“Es imposible sentirse satisfecho y orgulloso con la situación de Cantabria”
“La política tiene que estar en los bares, en las casas o en las universidades y eso no tiene que generar rupturas”. Así de contundente arranca la conversación con Verónica Ordóñez, portavoz parlamentaria de Podemos Cantabria, que hace balance de lo conseguido por la formación morada en este casi año y medio que ha transcurrido de legislatura con un punto de autocrítica: “Es imposible sentirse satisfecho y orgulloso con la situación actual de Cantabria”, reconoce.
Esta politóloga de formación, experta en procesos de democracia participativa, reivindica el papel de los movimientos sociales y de las plataformas ciudadanas y considera que la sociedad debe mantenerse movilizada para no caer en el desánimo. “Podemos ha venido para quedarse y puede cambiar la dinámica política en España. Tenemos un reto histórico por delante”, subraya la diputada castreña, que defiende que su partido ha conseguido superar la crisis interna que les llevó al borde de la ruptura “con profesionalidad, trabajo y responsabilidad”.
¿Qué es lo más importante que ha conseguido Podemos desde que llegó al Parlamento de Cantabria?
Me siento especialmente orgullosa de la Ley de Realojo y Retorno. Ha sido el gran hito para nosotros, no solo por lo que se ha conseguido, que es una garantía fundamental que necesitaban de manera urgente vecinos y vecinas de Santander, pero que en este momento en el que muchos ayuntamientos están empezando a desarrollar sus planeamientos urbanísticos será clave para todos los cántabros. Más allá del hito que supone la modificación de la Ley del Suelo, es muy importante la manera en que se ha desarrollado el proceso. El hecho de que hayan venido los propios vecinos a la ponencia y se les haya escuchado de viva voz ha sido una forma de cambiar la dinámica política y el trabajo en esta comunidad autónoma.
¿Por qué considera tan importante el proceso en sí?
No nos podemos olvidar que en Cantabria no legisla el poder legislativo, lo hace el poder ejecutivo. Que la ley haya surgido del propio Parlamento, con aportaciones directas de los propios afectados, y que además dé una respuesta inmediata a un problema que tenían planteado, es muy importante para nosotros.
¿No supone una contracción que esta norma se haya pactado con el Partido Popular, al que acusan de haber generado los problemas que intenta paliar esta modificación legislativa?
Nosotros desde el primer momento dijimos que a quien nos debíamos era a los ciudadanos y ciudadanas, que estábamos dispuestos a trabajar con cualquiera siempre y cuando el objetivo final, el resultado del trabajo, fuera el que los vecinos necesitasen. En este sentido, no ha sido un trabajo fácil y lo hemos dicho muchas veces, pero ha habido una gran predisposición por parte de los otros grupos para trabajar con nosotros. Hemos argumentado jurídicamente cada una de las enmiendas que planteábamos, las hemos discutido hasta la última coma, y creo que ha salido un texto que da una respuesta y una garantía de derechos fundamental.
¿Le ha cambiado mucho la perspectiva en estos meses como diputada?
Sí. Comparto plenamente lo que viene explicando Pablo Iglesias. Es cierto que cuando nosotros entramos en la dinámica institucional, metemos tantas horas de trabajo en las instituciones que ese pie que teníamos en la calle se pierde un poco. Se hace mucho más importante tener una relación directa y tener a la sociedad movilizada. Desde que Podemos existe, se había producido un bajón de los movimientos y de las reclamaciones en la calle. Creo que es deber nuestro decirles que no, que nosotros estamos aquí pero que ellos tienen que seguir haciendo su trabajo, porque sin su trabajo, el nuestro no tiene sentido.
¿Es cierto entonces que el trabajo institucional aleja a los representantes políticos de los ciudadanos?
Los aleja porque, por ejemplo, mi rutina de trabajo durante este último año y medio ha sido de una media de 12 o 14 horas diarias, fines de semana incluidos. Para mí es un esfuerzo seguir pasando por el círculo, aunque intento hacerlo una o dos veces por semana, pero es cierto que no tienes tiempo para estar en todas partes. Nosotros nos tomamos el trabajo en serio. Cualquier persona que venga al Parlamento verá que los diputados de Podemos siempre o casi siempre estamos aquí, y cuando no estamos aquí es porque estamos en alguna actividad relacionada con nuestro trabajo. Sin embargo, hay muchos diputados que no vienen al Parlamento, y no vienen porque son alcaldes o alcaldesas, o concejales o concejales, y priorizan sus trabajos municipales. Es decir, que no trabajan para la Cámara para la que han sido elegidos como representantes.
¿Y cómo cree que se puede invertir esa dinámica?
Nosotros tenemos que aprender a salir, tenemos que volver a la calle. Lo legislativo es fundamental, pero estar con la gente, escucharles directamente, que te traigan continuamente sus propuestas es imprescindible. Y hay otra cosa: los políticos podemos estar mejor o peor preparados, que hay mucha gente dentro del ejercicio de la política que no está preparada, pero no somos dioses, ni tenemos la razón absoluta, ni somos perfectos, ni vivimos todas las realidades. En ese sentido, si queremos desarrollar leyes, si queremos desarrollar políticas por el interés de todos, es imprescindible que la gente que tiene problemas y necesidades te los cuente. Y que no lo haga en una carta o en un mail, que venga y sientas esa empatía con la persona que está sufriendo y necesita tu ayuda. No nos podemos olvidar que los movimientos sociales o las plataformas ciudadanas tienen verdaderos expertos en diferentes materias que llevan años trabajando. Ese trabajo hay que ponerlo en valor, hay que reivindicarlo y asumirlo como propio.
Y desde una perspectiva más personal, ¿el trabajo diario le ha hecho más realista o sigue viendo los mismos problemas que antes?
No, en todo caso me ha hecho más visceral. Me pone de más mala leche, porque te das cuenta de que los procedimientos son excesivamente burocráticos y muchas veces a propósito. Deberíamos trabajar en simplificar los trámites y reducir los plazos. Hay que agilizar la administración pública, porque los ciudadanos no pueden esperar años porque los tiempos sean los que son. Claro que te enfada, no te acostumbras a ello. Eres más consciente de lo necesario que es tener una mayoría más amplia para cambiar las cosas.
¿Podemos está preparado para ser algo más que oposición?
Por supuesto. Durante este año y medio hemos trabajado mucho con las personas en esta comunidad autónoma que saben de los problemas de los cántabros. Trabajamos con ellos y por ellos. Eso enriquece mucho más nuestro trabajo, porque no solamente es el trabajo de Podemos, sino que es toda la sinergia y la actividad de los movimientos sociales la que se ve reflejada. Si trabajamos con la gente, si escuchamos a la calle, podemos aportar muchas cosas. Bien distinto es si solo quieres escuchar a una parte, si solo respondes a unos determinados intereses.
Hablando de esos intereses, hubo diputados que reconocieron presiones cuando estaban estudiando la modificación de la Ley del Suelo. ¿Le constan?
Por nuestra parte, no ha habido de ningún tipo, ni del Gobierno ni de agentes externos a la vida política. Yo creo que eso entronca con la forma en la que trabajamos nosotros. Saben que solo nos debemos a lo que la ciudadanía nos pide.
Los votos de Podemos en el Parlamento han sido decisivos en muchas ocasiones a lo largo de esta legislatura. ¿Se ha conseguido lo suficiente como para estar satisfechos?
Mientras Cantabria mantenga a un 40% de su población con ingresos inferiores al salario mínimo, o no tenga ningún ingreso, mientras el 25% de los ciudadanos de esta comunidad autónoma esté en riesgo de pobreza o exclusión social, no podremos estar satisfechos. Es imposible sentirse satisfecho y orgulloso con la situación actual de Cantabria. Es verdad que, en cierto modo, reivindicamos que siendo tres diputados hemos conseguido bastantes cosas. Nunca las suficientes, claro. Seguiremos en este camino.
¿Están dispuestos a perder esa capacidad de influencia en favor de otros grupos manteniendo la exigencia de la destitución de Salvador Blanco al frente de Sodercan para sentarse a negociar los próximos presupuestos?
Esa no es una renuncia que tengamos que hacer nosotros, sino la renuncia que debería hacer un Gobierno que tiene información sobre la mala gestión de esta persona. No ha sido Podemos, no hemos creado nosotros esa literatura, sino que son organismos oficiales, son jueces, son interventores… Es documentación oficial y la irresponsabilidad es del Gobierno en todo caso. Es un Gobierno que no quiere ser progresista, que no quiere trabajar para la mayoría, que sigue protegiendo a determinadas personas por otro tipo de intereses. No estoy de acuerdo en que quieran encerrarnos en ese marco.
¿Qué deberían incluir las cuentas públicas de 2017 para que cuenten con el visto bueno de Podemos?
Nosotros ya hemos dicho lo que vamos a pedirle a este presupuesto: le vamos a pedir un plan industrial que no sean cuatro palabras al viento y que venga dotado económicamente. No queremos papeles mojados. Por otro lado, nosotros tenemos un acuerdo con el señor Revilla que lo hizo presidente. En la evaluación que hicimos de este pacto nos faltaba la reducción de los copagos y nos faltaba el aumento de la renta social básica. Eso está sin hacer y le vamos a exigir en este nuevo presupuesto que se incluyan esos dos puntos del acuerdo que no ha cumplido. Además de todo eso, vamos a trabajar por una mejora en el empleo, teniendo una especial mirada en las mujeres y en la población juvenil. Y todo esto debe estar enmarcado en una gestión pública responsable. Si nosotros pedimos a los ciudadanos que hagan un esfuerzo a través de sus impuestos para sostener unas políticas determinadas, no podemos consentir que ni un solo céntimo se malgaste. No tendría sentido. El dinero que las familias tenemos en nuestras casas, que tanto sudor nos cuesta, ¿lo dejaríamos en manos de una persona sobre la que hay pruebas tan claras de mala gestión como las que hay sobre Salvador Blanco? Yo creo que no, y nosotros no vamos a faltar a nuestra palabra con la gente.
¿Qué le parece esa querella interpuesta contra su compañero Julio Revuelta, el secretario general de su partido?
Obviamente es una demanda política. Han intentado amedrentarnos políticamente. Nosotros no hemos dicho nada que no se sostenga en base documental. Esa decisión suya de tomar represalias contra nuestro secretario general es un intento clarísimo de intentar achicarnos y de que dejemos de investigar. Saben dónde estamos llegando, saben que poco a poco vamos recabando más documentación y estamos cerrando el círculo de lo que ha pasado en Cantabria. No nos van a achicar. Nosotros dijimos que veníamos aquí a abrir puertas y ventanas y no vamos a renunciar a uno de los principios fundamentales por lo que llegamos a esta casa.
¿Esa fiscalización está en marcha en más direcciones al margen de Sodercan?
Hay que reconocer que somos un partido pequeño, que somos solo tres diputados, con una estructura muy nueva, y hasta ahora nos estamos centrando en Sodercan porque hay muchísima información. Hemos pedido y nos han llegado muchas auditorías de las que se han hecho desde 2007 hasta ahora y, según vayamos teniendo capacidad para asumir otros frentes de investigación, lo seguiremos haciendo. Ya hemos propuesto la comisión de investigación de Nestor Martin. A partir de enero, impulsaremos también la que se refiere a las obras de Valdecilla. Nuestro compromiso es seguir por esa línea. Lo que nos da un poco de rabia es que no sea el propio Gobierno de Cantabria el más interesado en investigar todo este tipo de cuestiones. Nosotros presentamos en septiembre de 2015 una Ley de Transparencia que pusimos al servicio del Ejecutivo, con el que nos ofrecimos a hablar. Creemos que es imprescindible, pero un año y dos meses después seguimos esperando a que el Gobierno devuelva ese texto al Parlamento. Fue la primera ley que nosotros trajimos y consideramos que es fundamental para hacer ese ejercicio de fiscalización.
¿Ve al Gobierno capaz de sacar adelante los presupuestos?
Es una cuestión de voluntad. Es un Gobierno que se ha denominado progresista, que dice que está con la gente. En sus manos está que se apruebe o no se apruebe. Revilla habla día sí y día también de lo importante que es trabajar con honradez, trabajar de manera clara, atender las necesidades de los ciudadanos. Simplemente tiene que cumplir con sus palabras en el presupuesto y, por nuestra parte, tendrá todas las posibilidades. También es cierto que llevamos mucho tiempo pidiendo sentarnos a hablar de este presupuesto y todavía no hemos tenido ninguna respuesta. Tenemos esperanzas, pero tenemos pocas certezas.
¿Se ha roto la luna de miel de Podemos con el Partido Regionalista de Cantabria una vez que se han celebrado las distintas citas electorales en España?
La relación no es mala en sí, pero nosotros no comulgamos con ruedas de molino. Solo le reclamamos al Gobierno que sean lo que dicen que son y que cumplan lo que prometen.
¿Se arrepienten de que ese pacto de investidura con el PRC dejara fuera al PSOE, que gestiona las carteras en las que más énfasis hace Podemos?
Desde un primer momento, para el PSOE hemos sido unos enemigos, no hemos sido alguien con quien colaborar. Hay que recordar que nuestro acuerdo con Miguel Ángel Revilla no fue un pacto de Gobierno, fue un acuerdo de investidura. Nosotros no avalamos el programa de Gobierno del PRC, sino que Miguel Ángel Revilla iba a ser mejor presidente que Ignacio Diego. Y en eso nos reivindicamos. Ignacio Diego hubiera sido nefasto para Cantabria. El Partido Socialista ha estado siempre cerrado a negociar con Podemos. Igual que ha ocurrido a nivel nacional, siempre han estado más cerca de Ciudadanos. Ha sido el PRC el que ha tensionado hacia las políticas que demandábamos y de ahí nuestra mejor relación. El PSOE sigue metido en una lógica que no es la actual. Sigue pensando en sus propios intereses. Para ellos es más importante que las cosas tengan su foto a que las cosas salgan. Con el PRC podemos llegar a un acuerdo o no, pero siempre nos han escuchado. Con el PSOE es imposible llegar a una interlocución de ese tipo porque están cerrados en banda. Se creen que lo que pedimos lo hacemos por motivos partidistas y no por mejorar esta comunidad autónoma.
La dinámica electoral del último año y medio ha afectado directamente a esas relaciones. ¿Ahora se puede rebajar el tono?
Está en su mano. Nosotros, cuando nos sentamos a negociar, exponemos nuestros argumentos y estamos dispuestos a llegar a llegar a acuerdos. Cuando el Partido Socialista esté dispuesto a debatir sobre políticas, nos tendrán cerca. Cualquier aportación que hemos hecho la han entendido siempre como una afrenta, como una crítica. No son capaces de ver que son críticas constructivas y que aquí estamos para trabajar por el bien común.
¿Qué méritos reconoce al bipartito?
Hay varias medidas, sobre todo en el ámbito sanitario y educativo, que comparto y aplaudo. Por un lado, la decisión de reconocer el derecho universal a la sanidad, que ahora mismo está denunciado por el Gobierno de España, pero que se sigue peleando desde la Consejería, para nosotros es buen hito, así como pagar el Sovaldi a todos los pacientes de hepatis C o la revisión que se está haciendo del contrato público-privado de Valdecilla. Obviamente, hay muchas carencias. Sanidad ha estado infradotada, pero hay unos esfuerzos y una voluntad para hacer bien las cosas. En Educación también, como el hecho de bajar las ratios, la recuperación de los profesores de las aulas de 2 años… Está habiendo esfuerzos que no los estamos viendo en la Consejería de Economía o que no los estamos viendo en la macroconsejería de la vicepresidenta. No podemos estar contentos con un consejero como Juan José Sota, que niega documentos que existen, que no responde a preguntas de grupos parlamentarios en el hemiciclo, no podemos estar contentos de haber hecho un convenio de basuras con Guipúzcoa por dinero… Hay cuestiones que no tienen sentido y tampoco deberían tenerlo para el PSOE.
¿Cuáles son los mayores puntos negros de este Ejecutivo?
En esta comunidad ha habido una tradición muy extendida de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. En ese sentido, el Puerto de Laredo es un drama, igual que la privatización del parking de Amestoy en Castro Urdiales. Tampoco estamos de acuerdo con el PSIR de Las Excavadas, que no tiene ningún sentido. Hay cuestiones que no se sostienen y que vienen de actuaciones del pasado que ahora les están estallando encima. Son malas prácticas que tienen habitualmente, como en Sodercan, con fragmentación de contratos, que se dan a amigos o a empresas concretas. Son procedimientos que nos han traído a la situación en la que estamos. Vamos a dejarnos de megalomanías y vamos a centrarnos en los problemas reales de la gente, que necesita proyectos a medio y corto plazo que nos puedan sacar del momento en el que estamos.
En cuanto a la situación de su partido, después de la elección de Julio Revuelta como máximo responsable, ¿se han pacificado las cosas?
Es que con Julio no podía ser de otra forma… No solo lo tengo en la estima que se merece, porque es una gran persona y un gran profesional, sino que tiene todas las capacidades necesarias para que un secretario general dirija un partido. Eso se ha notado en la reducción de las tensiones internas del partido. Julio es una persona que escucha, es una persona que dirige, pero sin mandar, sin ordenar, sin imponer. Es la persona que necesitaba esta organización para cohesionarse. Otro de los procesos importantes que hemos tenido ha sido el salir hacia afuera, el volver a los círculos, el volver a escuchar a todos, el mantener encuentros con las organizaciones… Durante un tiempo estuvimos metidos en dinámicas internas, en primarias, y eso a todos los partidos nos genera fracturas. Yo no creo que en Podemos haya habido más discusión interna que en otros partidos, solo que nosotros los gestionamos de forma diferente. Explicamos todo lo que pasa, pero además ha habido ciertos medios de comunicación que han estado especialmente interesados en nuestros problemas internos obviando lo que tienen el resto de partidos en la comunidad autónoma. Lo cierto es que desde la elección de Julio se ha abierto una nueva etapa que se nota también en el trabajo parlamentario. Está funcionando todo de forma más fluida, con propuestas más trabajadas, con un Consejo Ciudadano y unos círculos que están colaborando mucho con nosotros.
El enfrentamiento entre los tres diputados de Podemos fue público y notorio y alcanzó cotas muy altas de discusión. ¿Cómo han superado eso?
Ha habido un trabajo muy intenso por parte de los tres diputados para entender que esto es una responsabilidad inmensa. Lo teníamos claro hasta en los momentos más álgidos de enfrentamiento que esto no se podía caer, porque una cuestión es la discusión interna en el partido y otra la vida parlamentaria. Que el grupo parlamentario fallara era fallar a todos los miles y miles de votantes que habían confiado en nosotros. Ha habido momentos complicados, pero hemos sido responsables en nuestra labor parlamentaria, hasta el punto de que la relación actualmente es sana y cordial. Hemos conseguido superar el bache de lo político con profesionalidad, trabajo y responsabilidad.
¿Esas diferencias que han quedado aparcadas pueden volver a ser latentes en el momento en el que haya que hablar de nuevo de estrategia y de organización interna?
Todos en Podemos compartimos los programas electorales y todos queremos llegar al mismo sitio, pero como en cualquier organización política, siempre hay debate sobre la forma que es mejor hacerlo, el mejor camino para llegar. Son procesos que debemos aprender a afrontar con normalidad. Lo político no puede trascender a lo personal. Hace falta mucha pedagogía. La política tiene que estar en los bares, en las casas, en las universidades, y eso no tiene que generar rupturas.
Mencionaba el papel de los medios de comunicación como altavoz de los conflictos internos de Podemos, una idea que ha mantenido habitualmente Pablo Iglesias y que se convirtió en el argumento principal de defensa en el reciente caso de Ramón Espinar. ¿No falta autocrítica en Podemos, que ve al enemigo siempre fuera de casa?
Yo creo que ser transparentes y hacer política de forma distinta es un proceso duro y no se consigue de hoy para mañana. Por el camino, los comentarios que se hacen duelen y afectan. Recibimos ataques personales muy duros. Son procesos dolorosos para personas que no nos habíamos dedicado nunca a la política y que no éramos personajes públicos. Nos afectan a nosotros y afectan a nuestras familias. Yo prohibí a mi pobre madre mirar los medios de comunicación cuando había problemas, porque todo eso transciende. A mí me duele muchísimo que la noticia sea que Ramón Espinar no pudo pagar un piso en lugar de que Ansón diga que el CNI tiene un dossier contra Pablo Iglesias para utilizarlo cuando llegue el momento. Tenemos que aprender a mirar el peso de las noticias. Siempre que hay un problema muy gordo, y eso es una dinámica general en los medios de comunicación estatales, utilizan a Podemos para tapar circunstancias mucho más graves que afectan a la vida de las personas. Hablamos de Ramón Espinar, pero nos olvidamos de que el hijo de Ana Botella y José María Aznar vendió pisos sociales a fondos buitre. Vamos a medir las dos situaciones y vamos a comprobar una determinada intencionalidad. Escuchábamos a Pedro Sánchez decir cómo se le había presionado desde el Grupo Prisa para no negociar con Podemos. Eso entra dentro de la lógica que estoy comentando.
Vistos sus argumentos, entiendo que es más partidaria de la posición de Pablo Iglesias que de Íñigo Errejón en la forma de convertir a Podemos en un partido ganador…
Te puede sonar a que intento escaquearme, pero no es mi intención. Te garantizo que, con la carga de trabajo que tengo en Cantabria, no estoy siguiendo los procesos nacionales. Mi objetivo, y por lo que yo me presenté, es para mejorar la situación de esta comunidad autónoma. Cuando tuvimos ese debate en Cantabria, yo me posicioné claramente. Ahora no soy capaz de entrar en esa lógica. Yo creo que tenemos que estar más cerca de la gente, trabajando dentro de los movimientos sociales, pero porque yo soy técnico de participación ciudadana de formación, y yo no creo en una política que no esté con las personas. Cuando llegue el momento, trataré de aportar mi punto de vista desde una responsabilidad de militante, no como diputada o miembro del Consejo Ciudadanos de Cantabria. Creo que es una obligación de las personas participar en la vida política. Soy de las que creo que Podemos ha venido para quedarse y puede cambiar la dinámica política en España. Tenemos un reto histórico por delante que va a afectar al resto del mundo.