¿Qué pasa si soy un contacto estrecho de un positivo? ¿Qué información tengo que dar? ¿Y si me niego a confinarme?: Preguntas y respuestas sobre el rastreo de la COVID-19
En los últimos meses hemos escuchado hablar de los rastreadores, profesionales que se encargan de hacer un seguimiento del entorno de los casos de coronavirus detectados, con el objetivo de frenar, en la medida de los posible, la expansión de la enfermedad. Pero lo más probable es que su labor nos suene de oídas y no sepamos exactamente ni en qué consiste ni qué ocurriría si, llegado el caso, nos afectase directamente.
¿Qué pasa si me llaman porque soy un contacto estrecho de un positivo? ¿Qué información tengo que dar? ¿Y si me niego a confinarme? Estas son algunas preguntas que nos pueden surgir, teniendo en cuenta además que el número de contagios empieza a crecer de nuevo en toda España.
En primer lugar, si recibes una llamada de un rastreador, este no podrá darte la identidad de la persona de tu entorno que ha dado positivo en COVID-19 en cumplimiento de la ley de protección de datos, aunque es probable que, por ser cercana, sepas de quién se trata porque ella misma te lo haya comunicado directamente.
En ese momento, Sanidad te citará para realizar una prueba PCR a la mayor brevedad posible: ese mismo día o al día siguiente. Así todo, el hecho de que el test resulte negativo no te libra de la cuarentena. El Ministerio establece un periodo de 14 días de cuarentena o de 10 si al décimo la comunidad realiza otra PCR que vuelve a ser negativa. Llegado ese punto ya podrías volver a la nueva normalidad.
Pero, ¿y si la primera PCR es positiva? Entonces dejarías de ser un contacto estrecho y pasarías a estar catalogado como un caso activo, de manera que tu aislamiento comenzaría desde ese momento y se alargaría mínimo durante 10 días independientemente del tiempo previo que llevaras de cuarentena.
Y si estás pensando en 'escaquearte' de la cuarentena, que sepas que esa no es una opción. Y es que si un contacto renunciase a aislarse, se dictaría una medida de aislamiento obligatorio o forzoso que, una vez ratificada por el juez en un plazo de 24 horas, quedaría sometido a vigilancia policial.
Por otro lado, y volviendo al momento de la llamada telefónica, al rastreador le tendrás que aportar una serie de datos sobre tu vida durante los últimos días para que pueda seguir con la red de posibles contagiados. En este sentido, tendrás que hacer memoria sobre las actividades que hayas desempeñado y las reuniones o encuentros que hayas tenido, en los que hayas mantenido contacto estrecho con gente durante más de 15 minutos sin mascarilla y sin la distancia de seguridad (familiares, amigos, vecinos...).
“La gente colabora”
Esther Benavente es una de los 87 profesionales de rastreo de Cantabria –a los que el Gobierno autonómico sumará próximamente varios efectivos más tras la pertinente formación– que trabaja realizando llamadas a las redes de contactos de los positivos detectados por Sanidad. “La gente colabora a pesar de todo”, reconoce en conversación con elDiario.es. Y es que, tal y como relata, cuando la gente descuelga el teléfono y recibe la noticia le invade, por lo general, una mezcla de sorpresa y nerviosismo que, en muchos casos, le bloquea mentalmente.
“Si no te dan los contactos que ha mantenido en los últimos días es porque no se acuerdan en ese momento”, señala, destacando que le sorprende cómo habitualmente la gente se acuerda de los acontecimientos especiales que ha tenido, pero no de su rutina. “Te cuenta que ha tenido cena con sus amigos, pero no que ayer se reunió con su abuela, que está dentro de su entorno familiar, y no cae en ello”, pone como ejemplo.
Así pues, hay conversaciones que se resuelven en pocos minutos y otras que se alargan mucho más en el tiempo. “Además de sonsacarles y ayudarles a hacer memoria, tenemos que empatizar un poco con su situación personal”, remarca esta rastreadora, en relación a su panorama familiar y laboral. “Explicarles que pueden pedir la baja laboral les da mucha seguridad y tranquilidad”, apunta.
Sobre su trabajo, Benavente explica que cada día es distinto, en función del número de contagios detectados y de los contactos que surjan de cada uno. “He llegado a tener hasta 27 contactos estrechos de un positivo, que nos lo tenemos que repartir”, afirma. Al mismo tiempo, aunque reconoce que, evidentemente, no son máquinas y su trabajo no es 100% fiable, sí considera que funciona con un “resultado satisfactorio”.
“Si aparecen brotes –al menos tres casos que no corresponden a la misma unidad familiar– quiere decir que el trabajo de rastreo se está haciendo bien”, argumenta, concluyendo que el problema está cuando los casos son aislados y no se sabe de dónde vienen.
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