El nuevo rescate de Médicos Sin Fronteras, primera prueba del nuevo Gobierno italiano sobre el cierre de puertos
Primera prueba para el recién estrenado Gobierno italiano del Movimiento Cinco Estrellas y el Partido Democrático sobre la política del cierre de puertos a los migrantes socorridos en el mar. Este domingo, el barco Ocean Viking, operado por las ONG SOS Méditerranée y Médicos Sin fronteras (MSF), rescataba a 50 personas, 12 de ellas menores, de una embarcación en peligro frente a las costas de Libia.
Tras el rescate, la tripulación de la nave ha solicitado por correo electrónico a las autoridades libias que coordinen el desembarco en un lugar seguro e informó de ello a los centros de coordinación marítima italiano y maltés. Llevar a los supervivientes de vuelta a Libia no es una opción para las organizaciones humanitarias por los numerosos abusos que pesan sobre la población migrante, por lo que si no se les indica un puerto seguro para los náufragos –esto es, fuera de Libia–, el Ocean Viking lo solicitará a Malta e Italia, los más cercanos. De momento, no ha recibido respuesta y ha reanudado la navegación en busca de posibles embarcaciones en peligro.
La nueva operación de salvamento, la primera con Matteo Salvini fuera del palacio del Viminale, dejará en evidencia si el nuevo Ejecutivo italiano apostará o no por continuar con el cierre de puertos y perpetuar el tira y afloja con las organizaciones humanitarias que, a lo largo del último año, ha dejado durante días a cientos de migrantes en alta mar sin una solución.
Hasta ahora –desde la entrada en vigor del decreto impulsado por Salvini–, cada vez que una ONG notificaba que había completado un rescate en aguas fronterizas, el exministro del Interior italiano respondía en cuestión de horas firmando una orden de prohibición de entrada en aguas territoriales. Es el caso del Open Arms, que permaneció durante 19 días sin puerto seguro hasta que un fiscal ordenó el desembarco o la nave Eleonora, de Mission Lifeline, cuyo capitán decidió desafiar el veto y entrar sin permiso en aguas territoriales. El viernes, la ONG alemana denunció que les habían impuesto una multa de 300.000 euros por violar la prohibición.
La pelota está ahora en el tejado de Luciana Lamorgese, sustituta de Salvini al frente de Interior, que según los analistas cuenta con un perfil más técnico y está llamada a traer cierta normalidad a la cartera tras más de un año de decisiones polémicas. Pero las órdenes que han vetado la entrada a las ONG no llevaban solo la firma de Salvini, también la de los exministros del M5S Elisabetta Trenta (Defensa) y Danilo Toninelli (Transporte). Ahora, estos ministerios están liderados por miembros del PD, Lorenzo Guerini y Paola De Micheli, respectivamente.
Antes de marcharse, Salvini dejó firmada su última prohibición de entrada contra el buque Alan Kurdi, que continúa desde hace 10 días en aguas internacionales frente a Malta a la espera de instrucciones para desembarcar a los 5 migrantes que permanecen a bordo tras tres nuevas evacuaciones. La organización sigue insistiendo en la responsabilidad de La Valeta en la operación de salvamento, alegando que la operación tuvo lugar en aguas de su competencia.
Sin embargo, en todo este tiempo, la tripulación de Sea Eye también ha continuado llamando a la puerta de Italia sin éxito. El pasado jueves por la mañana, el mismo día que Lamorgese juró el cargo, el capitán del Alan Kurdi preguntaba al Ministerio del Interior si el llamado 'Decreto Salvini', por el que se arriesgan a multas de hasta un millón de euros si entran en aguas italianas, seguía estando vigente. A las 12:26 horas, el ministerio confirmó que seguía en vigor: “Le informamos que el decreto n° 53/2019 sigue siendo válido”.
Una de las primeras condiciones del Partido Democrático para sentarse a negociar con el Movimiento 5 Estrellas fue abolir los dos decretos en materia migratoria impulsados por Salvini. En el caso concreto del 'Decreto de seguridad bis', en el que se basan las órdenes de prohibición de entrada, otorga a Interior la potestad de impedir la entrada de barcos de las ONG en aguas italianas e imponía multas a estas organizaciones de hasta un millón de euros si incumplen la orden. Fue aprobado el pasado 6 de agosto, hace algo más de un mes.
Entre los 26 puntos acordados en el pacto de Gobierno entre el PD y el M5S, ambas formaciones se comprometían a “actualizar” la normativa en materia de seguridad en virtud “de las recientes observaciones del Presidente de la República”. Tras promulgar el texto, Sergio Matarella envió una carta al primer ministro y los presidentes de las cámaras italianas donde recordaba la obligación internacional de rescatar a los náufragos en el mar y expresaba su preocupación por sanciones de “tal gravedad”, en referencia a las elevadas multas para los barcos de las ONG.
Este lunes, el primer ministro Giuseppe Conte ha asegurado que el Decreto de seguridad bis será revisado durante la presentación ante la Cámara de Diputados de su programa de Gobierno. “Ya no podemos hacerlo sin una solidaridad efectiva con otros países europeos”, ha dicho Conte. De momento, los Estados miembros de la UE no se han puesto de acuerdo para la creación de un mecanismo estable que permita el desembarco y posterior reparto de los migrantes rescatados para evitar situaciones de estancamiento.
Durante las negociaciones, el Partido Democrático pidió a su socio de Gobierno, a golpe de expresiones como “discontinuidad”, que se desvincule de las políticas migratorias de sus 15 meses con la ultraderechista Liga Norte. Durante más de un año, el M5S ha aprobado los decretos migratorios de Salvini y ha aceptado el cierre de puertos. El PD tampoco ha dicho claramente que vaya a abrirlos.
En su última misión, MSF y SOS Méditerranée completaron cuatro rescates sucesivos entre el 9 y el 12 de agosto de 356 personas. Ante la “incapacidad de Libia” para ofrecer un lugar seguro y la negativa de la ONG de devolverlas al país vecino, el 13 enviaron su solicitud de puerto seguro a Italia. No recibieron respuesta hasta el 21 de agosto, cuando el centro de coordinación marítima de Roma reiteró que el Ocean Viking no estaba autorizado a entrar en aguas territoriales italianas. Finalmente fue Malta, 14 días después, la que aceptó abrir los puertos.
Pero esta vez el contexto político ha cambiado y, tras el nuevo rescate de la nave humanitaria, se comenzarán a despejar las primeras incógnitas sobre cuál será la postura del nuevo Gobierno italiano ante las ONG que salvan vidas en peligro en el mar.