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Siete propuestas para adentrarte en el mundo del chacolí vasco antes del fin del verano

Un vaso de txakolí / chacolí

Elisabeth G. Iborra

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Cuando vas a un bar de poteo en Euskadi, de toda la vida, te dan a elegir entre zurito, pote (vino) o chacolí. ¿Por qué, si el chacolí es un vino? Pues porque hay grandes diferencias, como su acidez, su pequeño toque de aguja, que lo hace refrescante e idóneo para elegantes espumosos; y su ligereza y baja graduación, ideal para tomar algo sin comer o para los días de calor aplastante. 

Otro factor diferencial son las uvas, pues predominan la hondarribi zuri y la hondarrabi beltza, pero se ensamblan, a veces, hasta un máximo del 20%, con las variedades francesas gros manseng, petit manseng y petit corbu; e incluso con chardonnay lo hemos probado: el Aitako Gaintza Cepas Centenarias, por poner un ejemplo. Una buena recomendación es que no deben superar los 5-7 grados de temperatura a la hora de servirlos, para poder apreciar sus cualidades organolépticas.

Txakoli: hecho en caserío

Aunque también se elabora en Cantabria, se asocia casi siempre al País Vasco. Su nombre, chacolí, procede del euskera (txakolina) y viene a significar, etimológicamente, hecho en casa, en el caserío e incluso en bodegas subterráneas. Y eso es lo que se lleva haciendo en Guetaria, Vizcaya y Álava, según acreditan Juanjo Hidalgo y José Miguel Llano en su libro “El Txakoli en Álava/Arabako Txakolina”, con documentos de los siglos IX, XIII, XIV y XV. 

Por ello, pese a las plagas y malas rachas que han pasado, actualmente las tres zonas viticultoras han luchado por replantar y recuperar sus vides y han conseguido sus respectivas Denominaciones de Origen Txakoli, a saber:

  • DO Getaria-Getariako Txakolina, 
  • DO Bizkaia-Bizkaiko Txakolina 
  • DO Álava-Arabako Txakolina

Por todas ellas se puede hacer una preciosa ruta visitando bodegas como las que te descubrimos a continuación, dejándote envolver por la magia de los paisajes vascos y disfrutando de la vuelta de tuerca que le han dado al clásico y ácido chacolí de poteo los enólogos más atrevidos, con elaboraciones sobre lías y crianzas en barrica que permiten maridarlos con la gastronomía vasca más contundente. 

Nuestras propuestas

1. Aguirrebeko 2019

Es un buen representante del chacolí de añada de Bizkaiako Txakolina, con 90% de hondarrabi zuri y 10% de un notorio riesling, ambas cultivadas en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, con una curiosa maceración pelicular en frío que le da esos toques florales, cítricos y tropicales. Muestra cierto volumen en boca, aunque no tanto como su hermano mayor el Berroja 2017, porque la fermentación en lías durante ocho meses le confiere más poderío. 12% Vol y 8 euros.

2. Txakoli Eukeni

Se trata de un blend de hondarrabi zuri 80% con 10% de gros manseng y 10% de petit courbu, de la Bodega Artomaña, en la DO Arabako chacolína. Aportan una criomaceración en el proceso de elaboración, que se suma a la crianza en lías lías y al batonage (remover los fondos de la cuba) repara intensificar los aromas que se desprenden al abrir la botella. Muestra gran estructura en boca y durabilidad sin perder la frescura típica. 12,5% Vol y 6,50 euros en su tienda on line.

3. Txomin Etxaniz sobre lías

Con seis meses en barricas de acacia, es un claro ejemplar del buen txakoli de hondarrabi zuri 100% de viñedos antiguos de la DO Getariako Txakolina. Es sedoso sin perder esa puntiaguda acidez típica, afrutado a la par que fresco. Perfecto con comida grasa. 12% Vol y 15,70 euros.

4. 42 Zura de Gorka Izaguirre

Es un 100% hondarrabi zerratia, de la DO Bizkaiko chacolína, fermentado en barrica durante un año, lo cual le rebaja la acidez y hace que te envuelva la boca con toda su fruta. Te lo puedes comer perfectamente con un rodaballo a la brasa o una chuleta de cebón. La añada de 2015 fue galardonada como Mejor Vino Blanco del Mundo por el Concurso Mundial de Bruselas 2019. 13% Vol y 19,90 euros.

5. Gaintza Roses Producción limitada 2019

Es un magnífico representante del txakoli rosado (que sí, también existe). Con 50% hondarrabi beltza y 50% hondarrabi zuri, de la bodega Gaintza, en la DO Getariako Txakolina, reposa sobre sus lías durante cuatro o cinco meses y es de una sedosidad pasmosa para la acidez picante que suele tener el txakoli. De un color melocotón suave precioso con frutos silvestres de fondo bucal. 11,5% Vol y 16,17 euros

6. Hirutza Espumoso Rosé

Es el único espumoso natural Brut Nature rosado de la DO Getariako Txakolina, un 50% hondarrabi zuri y 50% hondarrabi beltza, cosecha Millésime 2016. Sabe como un ramo de rosas con matices anaranjados en boca, de un color espectacular y muy limpio. Está laborado por el método tradicional botella a botella en la propia bodega de Hirutza, en Hondarribia. Corred a probarlo porque sale una producción limitada de solo 2.270 botellas. 12% Vol y 21 euros.

7. Talai Berri txakolin beltza

Es una agradable sorpresa, porque es un chacolí tinto de Getariako Txakolina y porque sabe a puro bosque vasco; te adentras en sus sabores herbáceos, frescos, con un punto a pimiento verde que recuerda a la familia de las cabernet sauvignon o franc. Y, con toda su bravura en boca, solo tiene 12,5 % Vol y vale 11,50 euros.

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