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El cubano Carlos Acosta “baila” su vida para Icíar Bollaín en “Yuli”
El sueño de Carlos Acosta era convertirse en futbolista en su barrio de La Habana, pero su padre le “obligó” a estudiar danza para disciplinarle. Se convirtió en el primer bailarín negro en interpretar papeles para blancos, forjando una leyenda que ahora “baila” para Icíar Bollaín en “Yuli”.
Con guion de Paul Laverty y música de Alberto Iglesias -tándem que ya trabajó con Bollaín en “También la lluvia” (2010)-, la cineasta empezó a rodar “Yuli” el pasado mes de noviembre en Cuba y, ahora, continúa en Madrid las grabaciones de este filme basado en la vida de una figura “muy interesante y atractiva”, explica a Efe la cineasta.
En la cinta, que la realizadora espera que pueda estrenarse en otoño de este año, Acosta (La Habana, 1973) se interpreta a sí mismo -aunque en la parte coreografiada de la producción interpreta a su padre-, mientras que el bailarín Kevyn Martínez, de la compañía que Acosta fundó en Cuba en 2015, da vida al protagonista en su veintena.
“Es una historia extraordinaria. Carlos es extraordinario como bailarín, uno de los mejores de su generación, y luego tiene una historia muy curiosa, porque no quería ser bailarín. Ha llegado a lo más alto, pero viene de un barrio humilde y él lo que quería ser es futbolista”, comenta la directora de producciones como “El olivo” y “Te doy mis ojos”.
Acosta acabaría conquistando no los estadios sino los teatros de medio mundo, y, en vez de la Bota de Oro, ganaría premios como la Medalla de Oro en el Prix de Lausanne, el Gran Premio en el cuarto Concurso Bienal Internacional de Danza de París, el Premio Danza Vignale (Italia) y el Premio Frédéric Chopin.
Una carrera estelar -que incluye participaciones en cine, como el fragmento que protagonizó en “New York, I Love You” y que dirigió Natalie Portman- que Acosta ha cosechado gracias a su padre, un camionero “casi analfabeto” que le “obligó” a cursar estudios en danza, explica Bollaín, para “sacarle de la calle” y del “futuro que tenía de delincuencia por el barrio en que vivían”.
Se formó en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, con maestros como Ramona de Saá, y se convirtió en el primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet, escritos originariamente para blancos, en compañías como el Houston Ballet o la Royal Ballet de Londres, donde ha sido primer bailarín más de 15 años.
Ahora Bollaín lleva al cine esta vida “fascinante”, que narra a través de la danza y desde la actualidad.
“La película se cuenta desde el presente: Carlos Acosta está haciendo con su compañía un espectáculo ficticio sobre su vida, que se llama como la película, 'Yuli'. Vemos coreografías de baile contemporáneo, que ha coreografiado María Rovira, con partes de la vida de Carlos”.
“Por ejemplo -precisa-, hay un momento de la vida de Carlos en el que va a Houston, y allí se hace una estrella. En la película eso se baila, no nos hemos ido a Houston, sino que eso es una coreografía”.
La cineasta comenta que para ella ha sido “fascinante” rodar danza y “narrar” a través del baile este “'biopic' con el 'biopicado' dentro” que tiene, también, varias lecturas, desde la relación del bailarín cubano con su padre y con su propia trayectoria profesional, hasta la historia de las “dos o tres” últimas décadas de Cuba.
“Yuli”, una coproducción entre España, Francia, Alemania, Cuba y Reino Unido en la que también actúan Santiago Alfonso, Laura de la Uz y Yerlin Pérez, concluirá la próxima semana su rodaje en Londres, ciudad de acogida del protagonista de este filme, uno de los diez títulos españoles de 2017 que han obtenido ayudas del fondo europeo Eurimages.
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