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Jaume Collboni: “Mi confianza en Ada Colau es cero”

Jaume Collboni, candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona

Pau Rodríguez

El alcaldable del PSC en Barcelona, Jaume Collboni (Barcelona, 1969), encara la recta final de la campaña electoral con algunas encuestas que le sitúan con hasta 8 concejales, el doble que los actuales pero todavía lejos de una victoria que se llevaría Ada Colau o Ernest Maragall. Antes del 26M, el candidato socialista cierra la puerta a pactar con ellos y, preguntado por una alianza con Valls, responde sucinto: “Las tres derechas del trifachito no son relevantes”. 

Tras pasar un año y medio dentro del gobierno de Colau con un pacto que se rompió en 2017 por el apoyo socialista al 155, Collboni se muestra muy duro contra las política de los 'comuns' en materia de vivienda y seguridad. 

Ha sido muy crítico con Colau durante esta campaña mientras ella le ofrecía pactar después del 26M. ¿Cierra todas las puertas a un entendimiento futuro?

Nosotros en su día hicimos una apuesta valiente para hacer gobernable la ciudad. La primera obligación de un alcalde es que su ciudad sea gobernable y, en este caso, con políticas progresistas. Lo que pasó es que Colau hizo un giro que empezó el 6 y 7 de septiembre dejando en la estacada a Coscubiela y Rabell y culminó con la ruptura del pacto de izquierdas de forma incomprensible. Además de frustrar una apuesta seria, supuso una ruptura total de la confianza en Colau. No creo en su palabra como mucha gente de la ciudad. Aquello supuso un principio de parálisis de la acción de gobierno. Desde entonces, en este tiempo hemos puesto en evidencia sus incumplimientos en materia social. En la Plan de Barrios hay solo un 6% de inversión finalizada. Ha habido mala gestión e incompetencia y la prueba es que se le han marchado siete de sus actuales once concejales. Mi confianza en ella es cero.

¿Lo seguirá siendo si le ofrecen un pacto de gobierno tras el 26M?

Mi confianza es cero. Tenía un gobierno de izquierdas y lo rompió. Estos son los hechos. Por otro lado, ha dicho que pactará con Maragall.

También se lo ha ofrecido a usted.

Pero tiene credibilidad cero. Sí ha apelado a que pactará con Maragall. Votar Colau es votar Maragall. Lo que yo garantizo es un alcalde progresista y un buen gobierno dedicado a los problemas concretos de la gente. Votar PSC es votar no a un pacto con los independentistas, que ya han demostrado las consecuencias que supone gobernar por ejemplo la Generalitat. Maragall viene a poner la ciudad al servicio del independentismo y no lo hará con mi apoyo. Ni por activa ni por pasiva.  

¿Si no se entiende con los independentistas ni confía en Colau, su única opción de alianzas es con Manuel Valls? Los ‘comuns’ llevan alertando de ello desde el inicio de la campaña electoral.

A la derecha la ganamos el 28 de abril en España, Catalunya y Barcelona. A las tres derechas, las del trifachito, de una derecha como el PP y Ciudadanos que blanqueaba a Vox, afortunadamente la hemos ganado. No es relevante, no tiene ninguna posibilidad de ganar. Yo me dirijo a los electores no independentistas de la ciudad, a los moderados, a los patriotas de Barcelona que quieren un buen gobierno, para que concentren el voto en mi candidatura. 

¿Se plantea o no entonces un pacto con Valls?

Yo me planteo concentrar todo el voto no independentista en mi candidatura porque garantizo estas tres ideas: alcalde progresista, buen gobierno y no subordinar el Ayuntamiento al proceso independentista.

Deje que le haga un par de preguntas sobre actualidad política. Este lunes cuatro diputados, de JxCat y ERC, han recogido el acta tras llegar al Congreso en un furgón policial. ¿Qué imagen de España cree que proyecta esta situación?

Hay que estar a lo que diga el Supremo y a lo que resuelva la Mesa del Congreso.

La investidura de Sánchez podría producirse más fácilmente si se acaba suspendiendo como diputados a estos cuatro presos independentistas. Si esto sucediese, ¿sería un buen inicio para reanudar el diálogo en Catalunya?

Insisto en que esto ha de resolverlo el Supremo y hemos de estar a lo que digan los letrados del Congreso. Sabemos lo que es no hacerles caso como pasó en el Parlament el 6 y 7 de septiembre.

Le entiendo, pero la pregunta es si eso sería un buen inicio de cara a una apertura del diálogo en Catalunya.

Un buen inicio es cumplir las resoluciones de tribunales, lo que dicen los tribunales y lo que decide la Mesa.

Usted celebró la propuesta de Batet y Cruz como presidentes del Congreso y el Senado como un mensaje de acercamiento a Catalunya. Dígame en la práctica en qué se traduce esto en el conflicto del procés.

Es una apuesta clarísima de Pedro Sánchez a favor del diálogo dentro de la ley y las instituciones. Ha enviado un contundente mensaje contra ERC, que fue la primera en decir que votaría ‘no’ al nombramiento de Iceta, como hizo con los Presupuestos Generales del Estado, haciendo pinza con la derecha.

La pregunta era más bien si tiene algún ejemplo práctico de cómo pueden facilitar Batet o Cruz un mayor diálogo desde ambas cámaras.

Un federalista de izquierdas como Cruz en el Senado puede hacer dos cosas que el PP, que ha recentralizado la política autonómica y negado el problema catalán, no ha hecho. Dar al Senado el papel de cámara de representación territorial de la pluralidad de España, recuperando las conferencias de presidentes de las comunidades autónomas y haciendo debates monográficos sobre el Estado de las autonomías. Que recobre el papel de cámara de representación de la España plural.

En esta campaña hay candidatos socialistas en ERC, JxCat, BComú y el partido de Valls. ¿Ha perdido centralidad dentro del socialismo el PSC?

Todo lo contrario. Los hechos son los que son: los tres alcaldes socialistas que ha tenido Barcelona y que hoy pueden expresarse en público dan apoyo a mi candidatura, que es sólida y transversal de verdad. Sumamos la tradición socialista de la ciudad, las sensibilidades de catalanistas moderados con Units per Avançar, con Albert Batlle; la confiabilidad del buen gobierno que representa Laia Bonet, que fue secretaria general del Govern, y a Marga Marí-Klose, que desde el ámbito de la izquierda y de las políticas sociales ha inspirado parte de nuestro programa.

De forma parecida, usted se reivindica como heredero de la tradición política de ICV, pero ni el partido, ni sus principales líderes, ni la militancia van con el PSC. Van con Colau.

Pero no veo que que ella lo reivindique. Yo lo hago.

Quizás no le hace falta porque ya van en su candidatura.

Yo estoy orgulloso de lo que hicieron Coscubiela y Rabell el 6 y 7 de septiembre y no son de mi partido. Se lo reconozco y empatizo con ellos como persona de izquierdas y federalista. Tuvieron el coraje de decir 'no' a la apropiación de las instituciones por parte de los independentistas, ‘no’ a saltarse las normas y a pisar los derechos de las minorías parlamentarias. Esto no se lo he escuchado a Colau. También reivindico el papel de ICV en materia de vivienda de la ciudad. Lo primero que hicimos los gobiernos de izquierdas, durante la etapa socialista, fue rehabilitar barrios enteros que estaban llenos de aluminosis.

En el Consejo de Ministros que se celebró en Barcelona, Pedro Sánchez se comprometió ante Colau a aprobar medidas para combatir el aumento del precio del alquiler, pero finalmente, y pese a un acuerdo inicial con Unidas Podemos, la regulación de los precios se retiró. ¿Qué opina de ello?

Hay que celebrar primero el acuerdo para reformar la LAU, que permite pasar de 3 a 5 años los contratos de alquiler y poner límites de crecimiento asociados al IPC. Y otra cosa que ha pasado desapercibida: las comunidades de pisos pueden vetar por tres quintos que haya un piso turístico en su inmueble. Carme Trilla, una persona de referencia en materia de vivienda para la izquierda, dice que la regulación es posible si es eficaz para pinchar la burbuja.

¿Es usted favorable a la regulación de los precios?

Sí. ¿Cómo? Con precios de referencia y topes por áreas. Con una metodología establecida a nivel del Estado. Y hacerlo efectivo de verdad. Con incentivos fiscales para los pequeños propietarios y bonificaciones para los que estén por debajo del tope, tanto con el IBI como con el IRPF. Y penalizar a los que pasen del tope. Esta es la forma eficaz de regularlo y combatir además el mercado negro. Un dato que se dice es que el precio del alquiler es de media 925 euros, pero ¿y la gente que alquila habitaciones? ¿A 300 o 400 euros? Si no regulas bien las cosas puedes acabar creando un mercado paralelo de economía sumergida.

Usted propone ampliar el parque de vivienda pública en 1.000 pisos al año. Actualmente hay menos de 8.000 y su partido ha gobernado más de 30 años la ciudad, hasta 2011. ¿Vamos tarde?

Vamos tarde entre otras razones porque Colau ha hecho 800 en un año.

Pero ustedes gobernaron 30 años y dejaron un parque de 6.000.

Mis predecesores, en coalición de izquierdas, hicieron lo más urgente, que era rehabilitar vivienda en los barrios populares sin recursos. Esa fue la emergencia de la época. La de ahora, superada aquella etapa, es impulsar el parque de alquiler. Yo digo 1.000 porque ya lo hemos hecho. Si no se hubiera parado la máquina de producir vivienda social, algo que hizo Colau por prejuicios o porque decía que hasta entonces todo se había hecho mal y se debía revisar, habríamos producido ya 1.000 por año. Y luego hay que hacer una política metropolitana. Este mandato reconozco que se ha dado un paso con el operador metropolitano de vivienda. La óptica metropolitana es la de la Barcelona real. Debemos rehacer el pacto por la vivienda en la ciudad. Un pacto que existió a principio de mandato. Desde PDeCAT hasta Ciudadanos estuvieron a favor del plan de vivienda planteado por Colau. Imagine si hay posibilidades de consenso.

La cifras oficiales dicen que se han puesto en marcha promociones con 4.600 pisos para los próximos años. ¿Según usted no es cierto?

Colau aquí cuenta como vivienda el planeamiento. Esto no es vivienda entregada. Entregados hay 800 pisos. 

Una de sus propuestas estrella, o cuando menos de las más novedosas, es convertir el Parque de la Ciutadella en un gran parque científico. ¿No es eso poner en peligro una de las principales zonas verdes de la ciudad?

¡Al contrario! Es hacerla más grande y que llegue hasta el litoral. Conectarla con el Parque de la Barceloneta. Es hacer un parque central de la ciudad que llegue hasta el mar. Lo que queremos es renaturalizar el espacio ¿Y qué sentido tiene en la Ciutadella? La ciencia. Tienes el Museo de Ciencias Naturales, el invernadero, las universidades, un zoo que ha de tener un enfoque pedagógico y científico… Cuando transformas la ciudad ha de tener un sentido. Y el de la Ciutadella es la ciencia. Barcelona es una ciudad científica.

Cuando usted estaba en el gobierno se aprobó el PEUAT, el plan que regula el turismo y impide el crecimiento en el centro. También durante este mandato se han cerrado miles de pisos turísticos ilegales. Da la sensación que en este ámbito la mayoría de candidatos están de acuerdo en que se ha hecho bien. ¿Es así?

Sí. Igual que critico lo que no funciona reconozco lo que se ha hecho bien. El objetivo es poner el turismo al servicio de la ciudad, no la ciudad al servicio del turismo. El problema no es el número sino la calidad. Hay que desconcentrar la oferta hotelera y las residencias turísticas, por eso dimos apoyo a la reforma. Y por eso proponemos una licencia de pisos turísticos por puntos, que sean reversibles si se vulnera la convivencia. Defiendo también que los hoteles son aliados del turismo de calidad, que permiten regular los flujos turísticos y ayudan a hacer la ciudad en las partes que están por desarrollar, como la Sagrera, el Bon Pastor y la Marina. Lo que pasa es que en la etapa de Trias fue barra libre. Yo creo en la planificación en colaboración con el sector privado.

Una cuestión sobre seguridad. Es conocida su propuesta de ampliar en 1.000 agentes el cuerpo de la Guardia Urbana. También dice que habrá más Mossos en la ciudad, pero esto último no depende de usted. ¿Cómo lo hará?

Las políticas de seguridad son de izquierdas, porque garantizan la cohesión social de los barrios más vulnerables y de las familias con menos recursos. Barcelona tiene una crisis de seguridad: un 22% de aumento de los pequeños delitos frente a una bajada del 2% en Madrid, que tiene un gobierno de izquierdas. No se ha gestionado bien, no se ha confiado en la Guardia Urbana y se ha pedido más policía al final del mandato. Mi fórmula es más prevención, más proximidad y más Guardia Urbana. 1.000 agentes más, que son los que incorporamos en la etapa socialista. Y confío plenamente en Albert Batlle, que ha sido 20 años concejal de Barcelona y luego director general de los Mossos, que es quien me dice que hay que pedir 400 mossos más.

¿Pero por qué le iba a hacer caso el conseller de Interior a usted y no a Ada Colau a la hora de destinar más mossos a la ciudad?

Porque lo pediré desde el día uno. No haré politiquería. Yo intento no hacer alarmismo: vivimos una crisis y se puede superar antes de un año. Nos jugamos mucho. Ciertos discursos de la ultraderecha se alimentan de las desigualdades y la inseguridad, y como hay que combatir a la ultraderecha hay que ir a la raíz.

¿Está el PSC a favor de municipalizar la gestión del agua en la ciudad?

Estoy a favor de que el servicio del agua, que es un bien público, se gestione con eficiencia y calidad, con el mejor servicio y coste posibles. En el programa electoral del PSOE del 28A ya se decía que es un bien público pero que la gestión es instrumental. Máxima calidad y mínimo precio es lo que hay que conseguir. Y a partir de aquí hacer el debate, no hacer un debate apriorístico.

Se lo pregunto entre otras razones porque en otras ciudades gobernadas por el PSC, como Terrassa, se ha optado por la municipalización.

Aquí hay que hablar de cuánto cuesta. Una cosa es que acabe la concesión [el caso de Terrassa] y la otra es que tengas que rescatarla. Esto cuesta centenares de miles de euros. Yo he planteado la internalización de los servicios sociales directos del Ayuntamiento, que es una política troncal de unos 400 o 500 profesionales subcontratados. Y pongo un ejemplo. ¿Por qué cuando se rehizo la concesión del servicio de limpieza, que es la externalización más importante de Barcelona, no se planteó si se acababa la concesión? Porque no es asumible.

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