“Cantabria es una potencia sin explotar”
Lorenzo Vidal de la Peña cumplió el pasado 14 de enero su primer año al frente de CEOE-Cepyme Cantabria, una organización marcada por los escándalos y las sospechas de corrupción, que trata de recuperar la normalidad después de una etapa muy convulsa. “Ya me atrevo a decir con orgullo que soy el presidente”, reconoce este empresario de la industria del automóvil, que asegura haber aprendido mucho en el últimos doce meses. “El reto era difícil, pero creo que estamos cumpliendo con los objetivos”, subraya. Entre sus prioridades están el saneamiento económico de la institución para recuperar la independencia con respecto a los poderes políticos, el impulso del diálogo social con sindicatos y Administración y el diseño de una hoja de ruta que permita saber “qué queremos ser de mayores”.
¿Cómo ha sido su primer año al frente de CEOE-Cepyme Cantabria?
El balance es muy positivo. El año 2015 ha estado cargado de acontecimientos importantes, pero sobre todo nos ha servido para asentar las bases de CEOE. Hemos podido atajar el primer problema que tuvimos de forma inicial, que fue el económico. Nos lo encontramos nada más llegar y diseñamos un plan de viabilidad que permanecerá durante los próximos tres años. Hemos superado la parte dura, el trabajo más ingrato. Ahora debemos seguir cumpliendo los objetivos. En la parte organizativa, tenemos una hoja de ruta clara. Estamos sentando las bases de la organización que queremos hacer entre todos.
Me decía hace un año, en una de las primeras entrevistas que concedió como presidente de la patronal cántabra, que sin independencia económica era imposible tener voz propia. ¿Esta tarea se ha conseguido?en una de las primeras entrevistas que concedió como presidente de la patronal cántabra
No, no. Ni mucho menos. Ese es el objetivo prioritario y fundamental a largo plazo. A corto, lo primero que debíamos garantizar era la propia subsistencia. En 2017 queremos tener una autonomía financiera del 70%. ¿En qué situación nos encontramos ahora mismo? Veníamos de un 15 y estamos en un 40. Hemos pasado la parte dura. Hay que dotar a la organización del valor que otorgue a los socios pertenecer a CEOE para que tengan un retorno positivo.
¿Queda lejos entonces el fantasma de la refundación de la que tanto se ha hablado?
Lo que pretendemos, precisamente, es que no sea necesario. Queremos cumplir con el fin último de esta organización, que no es otro que el de representar a todos los empresarios de Cantabria.
¿Ha habido muchas sorpresas a lo largo de este año?
Sí, sin duda. Había cosas que desconocíamos y situaciones que cuya solución se había pospuesto porque no había una dirección.
¿Algún ejemplo?
Sobre todo problemas que en anteriores etapas no se afrontaron. Yo prefiero trazar una línea con lo que había antes. Solo soy responsable de lo que he hecho desde que llegué. Y parte de mi responsabilidad es solucionar los problemas que tenía la organización. No voy a entrar en detalles de hechos concretos o situaciones que nos hubiera gustado no haber tenido que encontrar.
¿Y cuál es la hoja de ruta para los próximos años?
Hemos tenido que adaptar la organización a la realidad del momento en el que vivimos. Tenemos un plan consensuado con todo aquel que ha querido participar en el mismo. Tenemos una región en donde el 98% somos PYMES. Cabe hacer una diferenciación entre los grandes, que tienen su propia capacidad de movimiento, y los pequeños, que no la hemos tenido o no hemos sabido cómo tenerla. CEOE debe ser la herramienta para unirnos y actuar como puente con la Administración y con los sindicatos. También para trabajar dentro de los sectores específicos de forma consensuada. Sin participar, meramente como punto de encuentro. Cada organización ha intentado solucionar sus problemas como buenamente ha podido y ahora intentamos aunar fuerzas para que tengamos mejores resultados entre todos. Es un trabajo pendiente de Cantabria el poder unir a las PYMES.
Habla de ese tejido empresarial de Cantabria muy singular, con un gran porcentaje de PYMES. ¿Son compatibles los intereses de los pequeños empresarios y las grandes empresas?
Sí, claro. Hay muchos objetivos comunes. Si hablamos de la posibilidad que tiene un gran empresa en su acercamiento a la Administración, pues no. Igual que no tienen acceso a las ayudas europeos a un mercado mucho más global. En muchos casos, incluso desconocen sus posibilidades. También nos habíamos propuesto relanzar el diálogo con los sindicatos y el Gobierno, reabrir un espacio para el diálogo social que era inexistente en los últimos años.
Estaba pensando en un sector específico como el comercio, donde parece evidente que los intereses de las grandes superficies y de los pequeños comercios son casi antagónicos. ¿Cómo se puede hacer convivir eso dentro de una organización?
Creando el espacio para que se lleguen a acuerdos. Los medios de comunicación no pueden ser el lugar de discusión. Antes debe de haber un lugar común como es CEOE donde se puede debatir y negociar antes de dirigirnos a la Administración o a los sindicatos. Estamos faltos del conocimiento para dialogar. ¿No somos capaces de trabajar de forma conjunta? Hay más cosas que nos unen de las que nos diferencian, sobre todo como empresarios, porque todos tenemos el mismo objetivo: que nuestra cuenta de resultados sea positiva. Vamos a ver cómo lo hacemos. Las bases están en el diálogo y la colaboración, pero creo que el entorno es el adecuado, por la diversidad que tenemos tanto en lo político como en lo social.
Lo que sí han conseguido en el último año que las discrepancias internas, al menos, no sean públicas salvo casos muy puntuales. ¿Hablamos ya de una pacificación después de una etapa anterior muy convulsa en el seno de CEOE?
Yo trazo la línea con el pasado, pero entiendo que una organización como la nuestra debería ser invisible. Toda la visibilidad lo deben tener las empresas, los sectores. Partiendo de esa premisa, no entiendo que la organización salga en los medios. Es tan sencillo...
¿Se está consiguiendo eso?
Yo creo que sí, salvo alguna situación muy puntual que viene heredada. Se está consiguiendo, creo que sí.
Ese episodio que mencionaba antes, esa polémica que surgió por el cese de Antonio Fernández Rincón, ¿está completamente solucionado ahora mismo?
Completamente. Se procedió a una sustitución, hubo que reconsiderarlo y cambiarlo. No pasa nada, ya está. Igual que otros muchas cosas. Si algo mantenemos es la cordura y la sensatez. Solo queremos lo más conveniente para la organización, sin personalismos de ningún tipo. Si ese cese causaba problemas, se reconsidera.
¿Considera que tiene el apoyo de la Junta Directiva o ha sentido en algún momento la soledad del cargo?
Apoyo total, por supuesto. Considero que es así, que estamos funcionando muy bien con las soluciones que vamos planteando. Se toman muchas decisiones y yo de hacer muchas cosas, de estar en muchos frentes. A veces aciertas y otras veces no. Si te equivocas, cambias el tiro. El problema es cuando no haces, cuando estás parado.
Lo que parece evidente es que ha cambiado la relación con el Gobierno y con los sindicatos, con una relación mucho más fluida. ¿Se está trabajando lo suficiente? O mejor dicho... ¿se está trabajando lo suficientemente rápido teniendo en cuenta las circunstancias?
Lo suficientemente rápido conforme al escenario que tenemos te diría que no. La situación es muy grave, teniendo en cuenta el volumen de desempleados que tenemos en esta región, que la mayoría de esos parados ya no cobran, y que no tenemos una planificación ni una hoja de ruta clara que seguir. No hay política a largo plazo y ese es el error más grave que arrastramos y que debemos solucionar. Evidentemente, eso conlleva un tiempo. Sin embargo, hay medidas urgentes que adoptar para afrontar esos problemas de la mejor forma posible y en el plazo más corto. Se está intentando, somos conscientes y estamos de acuerdo, lo cual parece un milagro. La voluntad de encontrar soluciones es muy firme por parte sindical, del Gobierno y de CEOE-Cepyme.
Insiste muchas veces en que Cantabria debe saber qué quiere ser de mayor. ¿Estamos en ese proceso?
Absolutamente. Sigo pensando lo mismo que el primer día que entré aquí. Necesitamos esa hoja de ruta. A mediados de año llegó un nuevo Gobierno, en el tercer cuatrimestre se aprobó un diálogo social que nos ha de dar ese plan de región que debemos tener. En ese camino estamos. Debemos saber cómo está Cantabria de manera objetiva para tomar las decisiones que sirvan para planificar a largo plazo. Así, los empresarios podremos invertir sin miedo y sabiendo hacia dónde nos dirigimos.
¿Una de las dificultades puede ser el interés de obtener resultados a corto plazo?
Hay muchos problemas y muchas dificultades. Una de ellas puede ser la que indicas, que a corto plazo se busque una rentabilidad política, pero es que hay medidas urgentes que están aprobadas en el presupuesto de este año. No podemos poner en marcha aquellas que aún no están dotadas con un presupuesto. Siempre tiene que haber un punto de partida. Ahora mismo hay un Gobierno y es con el que contamos. Yo como empresario no tengo opinión política alguna, trabajo con quien gobierna. No puede ocurrir que tenga un corte legislativo, porque mi inversión no es para cuatro años. Si no lo hago así, yo no voy a crear empleo y todos tenemos un problema. Todas las demás fuerzas políticas deben sumarse y no restar, que se alcancen acuerdos globales.
¿Qué análisis hace la la situación económica actual?
La situación económica actual es desastrosa, esa es la realidad. Los datos están ahí. Yo puedo engañar a quien queráis y ponerme en plan optimista porque alguno dice que así se contagia, pero hay que tomar conciencia y tomar medidas con los pies en el suelo. Cuando digo desastrosa, insisto en la planificación. Las regiones que están a la cabeza tienen un plan estudiado. No son a priori las mejores, pero tienen las ideas claras.
¿En qué espejo hay que mirarse?
Podemos mirarnos en todos los espejos que queramos en función del sector, pero eso no es lo importante. Lo que tenemos que saber es en qué somos buenos... ¡O en qué queremos serlo! Así tendremos ese carácter diferenciador que nos permita que seamos el referente. Una región como la nuestra, con el tamaño que tiene, con la costa que tiene, con las distancias que tiene, con su ubicación geográfica, tanto a nivel interno como hacia el exterior... Cantabria es una potencia sin explotar. ¿Qué nos falta? El consenso y aunar voluntades, qué faena.
Dice que como empresario no tiene opinión política, pero sí me gustaría preguntarle por el panorama que se presenta durante esta legislatura.
Yo estoy convencido de que se formará Gobierno sin duda. Incertidumbre es la primera palabra que me viene a la cabeza. Yo necesito estabilidad como empresario y este panorama pero complica invertir y mejorar en mi negocio. Es complicado de por sí, pero requiere de una solución urgente. En el cómo y en el quiénes, yo soy partidario de la intervención de más actores. Eso le da mayor control. Los que estaban gobernando el país hasta ahora no se han adaptado a la nueva realidad. O cambian o tendrán que dejar su sitio. ¿Qué es lo más conveniente para hacer todas las reformas que son necesarias? Sin duda, que PP, PSOE y Ciudadanos lleguen a un acuerdo respetando las diferencias que existen entre unos y otros. Este el momento: hay que hacer una reforma del estatuto de los trabajadores, una reforma laboral, una reforma fiscal... Mejor que estén varias partes implicadas. Me parece más razonable y más positivo.