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Mujeres cineastas proponen cuotas en las subvenciones para conseguir la paridad

La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales ha impulsado formaciones y acompañamientos para creadoras

Ignasi Franch

En Cataluña, más de la mitad de los estudiantes de Comunicación Audiovisual son mujeres. La cifra oscila entre el 74,40% de la Universidad Pompeu Fabra y el 52,28% de la Universidad Blanquerna. Incluso en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya (ESCAC), de orientación más técnica, el porcentaje de matriculadas se ha estabilizado alrededor del 40%. En cambio, la realidad laboral en el sector es muy diferente. Según datos extraídos de los Premios Gaudí 2017, el porcentaje de mujeres solo supera el 25% en la tarea de dirección artística.

“Hay más presencia femenina en los estudios vinculados al audiovisual, pero después hay que atravesar un puente para llegar a la industria. Y este puente es difícil de atravesar. De ahí la necesidad de actuar”, afirma Anna Petrus. Esta cortometrajista y docente habla en representación de la rama catalana de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), en proceso de convertirse en delegación oficial de la organización estatal.

La primavera pasada, un grupo de cineastas comenzó a mantener conversaciones con perspectiva de género sobre la realidad del sector, plantando la semilla de lo que se ha convertido en CIMA Catalunya. Los informes que manejaban eran demoledores y ratificaban sus sensaciones sobre una desigualdad estructural, por motivos de sexo, en el acceso a puestos de responsabilidad. Sabían que el Instituto Catalán de Empresas Culturales (ICEC) iba a negociar su Plan Estratégico del Audiovisual 2017-2020, que marcará las políticas institucionales de los próximos años. “La directora Carla Subirana fue la que promovió intentar que el Plan incluyese medidas compensatorias para incidir en la situación que vivimos”, revela Petrus.

Medidas a múltiples niveles

Tras analizar la realidad estadística del sector, tanto en su vertiente formativa como en la laboral, CIMA Catalunya estudió diversas políticas de acción, como las que ha impulsado el Instituto de Cine de Suecia. Como revela Petrus, el modelo sueco ha sido inspirador “porque es el único país que ha conseguido la paridad en el sector”.

El resultado ha sido un plan de acción que contempla un sistema de cuotas para asegurar una presencia mínima de proyectos liderados por mujeres en el reparto de ayudas públicas otorgadas por el ICEC. Este sistema ha recibido la adhesión de diecinueve entidades, tanto centros formativos (las cinco universidades catalanas donde se imparte el grado en Comunicación Audiovisual) como asociaciones profesionales (Academia de Cine Catalán, Colegio de Profesionales de Audiovisuales de Cataluña, Colegio de Directores, Asociación de Actores y Directores Profesionales de Cataluña...). Según Petrus, eso significa el apoyo “de la práctica totalidad del sector. Y las instituciones al final lo que hacen es escuchar al sector”.

En paralelo, el plan contempla toda una serie de medidas y proyectos destinados a visibilizar la tarea de las profesionales, a ofrecerles herramientas para navegar en una industria actualmente masculinizada y a monitorizar los posibles avances o retrocesos en materia de igualdad.

CIMA Catalunya apuesta por la creación de un directorio de mujeres cineastas (en una primera etapa, centrado en directoras, guionistas, productoras, montadoras y directoras de fotografía) inspirado en iniciativas ya existentes como Nordic Women in Film y la estadounidense The Director List. También demanda la creación de viveros para proyectos y de programas de mentoring, en la linea de iniciativas impulsadas por las instituciones suecas o por el Instituto de Cine Americano, que mantiene talleres prácticos y programas educativos.

También se contempla la búsqueda de acuerdos con festivales cinematográficos, centros culturales y otros canales o espacios de difusión, para que contribuyan a la hacer visible la tarea de las profesionales. En el aspecto de la visibilización, o no-invisibilización, algunos medios de comunicación también tendrían que afrontar sus propias responsabilidades. En la última ceremonia de los Premios Gaudí, el realizador Isaki Lacuesta criticó que ciertas coberturas de La próxima piel sólo le citaban a él como autor, a pesar de que la obra estaba firmada por dos directores: Isa Campo y el mismo Lacuesta.

Cuotas contra los techos de cristal

La medida más llamativa propuesta por CIMA Catalunya sería la introducción de cuotas en los programas de ayudas públicas al audiovisual. Algunas autonomías y el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICCA) han introducido un sistema que bonifica la participación de mujeres en los puestos clave de un proyecto, para facilitar que se cumpla la Ley de Paridad. A nivel nacional, el ministerio de Cultura da puntos a la presencia de mujeres en la película. Así, según se recoge en el BOE del 23 de diciembre de 2015:

Que la autoría del guión o la labor de dirección de la película sea íntegramente femenina: 5 puntos. En los supuestos de coparticipación masculina en la dirección y el guion, la puntuación será la proporcional a la cantidad de mujeres directoras y guionistas, para lo cual se baremará por separado la participación femenina en cada uno de los conceptos, y se sumará la puntuación obtenida, hasta el límite de 5 puntos.

“No hemos detectado que estas bonificaciones hayan tenido un impacto significativo. Creemos que necesitamos un sistema de cuotas para que haya un cambio de mentalidad del sector, para que se empiece a pensar en femenino. Y, en paralelo, trabajar un cambio profundo de la sociedad. Hay que operar en ese doble nivel: el resto de políticas han de acompañar, porque sino la cuota no tendrá éxito”, afirma Petrus.

La propuesta de CIMA se basa en el concepto de “proyecto liderado por mujeres”. Para conseguir esta denominación, un filme tendría que conseguir como mínimo 1,5 puntos de un máximo de 3,5. Una dirección exclusivamente femenina (sea personal o compartida entre varias cineastas) sería suficiente para entrar en esta categoría. Una escritura o producción a cargo de mujeres (valorada cada una de ellas con 1 punto), en cambio, no lo sería. Se ha valorado el impacto específico de las tarea de dirección en la mirada que proyecta una película.

Estas cuotas serían de implantación progresiva. Un 25% de los proyectos subvencionados por el ICEC deberían ser liderados por mujeres en 2017; el porcentaje se iría incrementando anualmente en cinco puntos, hasta alcanzar el 40% en 2020.

A preguntas de este diario, el ICEC afirma la igualdad entre sexos es “un tema sensible y en el que se está trabajando”. La definición del Plan Estratégico del Audiovisual se explica como una tarea de consenso con los profesionales (“todos los criterios de valoración que recogen las bases de las diferentes ayudas son negociados con el conjunto del sector, a través de los representantes de las diferentes asociaciones”) todavía por culminar. Desde la institución sí avanzan que el Plan abordará la igualdad de oportunidades entre sexos: “Aunque las lineas de subvención del año 2017 no están aún definidas del todo, la voluntad es poder incluir iniciativas pro igualdad”.

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