Así protege la nueva Estrategia de Cambio Climático a los humedales de la región
El Gobierno regional ha aprobado la nueva Estrategia de Cambio Climático de Castilla-La Mancha para los horizontes 2020 y 2030, una revisión de la estrategia de 2010, adaptada a los nuevos horizontes temporales marcados por los compromisos de España en función de su pertenencia a la Unión Europea. El Diario Oficial de la región ha publicado esta semana la orden de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural con la aprobación de esta Estrategia, que ha entrado en vigor el pasado miércoles.
Dentro de las 80 medidas que forman parte de la nueva Estrategia, algunas de ellas afectan directamente a los humedales, uno de los ecosistemas más productivos y de mayor valor, que proporcionan al conjunto de la sociedad diferentes bienes y servicios y que tradicionalmente no han sido tomados en cuenta por el ser humano. Estos espacios han sufrido un proceso de regresión, acelerado por la actividad humana en los sectores agrícola e industrial, principalmente, por lo que es necesario su cuidado y conservación.
Además del Plan de Conservación de Humedales puesto en marcha por el Gobierno regional, esta nueva Estrategia de Cambio Climático incluye acciones relacionadas con estos espacios. “No hay una medida concreta para los humedales pero sí para la base en la que se mueven como es la gestión del agua, los recursos hídricos, la sostenibilidad de los espacios naturales y la afección que puede tener el cambio climático sobre la persistencia de esos humedales a lo largo del tiempo. Los humedales sufren contaminación por las emisiones difusas derivadas de la actividad agraria, de la actividad ganadera o de las aguas residuales”, ha señalado Agapito Portillo Sánchez, viceconsejero de Medio Ambiente.
La medida 51 de la Estrategia recomienda algunas acciones vinculadas a los humedales, como por ejemplo desarrollar planes de gestión para los espacios y hábitats naturales teniendo en cuenta su potencial de mitigación y las necesidades de adaptación a los efectos del cambio climático o promover programas de vigilancia para especies de fauna, flora y tipos de hábitats y establecer indicadores de seguimiento de los principales impulsores de cambio en los ecosistemas, entre ellos los humedales.
Además apuesta por establecer sistemas de alerta temprana para la detección de problemas de conservación de la diversidad biológica y promover proyectos para el seguimiento de los efectos del cambio climático. También recomienda fomentar la restauración integral de ecosistemas y las actuaciones que garanticen la gestión del ciclo integral del agua.
Por otro lado la medida 53 recomienda otras acciones para mejorar el conocimiento y la información del medio natural en relación al cambio climático, como por ejemplo, promover la investigación para conocer la capacidad de respuesta, frente a agentes externos, de los espacios incluidos en la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha, entre ellos los humedales.
Una nueva Estrategia adaptada a las directrices de la UE
El pasado mes de mayo, salió a información pública el primer borrador de la Estrategia de Cambio Climático de Castilla-La Mancha para los horizontes 2020-2030. Elaborada por la Oficina del Cambio Climático de la Viceconsejería de Medio Ambiente el objetivo era actualizar el documento aprobado en el año 2010 y en la misma han colaborado numerosos expertos con el objetivo de contribuir a la consecución de las metas nacionales mediante la reducción de las emisiones regionales de gases de efecto invernadero, la vulnerabilidad social, ecológica y económica, así como la creación de capacidades y de sensibilización ciudadana para la acción climática.
“La revisión de la Estrategia actualiza los objetivos que había hasta el momento para 2020 e indica una hoja de ruta a seguir hacia el 2030. En estos momentos, cumplimos el objetivo que se planteó anteriormente, que coincide con el objetivo nacional, que era una reducción del 10% para los sectores difusos en 2020”, explica Portillo. Esta estrategia está dirigida a los sectores difusos, no para aquellos que están sometidos a regulación, que en Castilla-La Mancha representan el 74% de las emisiones, mientras que el sector regulado representa el 26%.
“Como ha sido una actualización de la Estrategia existente, no ha tenido tanta participación como cuando se elaboró la primera porque ya estaba bastante depurada”, ha señalado el viceconsejero. Aún así han presentado aportaciones y propuestas a esta actualización: Ecologistas en Acción, grupos de investigación de la Universidad, Ecovidrio, Ecoembes o la Plataforma Toledo Aire Limpio entre otras. “Las aportaciones han sido fundamentalmente puntuales y no han tenido una incidencia sobre la estructura planteada en la Estrategia”.
Los cambios han llevado a que el total de acciones que estaban previstas en esta Estrategia se hayan incrementado de 418 a 430 y las medidas hayan pasado a ser 80 en total. “La estructura se ha mantenido más o menos igual por el trabajo previo que se ha hecho antes de sacar el borrador de la Estrategia a información pública”, ha explicado Agapito Portillo. “Además se ha profundizado mucho en la importancia que tiene para el cambio climático una economía circular dentro de la actividad de la región, y entendemos que es muy importante que cale dentro del sector económico y empresarial de la comunidad autónoma”, concluye.