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El segundo sumario de Rodrigo Lanza

Rodrigo Lanza junto a su madre, en una imagen de archivo

Arturo Puente

“Atacan a un hombre por llevar tirantes con la bandera española y lo dejan en muerte cerebral”. Así rezaba uno de los primeros titulares, aparecido en 'El Heraldo de Aragón' este martes, sobre un caso que en pocas horas ha evolucionado con el fallecimiento del hombre y la detención de un sospechoso de 33 años, como presunto autor de una agresión con una barra de hierro o un sillín de bicicleta. Pero las noticias sobre el suceso estaban lejos de acabar. El acusado del homicidio era Rodrigo Lanza.

No era la primera vez que Lanza, de 33 años y nacido en Chile con nacionalidad italiana, aparece en las noticias. Tampoco será la primera vez que su nombre aparezca en un sumario. El detenido este martes en Zaragoza fue condenado en 2008 a 4 años y medio de cárcel por el ataque a un guardia urbano en el desalojo de una fiesta ocupa de Barcelona en 2006, que dejó al agente en coma. El suceso se conocería popularmente como 'caso 4F', y por él fueron condenadas nueve personas –de las cuales tres acabaron en prisión– mientras que una tercera se suicidó en un permiso penitenciario sin acabar el proceso judicial.

Casi 10 años después de aquella condena, el detenido en Zaragoza sería un expresidiario anónimo si no fuera porque, en el año 2013, Lanza protagonizó el documental 'Ciutat Morta', que ganó el Festival de Málaga y causó una honda conmoción en la opinión pública catalana cuando fue estrenado en TV3. El relato de los hechos que hace el documental producido por Metromuster explica los agujeros en la versión policial que acabó aceptando el juez para condenar a los tres jóvenes.

Desde el entorno de los condenados y del movimiento okupa barcelonés siempre se sostuvo que el objeto que había golpeado al policía en coma la noche del 4 de febrero de 2006 no fue una piedra lanzada desde la calle, sino una maceta lanzada desde un balcón. La versión de la maceta fue la primera que se ofreció de forma oficial desde el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido entonces por Joan Clos, pero después se cambió por la de la piedra, después de que la policía hubiera detenido a varias personas que estaban en la calle.

Varios de los jóvenes, además, denunciaron haber sufrido palizas y vejaciones durante el tiempo de arresto por parte de agentes. En el caso de la acusada que acabó quitándose la vida, Patricia Heras, ella y su entorno siempre aseguraron que ni siquiera estaba en el lugar de los hechos, y que fue detenida cuando se encontraba en el hospital simplemente por tener aspecto de okupa. La película 'Ciutat Morta' presentaba estos hechos, denunciando la existencia de irregularidades policiales y judiciales en el sumario.

Buena parte de los movimientos sociales de Barcelona se volcaron en el llamado caso 4F, hasta el punto que el estreno del documental se vivió en amplios sectores barceloneses como un resarcimiento social a los condenados y a la acusada muerta. El propio Lanza acudió a presentaciones de la película y ofreció charlas explicando su testimonio. Entre otras cosas, el joven aseguraba haberse mudado a Zaragoza para evitar el acoso de la policía municipal barcelonesa.

A falta de la declaración del arrestado y de que se celebre el juicio, a Lanza se le acusa de haber matado a Víctor Laínez de un golpe el pasado viernes, en los exteriores de un bar en el que previamente habrían discutido sobre política. Laínez, perteneciente al grupo de moteros Templarios de la capital aragonesa y, según Falange, afín a esta formación ultraderechista, murió por las heridas cerebrales provocadas por el golpe. Lanza, adscrito a los movimientos okupas y antisistemas, estaba acompañado de un amigo, que ha sido interrogado en calidad de investigado.

El que se abre ahora por la muerte de Laínez será el segundo sumario en el que aparezca el nombre de aquel a quien tantos creyeron condenado injustamente por un delito que no cometió. Será un juez quien vuelva a determinar ahora su responsabilidad en un nuevo posible crimen, pero la vuelta de Lanza al calabozo supone ya un nuevo giro de guión en una historia que, por fuerza, tendrá una segunda parte.

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