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CV Opinión cintillo

Al voluntariado: gracias por resignificar la solidaridad

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En 2020, la Real Academia de la Lengua Española respondía a una consulta acerca de la existencia del verbo «resignificar» indicando que su incorporación al Diccionario de la Lengua Española estaba en estudio con el sentido de ‘dar a algo un nuevo significado’. Si algo podemos afirmar la población valenciana es que la DANA ha resignificado muchas de las acciones y gestos que habitualmente hacíamos o que nos hemos acostumbrado a hacer en estas últimas semanas.

Escuchar canciones como las de Raimon con su «Al meu país la pluja no sap ploure, o plou poc o plou massa» o el canto a su tierra -la nuestra, la de todos y todas- de Nino Bravo adquieren nuevas connotaciones. Las banderas que cortan el cielo en las torres de Quart y de Serrano nos han dado la bienvenida a la València histórica con su vaivén a media asta desde hace un mes. Un puente que hasta el 29 de octubre había tenido un uso puntual, ahora se ha convertido en la pasarela que ha canalizado la solidaridad de todo un pueblo, un hervidero de gente ataviada con escobas, calcetines hasta las rodillas -en muchos casos asegurados con cinta aislante- y unas botas de agua que, hasta este momento, nunca muchos y muchas nos habíamos planteado comprarnos.

Una imagen que, en definitiva, siempre estará en nuestra memoria y que da cuenta de esa esencia que compartimos como humanidad: la solidaridad y el apoyo en momentos extremos sin importar quiénes somos, dónde nacimos o nuestras identidades.

De nuestras retinas no podrán desaparecer las imágenes de personas trabajando de manera incansable, cubiertas de lodo hasta la cintura, apoyando en tareas de limpieza, repartiendo comida o material de higiene o, simplemente, dando un calor humano que la DANA había arrastrado en los 78 municipios afectados por el temporal.

Esa marea ciudadana respondió de manera auto-organizada en los primeros días cuando las instituciones estuvieron ausentes en muchos lugares. Entonces, quienes primero llegaron a algunas poblaciones afectadas fueron, precisamente, personas voluntarias. Muchas de ellas, no podemos olvidarlo, forman parte de nuestras organizaciones: ONG de Desarrollo muy acostumbradas a lidiar con situaciones similares en otros lugares del mundo y, sobre todo, con el valor de la solidaridad muy afianzado, que están poniendo todo su conocimiento y todo su corazón al servicio de nuestros pueblos.

«Renàixer de la cendra» ha demostrado ser un trabajo de todas y todos, en el que la unión ha sido la principal protagonista y personas anónimas y organizaciones se han fusionado bajo el paraguas de la solidaridad. La DANA ha cambiado muchas cosas y dado un nuevo significado a otras tantas. Para los valencianos y las valencianas, ha llevado la palabra «solidaridad» a su máxima expresión. Frente a ello, lo único que podemos decir es gracias. Gracias al voluntariado por resignificar la solidaridad y por construir un puente de la esperanza que nos reconecta como pueblo y sociedad.

*Enrique Asensi, presidente de la Coordinadora Valenciana de ONGD

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