Los recortes interrumpen 'La Traviata' en plena actuación ante el President de la Generalitat
El Palau de les Arts de Valencia se quedó sin tenor en la inauguración de su octava temporada, ya que un problema de cervicales de Ivan Magri obligó a improvisar su sustitución en mitad del segundo acto de La Traviata, la ópera de Guiseppe Verdi que con la que se iniciaba el abono 2013-2014.
La actuación se vio interrumpida durante casi media hora porque, debido a los recortes presupuestarios, no había contratado un 'cover' que sustituyese de forma inmediata al protagonista masculino de la obra. Con esta incidencia se pone la guinda al inicio de una temporada marcada por los recortes, con un ERE en la plantilla que ha supuesto cerca de 50 despedidos y una programación que sólo incluye seis óperas para la actual temporada.
Al inicio de la representación, la megafonía ya advirtió que el italiano Ivan Magri, que encarnaba el papel de Alfredo iba a actuar pese a sufrir “una inflamación de las cervicales”.
En el primer acto, el tenor actuó un tanto rígido, como consecuencia de su dolencia, y aunque en el segundo apareció pletórico de voz, llegó con dificultad al final del primer cuadro, y la representación se interrumpió para buscar un sustituto.
Después de casi media hora de espera, se anunció que Magri sería sustituido por Nikolai Schukoff que se encontraba en Valencia preparando su intervención en La Valkiria, de Richard Wagner, la segunda ópera que se representará en Les Arts esta temporada.
Schukoff ponía la voz, desde un atril en la parte izquierda del escenario, mientras que un miembro del equipo de coreografía representaba en el escenario el personaje de Alfredo, que cobraba así una doble e improvisada personalidad.
Este incidente se une a otros que ha sufrido el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia en su corta historia, ya que se han ido jalonando desde su misma inauguración en 2005, ya que tras la gala inicial, permaneció cerrado un año hasta culminar las obras y poder empezar su primera temporada en 2006-2007.
En diciembre de 2006, una avería de la plataforma escénica obligó a reajustar la programación de la primera temporada, y un año después, en diciembre de 2007, unas fuertes lluvias inundaron la Sala Martín y Soler y causaron graves daños en diferentes departamentos del edificio.
Aunque no se llegó al lleno absoluto, hubo una amplia presencia de políticos en los palcos principales, entre ellos el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y los consellers María José Catalá, Serafín Castellano y Manuel Llombart, así como una representación de rectores de universidades de la Comunitat Valenciana.
La obra
Pese a todo, la improvisada sustitución del tenor no debe empañar la noche triunfal de Jessica Nuccio como Violeta, la cortesana protagonista de La Traviata, en una formidable actuación que enamoró al público valenciano.
La soprano italiana, que ya cantó este mismo papel en La Fenice de Venecia en 2011, hizo un alarde vocal e interpretativo, moldeando una Violeta mundana que el amor transforma en una mujer tierna y generosa, capaz de sacrificarse para no perjudicar el honor su de joven enamorado.
Si Ivan Magri realizó un Alfredo mermado de facultades, su sustituto, Nikolai Schukoff, redondeó una meritoria actuación, con decisión y arrojo, que le valió también el caluroso aplauso del público, compartido con el coreógrafo-actor.
Destacada también fue la actuación del barítono Simone Piazzola, que encarnó a Giorgio Germont, el padre de Alfredo, un personaje movido por el honor familiar, que inicialmente le lleva a desdeñar a Violeta, pero que finalmente la acepta como una hija generosa al ver la nobleza de su comportamiento.
En una representación complicada por la irrupción de un tenor no previsto, Zubin Mehta dio una nueva lección magistral en la dirección musical, al marcar un tempo apasionado que oscilaba entre la frivolidad y el sentimiento.
La versión de La Traviata ofrecida por el Palau de Les Arts, es una producción de la Ópera de Amsterdam, basada a su vez en una producción del Festival de Salzburgo, en la que se prescinde de toda ornamentación escénica para resaltar los valores morales de la protagonista.
Basada en La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas (hijo), la escenografía traslada la acción a la actualidad y queda reducida a un frío recinto en blanco, a medio camino entre un ágora griega y un recinto industrial, con un reloj como único decorado, que igual sirve para reflejar la lucha contra la muerte de la protagonista como mesa de juego de los alegres burgueses.
El baile de máscaras del segundo acto incluye una parodia de La Traviata con un personaje travestido y una imaginativa representación del valor del torero español.