‘Historias mano a mano’ de la pandemia en el mundo rural o conectar emociones de tres generaciones
“Me encanta aprender del abuelo, yo creo que es la persona más sabia del mundo (…) Este verano pienso enseñarle de una vez por todas cómo se usa el teléfono móvil para que no vuelva a pasar lo del año pasado (2020) y pueda ver a todos siempre que quiera”. Lo escribieron Bruno Faustino y Gloria Garrido.
Es un fragmento del relato con el que arranca ‘Historias mano a mano’, un audiolibro intergeneracional sobre “los tiempos que vivimos”, en particular en el medio rural.
El audiolibro lo conforman historias escritas y grabadas por 28 vecinos de Sigüenza (Guadalajara). Pertenecen a tres generaciones distintas y sus procedencias y sensibilidades también son muy diferentes. Su visión de la pandemia se ha plasmado en un proyecto desarrollado por la ONG ACCEM y el Ayuntamiento seguntino que cuenta con financiación del Fondo Social Europeo, la Junta de Castilla-La Mancha, la Consejería de Bienestar Social y la Diputación de Guadalajara.
Potenciar las relaciones entre generaciones y saber cómo viven la pandemia
Una de las tareas más laboriosas en el trabajo que desempeña ACCEM en el medio rural es de las relaciones intergeneracionales, reconoce Ana Yela. “Con la aparición de la COVID que nos ha metido a todos en casa y nos ha aislado del contacto personal”.
Por eso decidieron combinar un programa de Atención Socioeducativa al Menor y un proyecto de Envejecimiento Activo en el medio rural y “surgió la idea de conocer cómo lo estaban viviendo las personas mayores que viven en Sigüenza y cómo querían compartirlo con otras personas”.
Lo hicieron convocando un concurso de relatos breves a través del Centro Joven ‘La Salamandra’. “Jóvenes y mayores se contaban diferentes historias relacionadas con la pandemia, con su pueblo u otras que quisieran compartir. El objetivo es que los mayores siguieran activos a pesar del aislamiento”.
El proyecto terminó viendo la luz en formato libro en el mes de julio. Ahora es también un audiolibro. “Quisimos dar un paso más y hacer llegar los relatos a otras personas que a lo mejor tienen problemas para escribir o leer pero que pueden escuchar”.
Jóvenes y mayores han grabado sus propios relatos junto a algunos profesionales que apoyaron el proyecto. Está a disposición de cualquier usuario y se puede escuchar vía Youtube.
“Emociones compartidas” entre jóvenes y mayores y un “salto cualitativo” en el uso de las tecnologías
Si hay algo que ha puesto de manifiesto esta iniciativa es que “hay muchas temáticas compartidas entre las diferentes generaciones. El aislamiento estaba muy presente en todos ellos. Pero también otros como el respeto al medio ambiente, el cuidado de los demás o la solidaridad”. Aparecen a través de los relatos.
“Es muy interesante porque reflejan emociones compartidas de jóvenes y mayores. Incluida la necesidad de dar valor al entorno rural, el valor del pueblo”, explica la responsable del Área de Mayores de la organización.
También ha servicio para ofrecer una nueva perspectiva a las personas mayores sobre las nuevas tecnologías. “Hemos otorgado mucha relevancia en nuestro trabajo a los canales de mensajería instantánea, a las redes sociales” con las personas mayores.
En opinión de Yela, “queda mucho por hacer, pero ha habido un salto cualitativo en su uso. Algo que les habían instalado sus hijos y han terminado hasta grabando vídeos para dar consejos sobre repostería, ejercicios físicos…No era algo que antes se les hubiera ocurrido. Hoy es parte del día a día”.
La pandemia ha supuesto el “rediseño” de los programas de envejecimiento activo
Ana Yela explica que con la pandemia ha sido necesario un “rediseño” de las actividades destinadas al envejecimiento activo en las zonas rurales.
Por un lado, en la parte técnica, en la gestión y en el concepto de intervención. “Estamos acostumbrados a trabajar de forma presencial con las personas. Es lo que necesitan: contacto y apoyo emocional”.
Eso, dice, “no ha sido fácil pero sí eficaz” porque han reconvertido todos los proyectos a una metodología que ha permitido el seguimiento individualizado de las cerca de 200 personas con las que se ha trabajado en el medio rural de Guadalajara.
Llamadas telefónicas, encuentros virtuales “para que pudieran verse las caras”, contenidos y tutoriales para actividades físicas, de estimulación cognitiva, para trabajar la funcionalidad y sobre todo mucho apoyo psicológico han formado parte de las tareas.
Sigue siendo una necesidad y es un trabajo muy duro, reconoce esta especialista. “Hemos tenido que reforzar el apoyo psicosocial, no solo por el aislamiento sino por todo lo derivado de la COVID y que afecta a las personas mayores”.
De cara al futuro y cuando lo permita la pandemia ACCEM quiere extender sus proyectos. “Estamos diseñando intervenciones para este año 2021 en las provincias de Toledo y Cuenca”, avanza.
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