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ENTREVISTA Diputado del PP y expresidente de CEOE-Cepyme Cantabria

Lorenzo Vidal de la Peña: “Los problemas de liderazgo en el PP son más que evidentes”

Lorenzo Vidal de la Peña, diputado del PP y expresidente de CEOE-Cepyme Cantabria.

Laro García

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Lorenzo Vidal de la Peña (Santander, 1962) cerrará el próximo mes de mayo una etapa de cuatro años como diputado del PP en el Parlamento de Cantabria con un sabor agridulce. Por un lado, agradece la oportunidad y no se arrepiente del salto que dio cuando abandonó la Presidencia de CEOE-Cepyme a nivel autonómico para enrolarse en las filas populares como número dos de María José Sáenz de Buruaga, -con quien reconoce que no mantiene ninguna relación ni personal ni política desde hace años-, pero admite al mismo tiempo que la experiencia ha sido “un poco frustrante” para un hombre de acción como él. A su juicio, “la política hoy no se entera de lo que le está pasando al ciudadano” y va “desacompasada en sus tiempos” de los verdaderos problemas económicos y sociales que sufre la población.

“Lo que se acentúa en la política es la mediocridad”, critica el presidente y director general del Grupo Vidal de la Peña, la compañía dedicada a la venta y postventa de vehículos que fundó su abuelo y que él dirige en la actualidad. Este miembro fundador y primer presidente de la Asociación Empresarial Cántabra de Concesionarios de Vehículos (ASECOVE), que también ejerció como presidente de la Asociación Nacional de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam), tiene claro que su futuro está en el mundo de la empresa e insiste en que no está pensando en dar el salto a otras siglas, como dejaban entrever algunos de sus compañeros de bancada, que no han sido especialmente calurosos tras anunciar su marcha. “Los problemas de liderazgo en el Partido Popular son más que evidentes”, señala sobre la que ha sido su 'casa' estos años, en la línea de lo que viene denunciando por la falta de renovación que se ha producido en el partido a nivel orgánico.

Después de cuatro años como diputado en el Parlamento de Cantabria... ¿Lorenzo Vidal de la Peña deja la política o es la política la que lo deja a usted?

[Ríe] Creo que habría que diferenciar entre la política y quienes hoy en día forman parte de la política. La política en sí es buena, algo que deberíamos fomentar e incluso enseñar. Las personas que viven de la política la desvirtúan, eso sí. A mi modo de ver, y sin rehuir la pregunta, es Lorenzo Vidal de la Peña el que deja la política.

En realidad, se hace política desde otros muchos ámbitos: Llegó a la política institucional desde la empresa privada y tras una etapa con una enorme visibilidad al frente de la patronal cántabra. A la vista del resultado, ¿fue un error dar ese paso?

No, no, no, no. Yo no me arrepiento de nada. Hago muchas cosas y solo cabría arrepentirse de las que no haga. Di ese paso y no me arrepiento. He aprendido mucho, y ya solo por eso, por lo que he aprendido, bueno y malo, me vale y me motiva. Di un paso más allá porque creí, y sigo creyendo, que el Parlamento y la vida parlamentaria son importantes y debieran serlo mucho más de lo que son en la actualidad para el ciudadano, y sin embargo, lo que en estos momentos ocurre no es lo más apropiado ni lo mejor para el desarrollo.

¿Cree que era más útil haciendo lobby a favor de los empresarios y ejerciendo como ‘Pepito Grillo’ del Gobierno que en su labor de oposición parlamentaria?

[Ríe] En primer lugar, lo de hacer de ‘Pepito Grillo’... uf, no sé...

¿No se siente identificado con el personaje? ¿No fue ese su papel cuando era presidente de CEOE-Cepyme?

Sí, sí, lo sé, lo entiendo como algo positivo. Es nuestra labor, siempre. Hay que tener en cuenta que hicimos lo que hicimos entre todos los que conformamos aquel equipo en CEOE para posicionarla, en un momento y de una manera que entendimos que era la necesaria para la sociedad y para tener un diálogo natural con la representación de los trabajadores y con la participación del Gobierno, para generar más actividad y crear empleo en mejores condiciones. ¿Trasladarlo al Parlamento? Es difícil porque, lamentablemente, creo que el Parlamento no tiene hoy en día la fuerza de debería tener. Es el poder Ejecutivo, el Gobierno, el que centraliza todo el peso y la actividad a la hora de decidir. Volver a la sociedad civil conlleva volver a rearmarse, por qué no...

Yo creo en el debate y en la crítica constructiva, en el diálogo, y por tanto, en la diferencia de opiniones, y en los partidos, o al menos en el que he convivido, en el PP, el debate y el diálogo es muy relativo

Su fichaje fue anunciado a bombo y platillo en la precampaña electoral de 2019 pero no he encontrado demasiados mensajes públicos de apoyo de miembros de su partido tras anunciar su marcha. ¿Se va por la puerta de atrás del PP?

[Ríe] La verdad es que el mayor número de mensajes de apoyo y de cariño que he recibido son privados y proceden de todo el arco parlamentario, más que de mi propio partido... ¡Es curioso! [Ríe] Yo creo en el debate y en la crítica constructiva, en el diálogo, y por tanto, en la diferencia de opiniones, y en los partidos, o al menos en el que he convivido, en el PP, el debate y el diálogo es muy relativo. Aquí se trata de mantener lo que se diga, aunque sin haberlo dicho, porque ese es otro problema: la falta de directrices claras para que un equipo se maneje. Los problemas de liderazgo en el PP son más que evidentes.

¿Cree que no se ha corregido esta falta de liderazgo que ha denunciado en otras ocasiones a pesar de la cercanía de la cita electoral?

Entiendo que es algo muy subjetivo, la verdad. Creo que los problemas de liderazgo se dan en todos los partidos en estos momentos. Si tú quieres que te sigan, hay que tener un perfil, una capacidad y un conocimiento para armar equipos que sean incluso mejores que tú para que te doten de complementos que tú no tienes. Eso es lo que ocurre en la vida normal. Sin embargo, una de las cuestiones que me encuentro en la política es que los equipos que se crean generalmente son de gente de menor conocimiento que el tuyo para que no te hagan sombra... Lo que se acentúa en la política es la mediocridad, y eso es un problema. ¿Cómo vas a pretender liderar cuando no se establecen unas directrices y una estrategia o no mantienes un equipo formado e informado? Ocurre, hoy por hoy, en todos los partidos a nivel regional. Miguel Ángel Revilla, Pablo Zuloaga o María José Sáenz de Buruaga ejercen el liderazgo como lo ejercen: entre los suyos. Y sin hablar de Podemos, Izquierda Unida, Vox o Ciudadanos...

Fue nada menos que el número 2 de la lista electoral de María José Sáenz de Buruaga en 2019. ¿Cómo es actualmente su relación personal y política con la presidenta y candidata del PP cántabro?

No tengo ninguna relación.

¿Y cuándo se rompió esa relación? ¿Se produjo esa ruptura cuando dijo públicamente que el PP necesitaba un nuevo liderazgo?

No, fue mucho antes. Yo soy una persona que antes habla cara a cara y después en otros foros. No digo por ahí cosas que no haya dicho antes personalmente. Soy así, es mi forma de ser. ¿Cuándo se rompió la relación? [Piensa] Dejó de existir esa relación al poco tiempo de que comenzara la legislatura. No pasó mucho tiempo, en el primer año de legislatura, diría yo. Se dieron cuenta, de repente, de que yo tenía opinión propia, cuando siempre la he tenido y la he manifestado... He trabajado y me he sometido a un equipo con el fin de contribuir y participar, pero cuando desconoces las directrices, es francamente difícil.

Su perfil como presidente de CEOE-Cepyme Cantabria era muy cotizado en el momento en el que se incorporó a las listas del PP como 'fichaje estrella', utilizando el símil futbolístico. ¿Se ha sentido utilizado en ese sentido?

Por supuesto, somos todos utilizados por una razón o por otra. Y yo era consciente de que iba a ser utilizado para tener un rédito en votos, pero eso es lógico, normal y evidente. Pero a cambio, yo vine con un proyecto hecho y cocinado en el ámbito empresarial, con la participación de mucha gente, y vine a ofrecerlo al Parlamento, donde no me habían dejado participar como presidente de la patronal. Tal y como me dijo un día públicamente el presidente, Miguel Ángel Revilla: “Si quieres hablar aquí tienes que presentarte a las elecciones”. Vale, voy. Me presento. Y a cambio de ese uso de mi figura, yo pretendía desde dentro del Parlamento, con la colaboración indudable de todos, impulsar un proyecto que creía positivo para Cantabria, y que podría ser muy mejorable si el resto de las fuerzas políticas se implicaban.

Habla de ese Plan Cantabria 2030 que se cocinó en la CEOE...

Exacto. Que se cocinó en la CEOE porque fue imposible hacerlo a través del diálogo social con el Gobierno de Cantabria de aquel momento, pero en el que participaron todos, incluidos los sindicatos. Lo pusimos en bandeja a todo el mundo. Incluso, ofrecimos quitarle el nombre y la firma de la CEOE con el fin de que fuera un proyecto común, de toda la comunidad, con las modificaciones que fueran negociadas.

¿Y tampoco en el Partido Popular se valoró ese proyecto?

No, en absoluto. De hecho, en los primeros presupuestos que se establecieron para el año 2020 manifesté la posibilidad de incorporar en diferentes áreas y partidas algunas de esas propuestas, pero eso quedó en nada, lo diluyeron.

Dijo de la candidata del Partido Popular de Cantabria en una tribuna que “si el PP sigue retrasando la remodelación que debe llevarnos al Gobierno llegaremos tarde y no hay líder más inútil que el que llega tarde”. ¿Considera que ya no hay tiempo o cree que María José Sáenz de Buruaga tiene opciones de llegar al poder después de las elecciones del mes de mayo?

[Piensa] Puedo ver las posibilidades de un Partido Popular que coja la ola que venga de Madrid, del empuje que traiga la dirección nacional, y que le lleve a un poso de votos que sea importante, más allá de quién lidere aquí el PP.

En su mensaje de despedida ha dejado escrito: “La política ha demostrado en demasiadas ocasiones formar parte más del problema que de la solución”. ¿Tan grande ha sido la decepción?

No, no, no. Yo no estoy decepcionado, para nada. En absoluto estoy decepcionado por estos cuatro años. Puedo sentir cierta impotencia por no haber conseguido sacar adelante cosas, o haber conseguido aprobarlas por unanimidad como un Plan Industrial, por ejemplo, y que se hayan quedado sin hacer. Esa es mi impotencia, pero decepción no tengo ninguna. El problema que yo detecto en la política es de ir desacompasado en el tiempo, de no prever ni planificar. Que el Parlamento se adelante, que ponga las soluciones antes de que se produzcan los problemas. Aquí siempre se tratan cuestiones que ya han ocurrido, problemas que ya han pasado, pero nunca antes o en el momento en el que se producen. Se dilata en el tiempo por los procedimientos y, cuando se aborda, es tarde. Deberíamos trabajar con más previsión. Nos hemos acostumbrado todos, y hablo de los parlamentarios, pero también de los medios o de la sociedad civil en general, a reaccionar a lo que ocurre más que a poner en común el análisis de lo que puede pasar para adelantarse.

¿Considera que hubiera sido más útil desde el lado del Ejecutivo que en el Legislativo? Es decir, formando parte del Gobierno y no de la oposición...

Sin duda. Lo tengo claro. En la oposición hay poco margen de actuación por cómo están las cosas, pero debería ser fundamental para gobernar. Pero aquí quien gobierna utiliza el rodillo e impone su criterio. Lo han hecho todos. Creo que es necesaria una mayor transversalidad para llegar a acuerdos y resolver cuestiones urgentes. Hay problemas de la gente, como la vivienda, a los que nunca se ofrecen soluciones.

¿Eso sería posible con otro tipo de alianzas parlamentarias? ¿No se penaliza demasiado la discrepancia interna?

¡Y tanto que se penaliza! Dígamelo a mí... [Ríe] Tienes que votar con el partido. Puedes estar en desacuerdo, pero está mal visto que votes fuera de lo que se llama la ‘disciplina de partido’, aunque tu opinión sea contraria. Es más, no puedes ni opinar. Yo eso no lo entiendo, no lo concibo.

¿Le ha ocurrido? ¿Ha votado en contra de su opinión personal por seguir la disciplina de partido?

Sí, pero no te voy a decir en qué... Lo he dicho en privado, donde tenía que decirlo, otra cosa es que tuviera que asumir el voto de mi grupo.

¿Y eso no le ha hecho pensar a lo largo de la legislatura: me voy a mi casa, vuelvo a mi empresa, recupero mi vida?

Eso lo he pensado en diferentes momentos y en diferentes circunstancias, sin ninguna duda y sin ningún rubor. Pero tienes una responsabilidad. ¿Te presentas, te votan y te vas? Esto no es así. Tienes una obligación, una responsabilidad, no ante quien te ha propuesto, que agradezco la oferta y la posibilidad de haber estado aquí, sino del ciudadano que ha votado. Hay gente que con mi fichaje, como decías antes, ha votado al Partido Popular. Yo tengo la obligación moral de estar aquí hasta el último minuto, y eso lo que voy a hacer, a pesar incluso de alguno de los míos. Estaré aquí hasta el último día, trabajando, como hago cada día.

¿Tiene claro su voto para el próximo 28 de mayo?

[Ríe]. Sí. Y tampoco no te lo voy a decir... [Ríe]. En mi casa nadie conoce el voto de nadie. El que quiera, que lo comparta, pero siempre he propiciado la libertad de voto y el respeto a todos.

Quería que todo el mundo supiera de mi mano y por mi boca que no, que mi participación acaba tras las elecciones y termino en política en esta legislatura. Para todas las siglas

Antes de incorporarse a las listas del Partido Popular en 2019 es público y notorio que tuvo ofertas de otros partidos para incorporarse a diferentes candidaturas. ¿Se plantea dar el salto a otras siglas o su etapa dentro de la política institucional se cierra aquí?

Precisamente, el envío de una nota de prensa anunciando que dejaba la política era para cortar todos los rumores que estaba habiendo en relación a que pudiera ir en listas de esto u otro partido. Quería que todo el mundo supiera de mi mano y por mi boca que no, que mi participación acaba tras las elecciones y termino en política en esta legislatura. Para todas las siglas.

También dijo en esa despedida que cualquier aportación que pueda hacer para fomentar la actividad económica en Cantabria será más eficaz desde la sociedad civil que desde cualquier ámbito institucional. ¿Cuáles son sus planes a partir de ahora?

Hoy sí, sin lugar a dudas. Soy más útil fuera. No tengo prefijado un plan de actuación para mi futuro, más allá de volver a mis empresas y recuperar la posición. Es evidente que en estos casi diez años que he estado entre política y asociacionismo empresarial los demás han corrido mucho y mi grupo se ha quedado un poco estancado. Tengo que hacer porque eso se recupere, se regenere, y volvamos a liderar un sector que además está viviendo un cambio absoluto. En los últimos años, ha cambiado todo, a nivel económico y social. La estabilidad no existe, prácticamente, y estamos todos pendientes de esa nueva situación que nos puede cambiar el paso. Tenemos que estar preparados. Es un momento muy difícil y complicado, pero como siempre en estas ocasiones, hay oportunidades.

Ahora que está de salida del mundo de la política, en la que todo suele ser o blanco o negro y cuesta diferenciar los matices, ¿cuál es su diagnóstico de la situación económica de Cantabria y España de cara al futuro?

Voy a empezar siendo bastante rotundo: la política hoy no se entera de lo que le está pasando al ciudadano, desgraciadamente. No nos engañemos, mientras la parte política habla de lo bien que va todo, el ciudadano que se pare a pensar sabe que le está subiendo la hipoteca, o si está de alquiler no sabe cómo va a poder pagarlo, que va al supermercado y le cuesta todo más, el colegio de los niños, dónde aparca, que le hablan de recuperar el mundo rural y luchar contra la despoblación y si vives fuera no tienes infraestructuras o redes de comunicación adecuadas... El que quiere hacer un proyecto de vida actualmente lo tiene complicado. Hablamos de un salario mínimo interprofesional que mientras se sube, se queda corto. Eso es así, es real. Pero el que lo paga, lo tiene difícil para pagarlo porque su actividad no le está siendo rentable por los costes profesionales o de producción. Hay que pararse todos un poco y pensar qué vamos a hacer. Así es lógico que vivamos en una inestabilidad y en una falta de credibilidad del sistema. ¿Emigras? ¿Te vas? ¿Y a dónde? En nuestro caso, estamos en una comunidad autónoma con unas potencialidades enormes si simplemente diagnosticáramos qué es lo que tenemos y decidiéramos a dónde queremos llegar para que los nuestros puedan vivir dignamente sin tenerse que irse a otro lado. Si nos pusiéramos de acuerdo, sería más sencillo. Deberíamos trabajar juntos pensando en el futuro, independientemente de la ideología y el posicionamiento político coyuntural. Sé que es un mensaje un poco utópico, pero deberíamos aspirar a eso. Solo requiere diálogo y un poco de generosidad.

Por incidir en esa transversalidad que defiende, ¿algún acierto o algún proyecto especialmente relevante que reconozca al actual Gobierno de Cantabria?

[Piensa] Hay que reconocer que le ha tocado un tiempo muy complejo, eso es evidente. Quizás eso que estaba explicando antes se pudo ver momentáneamente durante la pandemia. Se pudo hacer mejor o peor, pero creo que todos estuvimos por la labor de colaborar. Sin embargo, en cuanto decayó, cada uno ha ido a lo suyo otra vez... Si hubiéramos aprendido algo, lo aplicaríamos ahora. Pero hemos salido otra vez como cohetes cada uno hacia un lado. Durante la pandemia creo que se trabajó conjuntamente para que esto saliera adelante. Durante un momento, se puso por delante el interés común.

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