El proceso judicial contra la privatización de la sanidad madrileña ahuyenta a los fondos de inversión
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de paralizar cautelarmente, el pasado 11 de septiembre, la privatización de tres hospitales en la comunidad de Madrid tuvo eco más allá de los círculos políticos y sanitarios españoles. Los fondos buitre que están oteando la geografía española en busca de oportunidades de inversión han puesto desde entonces una cruz a aquellos negocios relacionados con la privatización de la sanidad española.
Su pérdida de interés tiene mucho que ver con que consideran que la intervención judicial va a frenar a los políticos de otras Comunidades Autónomas a la hora de poner en marcha las ofertas de privatizaciones que estaban previstas, o al menos pensadas, y prefieren concentrase en otros sectores donde los beneficios lleguen con más celeridad, según cuentan fuentes del sector a eldiario.es.
El sector había sido identificado por inversores nacionales e internacionales como uno de los más atractivos en los que tomar posiciones. “Estamos hablando de un sector que es el 10% de PIB español, en el que solo un tercio está en manos privadas y muy atomizado, por lo que el recorrido es muy amplio”, explica Pablo Gallart, director financiero de Ribera Salud, la compañía que ha desarrollado el “modelo Alzira” de colaboración Público-privada en Sanidad que se aplica desde 1997 en Valencia y que ha paralizado en Madrid el Supremo.
“No esperamos que haya más privatizaciones de la gestión de hospitales hasta que no se celebren las elecciones autonómicas. Es difícil que los Gobiernos se arriesguen, como ha hecho la Comunidad de Madrid, a tomar esas decisiones, dada la mala acogida que estas iniciativas han tenido en la ciudadanía”, reconoce Gallar. En cualquier caso, está convencido de que, a pesar del actual parón, el proceso de privatización es imparable. “La sanidad tal y como está ahora concebida es insostenible. Cuando se aplique el modelo en Madrid y se comprueben sus resultados, seguro que el resto de las Comunidades Autónomas se sumarán”.
Mientras tanto, los pocos movimientos que se pueden dar en el sector sanitario en España llegaran vía concentración de los centros que ya están en manos privadas. Tanto los fondos buitre como algunos de capital riesgo como Mercapital, CV o Apax podrían financiar las adquisiciones que los grandes grupos Ribera Salud, Capio o el Grupo Quirón puedan plantear. La concentración está en marcha y la tendencia es que los pequeños propietarios de clínicas privadas vendan a esos grupos grandes.
No se descarta tampoco alguna operación más grande relacionada con el proceso de desinversión de las cajas de ahorro. El más previsible podría llegar desde Bankia, que, entre otras cosas, posee el 38% de Ribera Salud.
Pero el verdadero foco del negocio sanitario está ahora fuera de España. Gestores de Gran Bretaña y de varios países de Latino América ha visitado España en varias ocasiones para conocer el modelo, y en el sector tienen claro que lo pondrán en marcha mucho antes que las Comunidades Autónomas españolas.
Los sectores que sí les interesan
Los sectores que sí les interesanMás allá de la sanidad, y una vez canalizadas las inversiones de los fondos buitres en el sector financiero, ahora el foco de interés se localiza en el ladrillo. Pequeñas y medianas inmobiliarias están empezando a recibir ofertas tanto por sus carteras de morosos como por sus promociones e inmuebles. Incluso la Sareb (el banco malo), cuyos precios no acaban de convencer a muchos representantes de fondos buitre, acaba de cerrar la venta de una cartera de deuda valorada en 233 millones de euros que finalmente ha sido adjudicada al banco alemán Deutsche Bank pero por el que se llegaron a interesar hasta 100 compradores, aunque solo 20 pasaron el corte final.
El gran atractivo de ese paquete de deuda es que contaba principalmente con inmuebles de oficinas, hoteles y locales comerciales. Y es que como reconoce Adolfo Favieres, director del HIG Bayside, uno de los fondos buitres que ya había cerrado operaciones con la Sareb en agosto, “el sector de vivienda residencial sigue siendo de alto riesgo, el inmobiliario de negocios ya empieza a ser atractivo para otros fondos no tan arriesgados”. En el punto de mira están locales comerciales y oficinas ubicados en calles cercanas a las principales, ya que así tienen más poder de presión a la baja. Los inmuebles residenciales para rehabilitar también están en el punto de mira de los fondos internacionales, siempre que sus precios estén muy por debajo de los que se alcanzaron en los años 90 del siglo pasado. La clave en sus negociaciones es fijar el precio al que pueden ser vendidos y descontarle el 15% de beneficios que ellos se llevan.
Pero este es un negocio con el que sólo se atreven los fondos más arriesgados, el resto prefiere apostar por la compra de la deuda de compañías, con independencia de su sector. Así se han cerrado operaciones con La Seda de Barcelona o Codere. El atractivo de comprar deuda es que, si las cosas salen mal, los propietarios de esta cobrarían antes que los propietarios de las acciones.
El resto de posibles inversiones hay que identificarlas en las carteras empresariales de los bancos. “Antes de que terminen los test de estrés, las entidades financieras, sobre todo las nacionalizadas, estarán obligadas a vender para cuadrar sus balances, y es aquí donde están las oportunidades más interesantes”, asegura Adolfo Favieres de HIG.