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Artistas amazónicos claman en una exposición en España por la defensa de la Amazonía
Barcelona (España), 12 nov (EFE).- Artistas amazónicos que participan en la exposición 'Amazonías. El futuro ancestral', en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en España, claman por la defensa de esta vasta región habitada por más de 30 millones de personas, que alberga la mayor selva tropical del planeta y que sirve para entender la emergencia climática.
La exposición, que estará abierta al público hasta el 4 de mayo de 2025, se adentra en la inmensa riqueza natural y cultural del territorio, las ciudades y las comunidades indígenas de la Amazonía a través del arte, el pensamiento y el enorme impacto ecológico de una región que es central para al futuro del planeta, ha señalado este martes en su presentación el comisario, Claudi Carreras.
La directora del CCCB, Judit Carrera, ha subrayado que la región es, asimismo, el hábitat originario de unos cuatrocientos pueblos indígenas que hablan más de trescientas lenguas diferentes; y “la temperatura del planeta y el cambio climático dependen del bosque amazónico, el mayor ecosistema tropical del mundo”.
La exposición es una oportunidad única para disfrutar de obra de nueva creación, que se ha encargado expresamente a destacados artistas y colectivos indígenas, como los murales pintados 'in situ' en Barcelona por el colectivo MAHKU, Rember Yahuarcani, Elías Mamallacta y Olinda Silvano y Cordelia Sánchez, las fotografías y los montajes audiovisuales de Andrés Cardona o la instalación artística de Santiago Yahuarcani y Nereyda López.
La muestra plantea asimismo un recorrido sensorial por la inmensidad de los ríos y de los bosques, por los sonidos, los olores, las ciudades, los rituales, las personas y las historias de vida de las comunidades amazónicas.
En la primera parte del itinerario expositivo destaca la construcción de una maloca, un espacio comunitario de aprendizaje, de escucha y de representación ritual, en el que se imparten conceptos bajo los principios de las plantas medicinales como el tabaco, la coca, la yuca dulce o la ayahuasca, bebida utilizada entre poblaciones de Ecuador, Colombia, Perú y Brasil, o también para las enseñanzas referentes a las narraciones, los cantos, el trabajo, la artesanía o la gastronomía.
La exposición, ha indicado el comisario, invita al visitante a “desaprender” la Amazonía, que nos ha llegado desde los últimos quinientos años.
“En los últimos años la arqueología ha destruido la hipótesis de que la Amazonía es una región inhóspita, que, por causa de limitaciones ambientales, nunca fue densamente poblada, pero se ha demostrado que la región ha estado habitada desde hace más de 13.000 años”, señala Carreras.
De la región amazónica surgieron importantes innovaciones tecnológicas, como el inicio de la domesticación de plantas y la producción inicial e independiente de cerámica o la utilización de fértiles tierras negras para los cultivos.
A principios del siglo XVI, cuando la llegada de los europeos, se calcula que la población indígena de la Gran Amazonía había alcanzado una cifra entre los ocho y los diez millones de personas.
El título de la exposición, con el nombre en plural, pretende reflejar la inexistencia de una única Amazonía y la diversidad de formas de resistencia que conforman una realidad irreductible a un solo concepto monolítico.
A juicio de Carreras, “tratar de descolonizar la memoria y el presente de esta región exige cuestionar las hasta ahora inamovibles jerarquías de la razón occidental”.
La exposición aboga por incorporar la sabiduría milenaria y apuesta por “reconectar con la naturaleza y cuestionar la supremacía humana”.
Una derivada de la colonización europea fue la esclavitud de pueblos africanos de regiones tropicales que, al llegar a la Amazonía, aportaron conocimientos valiosos sobre agricultura y manejo de ecosistemas.
Sin embargo, estos aportes han sido habitualmente ignorados en países como Brasil, Colombia, Guayanas o Surinam.
Para ilustrar la importancia numérica de estas comunidades de esclavos, la exposición recoge que en 1660 Río de Janeiro contaba con 7.000 habitantes, mientras que la comunidad o quilombo de Palmares acogía a 20.000 personas o quilombolas.
La segunda parte de la exposición pone el acento en la política extractivista que los europeos han realizado tradicionalmente desde la colonización en la región para obtener oro, caucho, petróleo, coca, carbón, leña, quina, animales silvestres o la sobreexplotación de los recursos con las represas hidroeléctricas, la agricultura extensiva y la ganadería como principal motor de la deforestación.
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