El nuevo parque turístico marítimo de Tenerife ocupará una superficie de 10,6 hectáreas solo en tierra
El parque marítimo denominado Underwater Gardens Park Tenerife, a crear en el municipio sureño de Guía de Isora (zona de Punta Blanca), con instalaciones en tierra y en el océano, respaldado por el Cabildo de la Isla como Proyecto de Interés Insular (PII) y ya en trámite para intentar obtener la evaluación ambiental de esta administración, ocupa una extensión de 10,6 hectáreas, al menos en lo que respecta a ese PII (si bien hay que añadir lo que se incluya en el mar). Se trata de una más que considerable extensión que, además, se sitúa a una distancia lineal “aproximada de 103 metros del dominio público marítimo terrestre al oeste, lindando con la TF-47 al este y con sendas áreas de cultivo de platanera al norte y al sur, reconocidos como los parajes de La Sabina (al norte) y Salvador Reyes, hoy finca La Jaquita, al sur”. No obstante, el estudio de análisis elaborado por la propia empresa promotora ocupa un total de 17,23 hectáreas, al llegar a dicho dominio.
Así lo recoge uno de los documentos presentados en el Cabildo y que la Administración insular muestra en su sitio web, junto a uno con múltiples planos de la Isla y del suelo afectado, un anexo sobre la movilidad y aparcamientos para esta infraestructura de ocio, “regenerativa” y de “turismo sostenible”, y otros borradores. El que incluye más información sobre lo que se pretende hacer en la zona de Punta Blanca (entre Varadero y Alcalá, pero sin ahondar en la parte marítima, ni siquiera apuntando su espacio) consta de 284 páginas y lo elaboró la empresa Geodos, planificación y servicios, con oficina en Santa Cruz de Tenerife. En realidad, se trata de la versión 12 (centrada en la parte en tierra) y, a petición de Underwater Gardens International SL, se realizó este mismo 2024 por parte de un amplio equipo, compuesto por un director redactor, Marc García Durán Huet (arquitecto y urbanista), con la asistencia de más arquitectos, un abogado urbanista, dos geógrafos, un técnico especializado en Sistemas de Información Geográfica y un arqueólogo.
No obstante, la primera versión se presentó el 28 de diciembre de 2022, tras otros trámites previos con el Ayuntamiento de Guía de Isora y se respalda el PII el 22 de febrero de 2022. Luego, los promotores solicitaron informe a la consejería de Transición Ecológica y Lucha contra el Cambio Climático sobre la adecuada evaluación del interés insular. Asimismo, se aclara que se han tenido en cuenta lo pedido por el Servicio de Patrimonio Histórico y el de Carreteras, Paisaje y Movilidad, incorporándose sendos anexos, con una alternativa de acceso desde la rotonda de La Jaquita (en la citada Tf-47) hasta conectar con un camino rural que “que llega hasta el límite sur del ámbito”.
El proyecto se encuentra en fase de alegaciones, que expira este viernes (11 de octubre) y a la que, por lo que ha sabido Canarias Ahora, se presentarán algunos grupos ecologistas de prestigio.
En la documentación que ha presentado al Cabildo de Tenerife, la propia empresa promotora pide la evaluación ambiental y lo hace por la vía ordinaria, al entender que el proyecto requiere un exhaustivo análisis desde esta perspectiva en coherencia también con su búsqueda de una instalación estructurante “integrada en el paisaje, sostenible y regeneradora”. De hecho, y de forma literal, asegura que la incidencia de este Proyecto de Interés Insular se desarrolla “en un ámbito territorial de cierta extensión, ubicado en suelo rústico común (de protección ambiental en una parte, según admite el propio Cabildo) y lindante con la franja costera, por el que discurre un barranco incluido en el inventario de cauces públicos de la Demarcación Hidrográfica de Tenerife”. Además, presenta este suelo como “actualmente degradado y que es objeto del PII en trámite desarrollar una actuación territorial estratégica (…), en la que tiene una especial consideración la componente de regeneración ambiental de la biodiversidad y los ecosistemas, precisamente en el suelo determinado como de protección ambiental”.
Una actuación de este calibre supondrá la “reordenación del ámbito de Punta Blanca”, según reconocen los propios promotores, si bien enseguida insisten en que se trata de propiciar “un producto turístico que combina ciencia, tecnología, educación y arte para restaurar ecosistemas marinos y costeros, concienciar sobre la importancia de la salud del océano y del cambio climático (,) y promover destinos turísticos de costa sostenibles”.
Nueva carretera y superficie edificable
Respecto a la carretera a crear para llegar y salir del parque marítimo, en esta versión plantean tres alternativas, si bien optan por la que presentan como tercera, consistente en un “acceso en sentido Varadero–Alcalá por vía de servicio con carril de desaceleración, enlace a vía interior con separación de flujos según tipo de transporte y salida desde vía interior a carril de aceleración para incorporarse a TF-47 en sentido Varadero–Alcalá. El acceso se sitúa tras pasar el frente de la parcela externa y la salida en la parte sur del tramo”. En este caso, el sistema de espacios públicos ocupa 6.546 metros cuadrados, con 2.942 de dominio público. De estos, 1.269 es para el viario y 1.672 del espacio hidráulico (barranco), con una “zona de cesión pública de 3.604 metros”. Además, la “parcela privada del establecimiento turístico recreativo” ocupa 99.715 metros cuadrados, con esa misma superficie como “unidades aptas para la edificación” y una superficie “edificable” de 16.282 metros cuadrados.
Aunque no matizan en este documento lo que ocupará el parque en el Atlántico, dejan clara la total vinculación entre el proyecto en tierra y el del mar, si bien matizan que “es importante tener presente que, a pesar de que la visión y los objetivos entre las zonas terrestre y marina del parque regenerativo sea compartida, en cambio es bien diferente el régimen del suelo y del espacio marítimo-terrestre y marino en el que se interviene y los trámites y procedimientos administrativos y ambientales necesarios para autorizar, habilitar y ejecutar las intervenciones y las actividades planteadas en cada parte”.
Se estudiaron y descartaron otras tres ubicaciones en Arona
La empresa sostiene que “la ordenación territorial, definida por el Plan Insular de Ordenación de Tenerife (BOC nº 58, de 21 de marzo de 2011: PIOT), ordena la zona como área de regulación homogénea de protección económica 3” y que su equipamiento turístico “no entra en contradicción con la ordenación territorial, en tanto que el uso se autoriza como secundario, siempre que se sitúe en un ámbito de referencia turística, como es el caso del ámbito del suroeste”. Además, aclara que, desde 2019, decide centrar sus estudios en la comarca Sur de Tenerife y que barajó otras tres alternativas, aparte de esta zona de Punta Blanca. Sin embargo, optó por esta parte del litoral de Guía de Isora por creer su parque más viable aquí que en Las Galletas, Palm-Mar Rasca y Los Cristianos, tres núcleos del municipio de Arona.
Según señalan, para esta elección pesaron cuestiones (con un total de 15 variables) como que el fondo del espacio marino fuera susceptible de formar parte del conjunto, que sirviera desarrollar la regeneración del espacio marino y la práctica del buceo a distintos niveles, que no hubiera sebadales protegidos, ni concesiones o zonas de seguridad de acuicultura, que no se vieran afectados deportes náuticos, que el lugar ocupase “una ubicación de referencia en la zona turística”, que el ámbito permitiera percibir “visualmente elementos territoriales de valor paisajístico”, la “calidad de la flora y fauna existente”, que hubiera “coherencia con el modelo de ordenación territorial” y “encaje en el planeamiento territorial, con especial atención a posibles afecciones al paisaje y a la agricultura”. Asimismo, que no se interfiriera en la “continuidad adecuada de actividades existentes en la cercanía, posibilitando acciones de economía circular” y se aportara “valor, en lo posible, en relación con las metas fijadas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, vinculados a la actuación en su conjunto”. Asimismo, hablan de “baja densidad edificatoria” en ese ámbito, de “una estructura de la propiedad que permita garantizar los acuerdos para la adquisición, gestión conjunta o puesta a disposición del suelo” y de la dinámica de laderas, riesgos sísmico, volcánico, inundación costera y fluvial, así como incendio en la masas vegetales.
Teniendo en cuenta estos factores, en todos la mayor puntuación la obtuvo siempre la opción de Punta Blanca, si bien en tres casos empató con otras alternativas. Eso sí, también les frenó la anulación del PGO de Arona. Entre otras cuestiones, subrayan que “no existen BIC” (Bien de Interés Cultural: por posibles yacimientos aborígenes, por ejemplo) ni “especies protegidas terrestres o comunidades (hábitat) de interés para su conservación, tal y como se recoge de las fuentes consultadas. El único caso identificado es el del HIC 1250 -acantilados con vegetación endémica de las costas macaronésicas, recogido en la cartografía temática analizada para este documento inicial estratégico-. Estudiada la distribución geográfica que del mismo nos ofrece la cartografía de Hábitats de Interés Comunitario (elaborada en 2016 con recintos del Mapa de Vegetación de 2006, como se describe más adelante) se aprecia que esta formación, si actualmente existe en la zona, debe estar ubicada en el DPMT o separada del área objeto de intervención por el camino de Punta Blanca, un sendero peatonal acondicionado y ampliado, del que está pendiente de ejecutar la fase de la zona sur”.
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