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Cerca de 230 personas entran en Ceuta tras un salto a la valla

Decenas de personas de origen subsahariano corren por las calles de Ceuta tras lograr saltar la valla fronteriza | Imagen cedida por Karim Prim

Desalambre

Ceuta —

Cerca de 230 personas de origen subsahariano, según los cálculos oficiales aún provisionales, han conseguido entrar en Ceuta esta mañana tras un salto a la valla fronteriza con Marruecos. La mayoría no ha esperado al traslado a comisaría por parte de la Guardia Civil y ha escapado en grupo hacia el interior de la ciudad por miedo a una devolución en caliente, según el colectivo Caminando Fronteras.

A las 06,45 horas un grupo formado por aproximadamente más de 200 personas de origen subsahariano ha logrado entrar en territorio español. Según ha informado la Delegación del Gobierno en Ceuta, los migrantes lo han conseguido “después de haber forzado dos de las puertas de acceso del vallado perimetral que separa España de Marruecos”, a la altura de la zona denominada como “Finca Berrocal”.

Las mismas fuentes indican que 32 migrantes han sido trasladados al hospital por los servicios sanitarios con heridas de pronóstico leve, pero ellos ya han sido dados de alta.

Por su parte, tres agentes de la Guardia Civil tuvieron que ser atendidos por heridas de diversa consideración, añaden. “Los inmigrantes agredieron a su paso a cuantos agentes intentaron impedirles la entrada”, ha asegurado la Delegación del Gobierno en un comunicado.

Miedo a las devoluciones en caliente

Muchas de las personas que lograron sortear el entramado fronterizo se han desperdigado por distintas calles de la ciudad, por lo que aún se desconoce el número exacto de personas que han podido entrar, han señalado a Efe fuentes de la Guardia Civil.

“En mi grupo éramos más de 54 pero no nos fiamos porque nos devuelven incluso con la presencia de la Cruz Roja”, explicó a la activista Helena Maleno una de las personas que logró saltar la alambrada, mientras corría hacia la ciudad de Ceuta.

Ya estaban en territorio español pero continuaron corriendo sin descanso hasta el interior de la ciudad por miedo a una devolución en caliente, explica la defensora de derechos humanos, quien ha recibido llamadas de varios migrantes que le explicaban sus razones para desconfiar de las Fuerzas de Seguridad del Estado. 

“Ante una ley injusta, ante la falta de garantías de protección de los niños, ante las posibles devoluciones en caliente, decidieron no fiarse de ningún resorte. Decidieron fiarse de sus propias fuerzas y correr”, describe Maleno. “Nos decían: 'Dios nos da la fuerza y tenemos que mirar hacia delante”.

La entrada se ha producido en las inmediaciones de la finca de Berrocal. “Nos empezaron a llamar cuando estaban frente al monte. Nos decían que sabían que el hecho de que estuviese Cruz Roja o la Guardia Civil no era garantía para que no se les devolviese y por eso la mayoría ha salido huyendo y está yendo por su propio pie al hospital, otros se han agolpado a las puertas del CETI pidiendo entrar...”. 

Algunas de las personas que han logrado sortear la alambrada son menores de edad, según Maleno, que ha estado en contacto con algunos de ellos. “Había grupos grandes de chicos entre 15 y 17 años”, explica la activista.

“Aunque muchos de ellos se verán obligados a hacerse pasar por mayores de edad, porque en Ceuta y Melilla los menores no están protegidos, saben que allí es más seguro ser mayor de edad”, apunta. Un ejemplo es el centro de menores de La Purísima de Melilla, que acoge al doble de menores de su capacidad, mientras varias decenas de menores viven en la calle y denuncian agresiones recibidas en este centro. 

“Lo que ha ocurrido es un ejemplo de conocimiento de las leyes, de su aplicación. Es un ejemplo de resistencia. La mayoría ha decidido no fiarse”, concluye la activista.

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