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Adam Michnik, testigo y conciencia de la historia polaca reciente

Adam Michnik, testigo y conciencia de la historia polaca reciente
Cracovia —
11 de mayo de 2022 13:09 h

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Adam Michnik, uno de los intelectuales más destacados de la Guerra Fría en Europa, es el redactor jefe de Gazeta Wyborcza, el diario más importante de Polonia, pero su trayectoria vital incluye muchas otras facetas.

Michnik ocupó por derecho propio una de las sillas en la histórica “mesa redonda” que en 1989 reunió al moribundo Gobierno comunista y a los representantes del sindicato Solidaridad en Varsovia, para una negociación que terminó siendo una capitulación del régimen del general Wojciech Jaruzelski.

Nacido en 1946 en una familia de origen judío y cercana al Partido Comunista, Michnik adoptó, desde sus tiempos de estudiante, una postura contestataria y se involucró en asociaciones que mezclaban la política y la cultura, como el “Club de Buscadores de la Contradicción”, lo que le valió la expulsión de la universidad en 1968 y una condena a tres años de prisión.

Trabajó como soldador hasta que se le permitió volver a estudiar y redobló sus actividades anticomunistas, con la fundación de varias revistas clandestinas, convirtiéndose a partir de 1988 en asesor del líder sindical y posterior presidente Lech Walesa.

Aunque más tarde llegó a apoyar activamente la candidatura presidencial de Tadeusz Mazowiecki, rival de Walesa, su implicación en la política se canalizó a través del diario “Gazeta Wyborcza”, el más influyente y respetado de Polonia desde hace décadas.

En vez de dirigir el periódico, Michnik se entregó al papel de redactor jefe del diario, y escribió de forma regular con su nombre y algunos pseudónimos hasta 2004, cuando los problemas de salud le obligaron a dosificar su actividad profesional.

Actualmente, “Gazeta Wyborcza”, que imprime 11 ediciones regionales, es una referencia indiscutible en el panorama mediático polaco y se caracteriza por su postura beligerante contra la ideología conservadora.

Desde la llegada al poder en 2015 de la coalición ultraconservadora liderada por Jaroslaw Kaczynski, colega de Michnik en los tiempos de Solidaridad, el flamante premio Princesa de Asturias se ha manifestado en varias ocasiones contra el “cierre gradual de la democracia” al que según él se enfrenta su país.

El pasado 20 de marzo, Michnik aseguró que el partido que gobierna Polonia y el presidente ruso, Vladímir Putin, “siguen el mismo patrón”, y comparó los intentos del Gobierno polaco por cerrar un canal de televisión a la “liquidación de medios independientes” en Bielorrusia y en Turquía.

Crítico incansable de cualquier tipo de censura y defensor de la información imparcial, Michnik enfatizó en una entrevista de televisión el año pasado que “para que una sociedad cambie su punto de vista, primero tiene que tener una buena visión”.

Pero la proliferación de propaganda, noticias falsas y censura son, a su juicio, uno de los grandes peligros para que el público pueda estar informado y desarrollar sus propias ideas.

“Si te repiten por la mañana, por la tarde, por la noche y al día siguiente otra vez que Ucrania es un país ´nazi´, al final acabas pensando que algo de eso hay,” destacó recientemente.

Su postura contra cualquier tipo de censura y totalitarismo quedó patente hace pocos días, cuando tras los bombardeos sobre Kiev describió al presidente ruso, Vladímir Putin, como “no un general calculador, sino un psicópata”.

Con “seis años de cárcel en los huesos”, Michnik dice haber “vivido y visto” lo suficiente como para haber aprendido que “los sistemas totalitarios son como las bicicletas, necesitan avanzar para no caerse”, pero, sea cual sea su color “nunca cambian, son como el curso de un río”.

Michnik aplica su juicio de veterano periodista a la actualidad y es consciente de que “no solo en Polonia, sino en todo el mundo, los cambios se están produciendo tan rápidamente que al mismo tiempo se producen divisiones internas. En Rusia, en China, en Estados Unidos...”.

Esta visión panorámica, capaz de discernir entre las contradicciones para extraer no una conclusión categórica, sino una verdad informativa, es lo que caracteriza la personalidad y, por extensión, el estilo del periodista polaco más importante desde Ryszard Kapuscinski.

Desde la atalaya de su experiencia, y después de haber sido testigo de primera línea de la historia europea reciente, Adam Michnik se ha erigido en una de las voces más autorizadas para descifrar, juzgar y describir la situación que atraviesa el viejo continente.

En la actualidad, está disponible en España En busca del significado perdido (Acantilado, 2013), una colección de ensayos en los que observa y analiza los cambios producidos en Polonia y en la Europa del Este desde 1989, cuando cayó el muro.

Para el escritor y expresidente checo Václav Havel, con este libro “muchos en Occidente entenderán mejor qué pasó y qué está pasando hoy en nuestra parte del mundo”.

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