¿Pero quién es “El jefe”?
¿Pero quién es “El Jefe”? Diez años después de que estallara uno de los mayores escándalos de corrupción en Canarias, el caso Unión [por la cafetería de Arrecife en donde se iniciaron las pesquisas] con el todopoderoso Dimas Martín y su Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) en el ojo del huracán, la primera de las sesiones del juicio principal que ha pasado a celebrarse en Gran Canaria ha girado sobre la figura de “El Jefe”. Como si el paso del tiempo borrara rastros y memorias.
Eso pareció suceder al menos durante buena parte del principal interrogatorio este viernes al arquitecto Pedro Luna, a quien, según la Guardia Civil, el PIL le quiso encargar que apareciera de tapadera para que el marido de Alexia de Grecia, Carlos Morales, y otros profesionales se hicieran con el Plan General de Ordenación Urbana de Arrecife. Eran tiempos en los que el PIL gobernaba con el PSOE.
Pasó hace diez años. Pedro Luna se ratificó este viernes en su declaración ante el juez instructor del caso Unión, y confirmó que al menos mantuvo tres reuniones en ese sentido, entre noviembre de 2008 y mayo de 2009 –justo antes de iniciarse la operativa de las detenciones con los concejales de Arrecife Ubaldo Becerra –acusado que ha confesado los cobros de comisiones ilegales que se juzgan- y José María Rodríguez –ya fallecido-, y en los que estuvo presente llevando la voz cantante Dimas Martín, entonces y ahora encarcelado por diversos casos.
“Mire, ¿y qué hacía un preso condenado con sentencia firme en esas reuniones? ¿No era un cargo público, no?”, le cuestionó al testigo el fiscal Javier Ródenas. Eran reuniones en las que se pretendía conformar un equipo redactor del Plan General de la capital lanzaroteña y a las que asistía el jefe del PIL porque gozaba en esos momentos, como ahora, del tercer grado.
Pedro Luna y su equipo llevaban el Plan General de Teguise, el municipio de la familia Martín, y accedió a reunirse “porque mi miedo era que si yo rompía la baraja posiblemente me afectara al Plan General de Teguise”, que tenía encargado redactar desde hacía meses, y pudiera perderlo como represalia por no colaborar, explicó a la abogada de la acusación popular, Irma Ferrer.
Hasta que rompió la baraja. Luna ha negado siempre que en esas reuniones se negociaran cantidades para hacerse con el Plan, y que él se limitaba a aconsejar que el equipo redactor hiciera modificaciones y no caducara el documento para iniciar otro nuevo, que es lo que pretendía el grupo de Dimas Martín. Incluso cuando se le han recordado otras conversaciones en las que se llega a comentar la cifra de “60 millones de pesetas” para redactar un avance nuevo, sostuvo que nunca negoció cantidades. “Aunque puedo haber dicho en alguna reunión cuánto vale, pero siempre les dije que como mínimo, lo mismo que el vigente”, dijo.
“¿Qué no le gustó? ¿Le iban de dejar el plan hecho?”, preguntó el juez Carlos Vielba al testigo ante tanta evasiva sobre el fin principal de su participación en esas citas con Dimas Martín, en las oficinas de Inalsa en Teguise o en el hotel Beatriz. “¡Era de locos!, llegó usted a decir en la instrucción”, le recordó el fiscal Ródenas. “Sí, yo me preguntaba qué hacía allí, si estaban Carlos Morales, Víctor, José María”, dijo Luna en referencia a quienes en realidad iban a redactar por detrás el Plan General…
“No era legal sentarme a hacer una UTE [con profesionales] delante de quienes nos iban a contratar [los concejales del Ayuntamiento de Arrecife]”, espetó. “No me gustó que me intentaran meter gente con otro equipo nuevo cuando ya había dicho que estábamos atados de trabajo con el Plan de Teguise y mi equipo completo”, dijo en respuesta al presidente del tribunal y de la Audiencia, Emilio Moya. “No les dejé continuar la conversación. ¡Delante de los cargos públicos que tenían que contratarnos, eso ya no tiene nombre!”, sostuvo en su declaración de este viernes.
Detalles pecunarios aparte, la condición de jefe de Dimas Martín en estas citas con el arquitecto abarcó buena parte del interrogatorio. El testigo aseguró al final, a preguntas del juez Carlos Vielba, que si Dimas Martín era el que menos hablaba en esas reuniones, ¿por qué le dio la impresión de que eran subordinados suyos los dos concejales Becerra y Rodríguez? “Hombre, Dimas estaba al principio de la reunión, se iba, o llegaba al final…Eso se desprende, todo el mundo…y además tenía un modo de hablar…” “¿Imperativo?”, le cuestionó el juez. “Sí, sí, imperativo”.
Sin embargo, a quien no le quedó muy claro si Dimas Martín era el jefe del PIL y de la trama que se juzga estos días fue al abogado del histórico líder lanzaroteño. Ruiz Pasquau le preguntó al arquitecto si los concejales no se estarían refiriendo a quien en ese momento era alcalde de Arrecife, Enrique Pérez Parrilla, cuando nombraban al “jefe”. “No, no creo”, dijo sin dudar, y eso que no reconoció su voz cuando el fiscal le hizo escuchar una conversación telefónica entre él y Ubaldo Becerra en el que este le citaba en Teguise para desayunar “con el jefe”.
El testigo ya lo había dejado claro con anterioridad a preguntas del fiscal. “En calidad de qué estaba allí Dimas, no lo sé…”. “¿Pero apreciaba cierta subordinación de los concejales hacia Dimas?”. “Sí, sí, sí, sí…”. En la sala 25 de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria lo escuchaba todo la única acusada que ha querido estar presente, Elena Martín, la hija del “jefe”.
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