Nueva movilización de los ganaderos de porcino contra el cierre de plantas de gestión de purines
Ganaderos de porcino de Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha y otras regiones del país se manifestarán este martes ante la sede del Ministerio de Industria, Energía y Turismo para protestar por la reducción de las retribuciones de las plantas de cogeneración que utilizan purines (excrementos del porcino) y que lleva al cierre a 29 instalaciones, poniendo en riesgo a las propias granjas.
La movilización, que cuenta con el apoyo de las organizaciones agrarias, además de los productores de porcino y de las propias empresas de cogeneración, viene motivada por la pretensión del Gobierno de modificar el régimen retributivo de estas instalaciones, asimiladas al resto de productores del denominado “régimen especial”, es decir renovables, cogeneración y valorización de residuos.
El sistema actual de primas a la producción eléctrica se pretende reemplazar, para recortar del denominado déficit de tarifa, por una retribución basada en una “rentabilidad razonable”, fijada por el Ministerio, que además se aplicará con efectos retroactivos. La medida se suma a la instauración de un impuesto a la generación eléctrica y todo ello hace que las empresas se planteen el cierre ante la pérdida de rentabilidad.
Según la Asociación para el Desimpacto Ambiental de los Purines (ADAP), organización que agrupa a estas empresas que generan unos 4.200 empleos directos e indirectos, algunas han cerrado ya a la espera del cambio, que valoran en una pérdida de hasta el 40 % sobre lo que percibían.
ADAP cree discriminatoria esta medida porque equipara las plantas de tratamiento de purines con la cogeneración convencional, “sin tener en cuenta los costes de inversión y operación para el desimpacto ambiental que realizan” y advierten de que su desaparición dejaría sin tratar entre 2 y 2,5 millones de Tm anuales de purines, la tercera parte de los que se generan en el país. De hecho recuerdan que estas instalaciones, que aprovechan el residuo sólido como fertilizante y generan biogás y electricidad, realizan una labor medioambiental al evitar el vertido inadecuado y la contaminación de suelos y acuíferos. Por ello reclaman que en la revisión de la retribución como productores energéticos se tenga en consideración ese otro papel de gestores de residuos.
Si los ganaderos tuviesen que soportar directamente los gastos de gestión que proporcionan estas plantas se comprometería la viabilidad de sus granjas y la posibilidad de disponer de tierras agrícolas donde verter los purines es una alternativa que está ya muy limitada, porque serían necesarias mayores extensiones y porque el vertido es incompatible con los cultivos ecológicos. La única opción sería reducir el tamaño de las explotaciones, lo cual redundaría negativamente en un sector de gran importancia económica.
El cierre temporal está afectando ya a las plantas de tratamiento de purines de Polán y Consuegra, en Toledo, de las que dependen granjas de una veintena de municipios. Ambas gestionaban diariamente unas 350 toneladas de purines, evitando que se viertan de forma indebida en cauces públicos o al terreno. Ahora, según advierten los propios ganaderos, están ya colmatándose las balsas de almacenamiento temporal de las granjas y se está vertiendo a los suelos agrícolas en cantidades excesivas, arriesgándose a recibir sanciones.
