“No vamos a permitir que el Gobierno guarde en un cajón el Plan Cantabria 2030”
Lorenzo Vidal de la Peña seguirá al frente de CEOE-Cepyme durante los próximos cuatro años. En su camino para la reelección no ha encontrado rival. Al contrario, ha obtenido 48 de los 49 avales posibles, lo que refuerza su liderazgo dentro de la patronal y le deja las manos libres para sacar adelante y reivindicar con fuerza el proyecto estrella que tiene entre manos el empresariado cántabro: el 'Plan Cantabria 2030', con el que pretenden marcar una hoja de ruta que sirva para potenciar realmente el tejido empresarial e industrial de la Comunidad.
Su reelección ha sido casi por aclamación. Sorprende en una organización acostumbrada a las disputas internas.
Aclamación suena un poco… yo diría que por unanimidad. La verdad es que no estamos acostumbrados a que esto ocurra, ni aquí ni en ningún lado. Uno de los objetivos importantes que teníamos en esta primera legislatura era conseguir esa unidad y este resultado supone la constatación de que lo hemos cumplido y de que todos estamos a una para sacar adelante lo que nos importa, que es la empresa con todo lo que ello supone.
¿Qué diferencias se plantea entre este nuevo mandato y el anterior en cuanto a los objetivos?
Lo importante es que es un momento diferente, por lo que no podemos aplicar ni los mismos proyectos ni los mismos objetivos. Esto que parece tan básico es algo que muchas veces se nos escapa. Ahora hemos renovado la ilusión. Cuando entramos lo primero que tuvimos que hacer fue un plan de viabilidad, nos cortaron la luz y el sistema informático justo al día siguiente de ser yo elegido… Cuando te encuentras con eso, evidentemente, las medidas a aplicar son muy distintas a las de hoy.
Sin desmerecer nada creo que se ha hecho un buen trabajo por parte de todos durante estos cuatro años. Nos autofinanciamos en una buena parte, salimos de los problemas económicos, hemos pagado todo, incluso la última de las liquidaciones. También implementamos un plan estratégico que nos ha servido para posicionar la organización en el lugar que creemos debe tener. Con lo cual, hoy estamos en una situación muy distinta y con unas ideas ya de futuro.
¿Cuáles son esos proyectos de futuro?
En breve haremos público el trabajo que venimos desarrollando durante el último año y en el que ha participado un montón de gente, todo aquel que ha querido, que es el ‘Plan Cantabria 2030’. Este plan, más que un objetivo a cumplir, es un propósito a iniciar. Me explico: queremos que sea un punto de partida para definir qué queremos que sea Cantabria. Por eso, es tan importante que sea participativo.
Estaba previsto que se presentara a finales de octubre, principios de noviembre. ¿Por qué se está retrasando?
Bueno, en todo momento hablábamos de esas fechas de primeros de noviembre. También hemos decidido adelantar nuestras elecciones con el fin de que sea un proyecto no de final de legislatura, sino de principio, con lo cual la fuerza con la que emprendes es muy distinta. Por otro lado, nos hemos encontrado con que mucha gente ha querido sumarse y seguimos trabajando en ello. Y ahora son momentos de precampaña electoral en la que no queremos inmiscuirnos con nuestro proyecto.
¿Cuál será la hoja de ruta una vez esté concluido?
Primero se lo presentamos a los nuestros, sin duda. Todos aquellos que han colaborado tienen que tener como retorno conocer de primera mano cuál ha sido el resultado. Pero, por otro lado, también se lo presentaremos al Gobierno porque entendemos que, evidentemente, sin inmiscuirnos en la gobernanza de la Comunidad, deben conocer nuestra visión de por dónde creemos que debe ir al menos el ámbito empresarial.
Como te digo, debemos buscar ese momento para hacerlo público sin inmiscuirnos en ningún acto preelectoral. Entendemos que es un proyecto para todos, lo hemos impulsado desde CEOE, está claro, pero es para todos y si hace falta quitaremos nuestras siglas.
¿Cuáles son esas líneas estratégicas?
Hasta que no se lo traslademos a quienes han colaborado no se lo facilitaremos a los medios.
¿Será este mes?
A mí me gustaría que fuera antes de que acabe el año, pero tampoco me importa si hay que retrasarlo un poco para que el momento sea más adecuado porque lo que nos importa es que el proyecto valga y sea bien acogido.
¿Qué recorrido puede tener esa hoja de ruta que plantearán para Cantabria si el Gobierno se queda fuera?
Yo diría que sería un pequeño choque de trenes. Si nosotros planteamos un proyecto con unas líneas hacia dónde debe ir la actividad económica por el bien de las empresas que representamos y el Gobierno decide que no le vale nada, pues sinceramente esto puede resultar un problema. Y no dio para quien, pero podría ser muy serio. Creo que somos todos lo suficientemente inteligentes como para escucharnos y ver las posibilidades de que esto sea realmente bueno para la Comunidad.
El cambio de modelo productivo es una especie de mantra que se viene repitiendo desde el comienzo de la crisis económica, pero más de una década después los datos señalan que el empleo todavía depende en buena parte de los servicios y el turismo. ¿Qué hace falta para que ese cambio sea una realidad?
Yo diría que personas con un mínimo de inteligencia. Las cosas están claras. Me da igual la postura ideológica con la que lo mires que todos coincidimos en lo mismo: es necesario un cambio estructural porque si no podemos estar abocados a tener otra vez un serio problema. Y no se trata de dar pinceladas, se trata de verdad de apostar por una estructura fuerte.
Hay que ponerse a trabajar con una hoja de ruta clara, que puede servir la nuestra de base. No tiene que ser aplicable al 100%, pero sí que podemos empezar a trabajar sobre esto y que, independientemente de quién esté en el poder, sigamos todos la misma dirección, porque lo que se plantea no es para una legislatura, no es para cuatro años. Además, un cambio así requiere generosidad, hay que ceder por parte de todos.
¿Cuál es el diagnóstico que hace del sector empresarial cántabro?
Nuestras empresas son pequeñas o micropequeñas, generalmente familiares. Es decir, han ido pasando de una generación a otra. En los últimos años muchos jóvenes han tenido la oportunidad de formarse fuera, lo cual es muy bueno, el problema es que no vuelvan, porque entonces los negocios irán muriendo.
Antes hablaba del turismo de Cantabria, eso es una entelequia. No es real. No nos aporta un valor añadido. El turismo nos da un empleo temporal y precario durante unos meses. Ese no es el empleo que queremos, no es el empleo que yo quiero para mí, ni para mi hijo.
Y con esos mimbres, ¿se puede competir con vecinos como el País Vasco y en un mundo globalizado?
Sí, por supuesto que sí. Lo primero que debemos hacer es definir qué es lo que somos y dónde estamos. Algo que no tiene nadie son nuestras coordenadas geográficas y hay que ver cómo lo aprovechamos. Tenemos una costa enorme que apenas utilizamos y que nos podría servir de conexión con el mundo, con un puerto que funciona, pero que es pequeño, de segunda o de tercera. Por otro lado, tenemos una industria más importante de lo que la gente se cree y, sin embargo, no la ayudamos en nada, ni se la potencia. Esto no quiere decir que haya que invertir dinero en ayudas. Lo que habría que hacer es facilitar, no ponerles trabas burocráticas.
Pero bueno, tampoco es un problema de quejarnos. Si partiéramos de la base de lo que tenemos y de lo que somos, estoy convencido de que podríamos desarrollarnos de una manera muy potente, sin necesidad de inventos. Pero claro, hay que contar con un mínimo de acuerdo entre nosotros, porque si cada uno piensa de una manera y cuando está tira para un lado…
Es inviable atraer inversión u otras empresas si no hay un mínimo de consenso. Se dan circunstancias como se han dado en Cataluña donde se han movido empresas y aquí no se ha hecho nada por favorecerlo. O la situación de Inglaterra con el Brexit. ¿Qué se ha hecho para atraer? Nada.
El ‘Plan Cantabria 2030’ nació en plena crítica por una iniciativa similar del Gobierno que usted calificó de insuficiente. Se le recriminó que sus opiniones tenían intereses partidistas. ¿Le tienta la política?
Nooo. A mí lo que me tienta es que tengamos un proyecto común de Comunidad. Yo sigo teniendo aquí mis empresas y sigo invirtiendo en ellas. Soy tercera generación y mi hijo, que está ya conmigo en la empresa, es cuarta y quiero que haya un proyecto de vida en Cantabria.
En cuanto a ese proyecto [el Gobierno] no lo hizo antes, sino cuando desde la patronal ya habíamos decidido empezar este plan. Y lo hicieron con el fin de obstaculizar, de “para qué vais a hacer vosotros algo si ya estamos nosotros en ello”. Mire, llevábamos tres años intentando que se hiciera y no conseguimos que eso ocurriera hasta que no vieron que nosotros lo iniciábamos por nuestra cuenta. Además, ese trabajo se ha hecho con unas determinadas condiciones y se licitó de una determinada manera… Que no digo que el documento sea malo, lo han hecho unos profesionales con unas determinadas condiciones.
Y le digo otra cosa: mientras hemos elaborado este proyecto hemos podido analizar todos los trabajos que se han realizado antes y los hay muy buenos, el problema es que se han guardado en un cajón. Esa primera fase de diagnóstico no hemos tenido que hacerla, es que ya estaba hecha. Ahora, cuando presentemos el resultado veremos si nos sumamos de verdad todos y se hacemos de ello un documento vivo y que no se guarde en un cajón, que es lo que no vamos a permitir.
¿Cree que logrará el consenso de todos los partidos?
Tenemos una excesiva fijación en los partidos políticos en esta Comunidad, en este país y en esta sociedad. Los partidos políticos están para lo que están y la sociedad civil, todos nosotros, deberíamos estar para hacer que se cumpla lo que nosotros determinamos. Creo que se nos ha olvidado que los partidos políticos están al servicio de la sociedad y no al revés, que es lo que parece.
Lo que queremos es que la sociedad civil conozca nuestro proyecto y después que el Gobierno decida si le puede resultar de utilidad lo que les proponemos. Y si no es así, veremos. Pero creo que ahí cabría una discusión. ¿Cuál es el espacio que debiera tener la sociedad civil y cuál el sistema político? Es un debate que deberíamos recuperar, porque parece que los tentáculos del sistema político nos han ocupado toda la superficie y nos han asfixiado, hasta el punto que ya nos da igual todo. La sociedad civil nos mantenemos absolutamente pasivas, hasta con cierta dejadez, y yo creo que llega un momento en que tenemos que recuperarnos porque si no esta Comunidad seguirá yendo hacia un agujero. Ni vacas vamos a tener. O hacemos algo por nosotros mismos o esto nos deja sumidos en la nada y envejeciendo los que aquí quedemos.
Es pesimista.
No quiero parecer pesimista, pero es la realidad. O le damos una vuelta a esto o se desparrama. Y vamos por ese el camino. Llegamos a un sistema en el que tendremos de presidente a alguien con setenta y muchos años, en el final de su etapa, donde etcétera, etcétera. Mira no, porque necesitamos un sistema que mire por nosotros a futuro, pero con fuerza, no para finalizar, no porque la última ilusión que tenía era ganar… Oiga, disculpe, me parece muy bien sus ilusiones y respeto su edad y su recorrido, pero coño, que los demás también vivimos.
La legislatura está a punto de concluir, ¿qué balance hace de estos cuatro años de Gobierno?
(Piensa). Yo diría que ha sido un paréntesis porque si realmente pensamos en algún proyecto a mí no se me ocurre. Yo creo que ha sido una oportunidad perdida.
¿Por qué?
Porque ha sido un periodo de crecimiento desde las empresas, porque no nos equivoquemos, quienes han producido el desarrollo económico son las empresas, no ha sido el Gobierno con sus medidas. En absoluto han participado en nada de ello. En un periodo de crecimiento como este podría haber sido mucho mayor si se hubieran aplicado políticas adecuadas.
Desde el Gobierno siempre recalcan que Cantabria crece por encima de la media.
Bien, pero lo que no dicen es qué hacen para ello, porque a mí no se me ocurre nada. Cantabria crece porque tiene un tejido empresarial fuerte, porque tiene unos empresarios muy capaces y porque vienen creyendo en su futuro, por lo cual se genera inversión. Pero, ¿qué inversión se ha traído desde fuera?, ¿qué proyectos se han puesto en marcha? Ninguno. ¿Qué inversiones hay en este presupuesto último que nos acaban de presentar? Una porquería. En inversión productiva 170 millones de 2.800. Y, sin embargo, han empezado su discurso preelectoral hablando de potenciar la industria. Lo que dice el presupuesto es que aquí de lo que se trata es de aplicar al gasto social que es lo que más rédito electoral da.
Usted recortaría dinero de las partidas sociales para incluirlo en Industria.
No, yo lo que haría sería gestionar mejor el gasto. Lo que procuraría es que la inversión productiva fuese más fuerte para que con esos réditos luego el gasto social pudiera ser mayor. ¿Qué gestión está haciendo nuestra Consejería de Industria? ¿Qué está haciendo la Sociedad Regional para el Desarrollo? Lo último que he escuchado es que van a hacer un plan para mejorar su imagen. Vamos a ver… Y la sociedad lo acepta. Aquí nadie dice nada. Va siendo hora de que hagamos esa crítica de forma constructiva. Si no, nos vamos a encontrar con que cada vez en lugar de ser el 1% del PIB estatal vamos a ser el 0,8%, y luego el 0,7, y después el 0,6… ¿Y podemos seguir creyendo que podemos dedicarnos al turismo? ¿Que siga saliendo nuestro presidente quejándose de que si han dicho que va a hacer bueno o malo este fin de semana? Yo creo que no es serio. El valor añadido lo da la industria, la gente trabajando, una continuidad en la producción, lo da la empresa.
Es muy crítico con el Gobierno. Imagino que no tendrá muchos amigos en Peña Herbosa.
Soy crítico, pero constructivo. Abro las puertas, trabajamos en un proyecto… ¿Cuántos han venido a sumarse de ellos? Al tener conocimiento, ¿qué han hecho? ¿Han ido a hacer el suyo para poder ponerlo en frente? Los que estamos aquí no cobramos, ni buscamos fotos. Yo tengo mi empresa, vivo de lo mío. Lo que quiero es trabajar y que tengan empleo los que vengan detrás, y que me merezca la pena invertir.