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El valor de un tapón de plástico

Reciclaje de tapones solidarios

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Desde hace varios años los ciudadanos recogen tapones con fines solidarios que permiten, además de darle otra vida al plástico, mejorar el de personas con dificultades económicas para tratarse de sus enfermedades. Pero, ¿por qué el tapón de las botellas es el que sirve para reciclar y no el resto de envases?

Según cuenta una de las empresas que reciclan este plástico, los tapones están compuestos con polímeros de mejor calidad ya que son polietilenos y polipropilenos y es muy fácil su triturado para obtener finalmente la granza, que es con lo que se le da la segunda vida a este plástico. Por lo general, estos tapones terminan siendo cajas que se usan, por ejemplo, para transportar frutas. Pero antes de llegar a tener un nuevo uso han recorrido un camino en el que han facilitado la vida a personas que lo necesitan.

Alexis Bethencourt, de la Asociación Yadey Horizontes Sin Barreras, recorre la ciudad cada día recogiendo tapones a particulares y en comercios que colaboran con la causa. Con rabia, explica que esta es una de las opciones para hacer frente a los costosos tratamientos que tiene que recibir su hijo, que tiene parálisis cerebral espástica. La última operación que se trató superó los 6.000 euros entre el viaje a Barcelona, los alojamientos y el pago de un doctor que vino desde Rusia expresamente a España a operar a varios niños con esta enfermedad. En total hizo ocho operaciones en un día con una técnica más efectiva y que en Canarias no se conoce. “Estamos atrasados en el estudio de enfermedades de discapacidades como la parálisis cerebral”, lamenta Bethencourt, quien cree que se tendría que invertir en la investigación.

El presidente de la Asociación Yadey cuenta otros casos además del suyo, como el de un padre que necesitaba reunir 60.000 euros para operar a su hijo en Estados Unidos. Esto traducido en tapones serían 500 toneladas de tapones...una cifra casi imposible de conseguir sobre todo teniendo en cuenta que una tapa pesa unos dos-tres gramos. Poniendo de ejemplo su caso, Bethencourt explica que en un año ha podido recoger 13 toneladas, pagándose cada una a un precio que oscila entre los 120 y los 180 euros, y comenta que realmente esta recogida se hace casi a contrarreloj ya que muchas veces los menores tienen un tiempo límite para poder ser operados: una vez supera una edad a veces el tratamiento no le sirve.

Por tanto, para sumar estas elevadas cifras también realizan otras tareas como eventos solidarios, venta de bienes o aceptar donaciones de empresas y particulares.

Con todo, Bethencourt ve discriminación por parte de la Sanidad de las enfermedades raras. “Tengo una tarjeta de la Seguridad Social y a mi hijo no le atienden. Se gastan dinero en fiestas populares, en la seguridad cuando viene una persona importante o en voladores en fin de año, pero no ayudan trayendo a los médicos especialistas de otras partes del mundo o pagándote al menos la mitad del tratamiento. Lo ideal es que la Sanidad nos echara una mano”, sentencia.

En el caso de la Asociación Yadey Horizontes Sin Barreras prefieren hacer la recogida de tapones de manera individual e ir a reciclar los tapones a una empresa de un particular situada en Telde que compra el plástico. Una vez allí, después del proceso de trituración, pesado y lavado, la empresa vende estas tapas machacadas a otra casa de Cataluña, que es la que obtiene la granza tras la fundición y posteriormente le da la segunda vida al plástico.

Por otra parte, una de las asociaciones más conocidas en la recogida de tapones en Canarias, la Asociación Iraitza, presente en todas las islas menos en La Gomera y El Hierro, emplea otra fórmula. Según explica la presidenta Jéssica Benítez, tienen un convenio con Martínez Cano y Plascán de manera que le entregan a estas empresas el material recolectado y son ellos los que se encargan de realizar el pago de las operaciones, tratamientos o la compra del producto ortopédico que necesite. En el caso de Iraitza el requisito para poder ser beneficiario de su ayuda es tener un certificado de discapacidad, y aunque se piense que sólo ayudan a los niños, su presidenta relata que también lo hacen con adultos.

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