CORONAVIRUS
¿Miedo a las agujas? TV3 reduce las imágenes explícitas de inyecciones
Es la imagen del principio del fin de la pandemia: un brazo arremangado que recibe la inyección de una de las vacunas contra la COVID-19. Desde que Araceli Hidalgo ofreciera el suyo en una residencia de ancianos de Guadalajara, hace ahora tres meses, esta escena, la del pinchazo, ha sido usada a diario por parte de televisiones y periódicos para ilustrar las noticias de la campaña de la vacunación. Una información a todas luces positiva pero que, para muchos, ha sido motivo de incomodidad, de mareos o de pesadillas. Se trata de todos aquellos que sufren belonefobia, el miedo irracional a las agujas.
“En los últimos meses me ha resultado bastante molesto y me tengo que tapar la cara literalmente para no ver cómo entran las agujas, Me es muy desagradable”, resume Joan F., de 31 años. Hasta ahora, a él esta fobia se le manifestaba solamente cuando tenía que afrontar alguna inyección –cuando tenía que vacunarse, que hacerse análisis de sangre...– o cuando de repente aparecía alguna aguja en una película o un documental. Pero ahora es algo mucho más frecuente. Lo mismo le ocurre a Carlos N., que asegura que durante su vida el miedo ha pasado por distintas fases e intensidades. “Ahora estoy en uno de los momentos de más crisis. En la tele, los pinchazos en bucle me afectan especialmente y me han provocado que piense recurrentemente en agujas”, comenta este testimonio.
Pero, ¿hasta qué punto es problemático este bombardeo de imágenes de agujas para quienes les tienen miedo? Según la psicóloga Cristina Alcover, no es solo una cuestión de que pasan un mal trago, en el mejor de los casos, o que pueden desarrollar un cuadro de ansiedad o ataques de pánico, en el peor de ellos, sino que esto puede contribuir a que empeore su fobia. “En vez de habituarse, la mayoría de la gente se acaba sensibilizando. La exposición continua de imágenes provoca un aumento del malestar”, razona esta especialista, que encabezó un programa pionero en el Banco de Sangre y Tejidos de las Islas Baleares para acabar con el miedo a las agujas.
Ante este potencial perjuicio, una de las televisiones que ha decidido reducir el uso de imágenes de agujas y inyecciones es TV3. David Bassa, jefe de Informativos de la cadena pública catalana, asegura que trasladaron esta cuestión al Consejo de Redacción tras recibir durante estos meses una veintena de llamadas con quejas de espectadores. Ese número de avisos podía ser síntoma de un malestar mucho más extendido. “Como televisión pública debemos tener máxima sensibilidad y es evidente que podemos hacer las mismas informaciones de la misma manera pero rebajando la presencia de agujas en las imágenes de recurso”, explica a elDiario.es.
No es que vayan a dejar de emitir estas escenas para acompañar las informaciones de la vacunación, añade Bassa, ni se ha emitido ninguna circular interna con esta decisión, pero sí se ha trasladado a los redactores que prioricen otros planos para evitar el abuso de las agujas, es decir, que no hay que enseñar siempre el pinchazo. “Rebajar” es la palabra que emplea. Sin ir más lejos, en el Telenotícies Migdia de este lunes este diario pudo contar al menos cuatro planos en los que se apreciaba explícitamente el pinchazo.
En cuanto al debate en el Consejo de Redacción, Bassa explica que el acuerdo se adoptó por “consenso absoluto” y que ha sido recibido por los periodistas “sin controversia”. Se da caso, razona Bassa, que no hay un interés informativo superior que haga imprescindible usar estas imágenes, como ocurre a veces con ciertas escenas de violencia que sí se decide por emitir para acercar los hechos al espectador. “Se puede hacer lo mismo con otros planos: con las colas, con la preparación de las dosis, contraplanos… Hay maneras”, explica el director de Informativos.
Al conocer esta directriz en TV3, este diario se ha puesto en contacto con otras cadenas públicas, como TVE o Betevé, la tele municipal de Barcelona. Desde la primera no habían ofrecido respuesta al cierre de este artículo, mientras que en la segunda aseguran no haber recibido quejas por parte de los espectadores.
“Claro que me vacunaré, pero ya estoy intranquilo”
La belonefobia, la fobia a las agujas, suele ir asociada al miedo irracional a los objetos punzantes, lo que se conoce como tripanofobia, o a la sangre, la hemofobia. Como todas las fobias, se considera un tipo de trastorno de ansiedad y suele ir asociado a experiencias traumáticas del pasado, más o menos conscientes y vividas en carne propia o en terceros. La psicóloga Júlia Pascual, que trata pacientes con estos trastornos y ha escrito sobre ello, explica que mucha gente experimenta sudores, temblores, alteración de la frecuencia cardiaca o dificultad respiratoria ante la idea de tener que ponerse una inyección, lo que correspondería a un cuadro de ansiedad, pero que hay casos en los que el miedo se convierte en algo directamente paralizante.
Pascual habla de personas que sufren sensación de “pérdida de control”, “ataques de pánico” o “miedo a morirse” de la propia fobia. Estas son las personas que más suelen tender a tratar de esquivar la fobia, a condicionar su vida para no tener que afrontarla. Pero lo que para alguien que tiene miedo a volar equivaldría a dejar de usar el avión para viajar, en alguien que sufre fobia a las agujas podría suponer dejar de vacunarse o de hacerse análisis de sangre.
Huir de la fobia, según Pascual, suele conllevar un agravamiento de la misma cuando se tiene que afrontar en el futuro. En este sentido, la psicóloga recomienda que, si alguien lo pasa realmente mal al ver las noticias, que deje de verlas si hace falta, pero que al menos se mantenga informado leyendo la prensa escrita. “En la lectura pueden ir afrontando la fobia. Es un canal menos impactante que el visual, que afecta más a este tipo de pacientes. Y si quiere tapar con la mano la imagen, que la tape, pero que vaya leyendo y afrontándolo”, propone.
Su colega Alcover, que celebra decisiones como la que ha tomado TV3, asegura además que superar estas fobias es “fácil” en la mayor parte de los casos. En el Banco de Sangre y Tejidos lo lograron con éxito con una treintena de personas en entre cinco y diez sesiones. La terapia, a grandes rasgos, consistía en una exposición gradual a las situaciones temidas, en este caso la extracción de sangre mediante aguja, empleando herramientas de realidad virtual.
Una de las personas que se plantea ir a terapia para decir definitivamente adiós a este miedo es Marçal M., de 28 años, que explica que tiene fobia a las agujas desde que tiene uso de razón. Para dar una idea del nivel de miedo, explica: “Por ejemplo, evidentemente yo me vacunaré contra la COVID-19, pero ahora por las noches estoy intranquilo pensando en cuando me toque”. Y eso que todavía no tiene fecha. Explica además que cada año tiene que someterse aun análisis de sangre y lo define como “un momento importante”. Cuando le toca, suele usar cremas anestésicas, aunque sabe que su miedo no es tanto al dolor como a que la aguja atraviese su piel.
En cuanto a las imágenes constantes en los informativos de televisión, también asegura que le resultan incómodos. Aunque, como el resto de testimonios, los puede llegar a tolerar, sí cree que está siendo algo “excesivo”. “No es que no lo pueda mirar, pero sí hace que todo el rato me imagine que me lo están haciendo a mí”, concluye.
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