en el ámbito deportivo de esta isla, se identificó otro brote con seis personas contagiadas en un equipo de fútbol. Según un informe del Instituto de Salud Carlos III, Canarias desconoce el ámbito de exposición del 40% de los diagnósticos, por lo que es difícil precisar qué lugares son menos proclives al contagio. Si bien, un estudio de la revista Nature apunta a los gimnasios, restaurantes y cafés como lugares proclives al supercontagio.
El profesor de la Universidad Europea de Canarias y readaptador del gimnasio Sanaya de Santa Cruz de Tenerife, Fernando Hernández, “no entiende” la decisión de cerrar los establecimientos en su totalidad. “Somos un colectivo muy formado y tratamos con personas que, en muchos casos, se presentan con patologías importantes y necesitan hacer deporte por su salud”, destacó en una de las manifestaciones.
La fisioterapeuta Mónica Vargas, que gestiona el Instituto de Fisioterapia Avanzada de Lanzarote, reconoce que la tendencia al sedentarismo tiene importantes perjuicios para la salud, pero insiste en que el cierre de los gimnasios afecta más a la salud general de la población no enferma que a aquella que presenta alguna patología física, ya que los centros de rehabilitación continúan con su actividad. En marzo el escenario era diferente, ya que se suspendieron todos los tratamientos de fisioterapia. ‘’Muchas personas recién operadas vieron aplazado el inicio de su rehabilitación, con todo lo que eso conlleva. En fisioterapia hay procesos que no pueden aplazarse. Los tiempos de recuperación del organismo son flexibles, pero es importante tratarlos a tiempo’’, matiza la profesional.
En el caso de los pacientes que acuden al gimnasio para tratar su lesión, lo hacen con unas pautas marcadas por la fisioterapia. “Pueden hacer otros ejercicios si su entrenador los supervisa. Es importante la distinción en este caso. Somos profesionales complementarios y trabajamos en equipo. Los gimnasios mejoran la salud de la población, pero la rehabilitación se hace en los centros de fisioterapia”, asevera Vargas.
Hasta el momento, en Lanzarote solo se permiten la práctica de deporte al aire libre de forma individual y aquella en la que se mantenga la distancia de seguridad de dos metros. Están prohibidos los deportes de equipo y los ejercicios que no garanticen la separación personal. En el caso de las actividades deportivas de menores en instalaciones al aire libre, se podrá permitir que los acompañantes ocupen hasta un 33% de las gradas del establecimiento, manteniendo las medidas de protección. La actividad deportiva federada no profesional está prohibida en el nivel 4 de alerta si no puede mantenerse la distancia de dos metros y si el número de participantes es superior a una persona. En Gran Canaria, en nivel 3 de alerta, el ejercicio físico puede llevarse a cabo al aire libre y de forma individual, siempre que se mantenga la distancia de dos metros de manera permanente. El deporte en zonas interiores de instalaciones deportivas está prohibido.
El anuncio de las restricciones en Gran Canaria, al igual que ocurrió en Tenerife, sembró confusión entre la población, que se planteó por qué los centros comerciales continuaban con su actividad mientras que los gimnasios cerraban sus puertas. “Tiene que ver con las altas posibilidades de transmisión que hay en espacios cerrados, con individuos moviéndose y respirando de forma intensa. En una tienda estás menos tiempo y no inspiras y exhalas tan fuerte”, explicó el presidente de la Sociedad Canaria de Salud Pública, José Luis Alonso, a este periódico. María del Mar Torres, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica también subrayó que en un gimnasio “puedes transmitir más aerosoles”. Además, insistió en que las mascarillas deben ser FFP2, ya que las deportivas no evitan los contagios.
Para la deportista y psicóloga Ingrid Ruiz, la gestión de la pandemia ha caminado de espaldas al deporte y la cultura. Para ella, ambas ramas favorecen a la seguridad y la autoestima. “Es como ir a terapia. La población lo necesita para sentirse bien, para sentirse libre”, describe. Desde su punto de vista, la situación actual de estos sectores evidencia que ocupan un “lugar secundario” en la política española. “El trabajo no se valora. Si no eres un futbolista de éxito o un cantante de ópera, no puedes vivir de esto”.
El impacto sobre las mujeres embarazadas
“En esta pandemia hay dos tipos de afectados: las personas que sufren la enfermedad y las que sufren las consecuencias de no recibir atención sanitaria a tiempo”, apunta Mónica Vargas. En el ámbito de la fisioterapia, las mujeres embarazadas son un colectivo que “preocupa mucho”. “Es un grupo de población que requiere cuidados especiales y además es considerado vulnerable”. Vargas, hasta que las restricciones aumentaron en Lanzarote, impartía clases grupales de forma presencial a grupos reducidos de mujeres embarazadas. En ellas, trabajaba no solo la musculatura, sino también destrezas físicas que permitieran llevar mejor el embarazo , el parto y el posparto. Ahora, las sesiones son de forma telemática y “la salud de las mujeres está más comprometida”. “Las embarazadas tienen miedo, ansiedad. La situación les afecta y no siempre reciben la misma atención. Sus acompañantes están más desconectados y no pueden entrar a sus ecografías. Muchas de las citas son telefónicas, nadie las ve y sus dudas aumentan”, advierte.
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