La sobrina de Luis de Guindos deja el Banco Mundial y se reincorpora a la autoridad de Competencia

Beatriz de Guindos Talavera, sobrina del ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, vuelve a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el organismo que abandonó tras una amarga experiencia de 24 horas como directora de Competencia, cargo del que presentó su “dimisión irrevocable” en septiembre de 2013 tras la polémica generada por su nombramiento.

Beatriz de Guindos se reincorporará a la CNMC la semana que viene. Su destino será el gabinete de Presidencia de Competencia, según fuentes del organismo que encabeza José María Marín Quemada, que recalcan que la sobrina del ministro conserva allí su plaza de funcionaria, por lo que no es necesario el trámite de convocatoria pública en el BOE. Como se dice en el argot funcionarial, “tiene mochila”, o lo que es lo mismo, derecho a recuperar su plaza, según esas fuentes.

La casualidad ha querido que, tras más de 300 días sin Gobierno en España, De Guindos regrese al 'súperregulador' unos días después de constituirse el nuevo Ejecutivo, con su tío renovado como ministro y con poderes reforzados, ya que ha sumado a su cartera las competencias de Industria. Beatriz de Guindos regresará a la CNMC tras cumplir su mandato de dos años como directora ejecutiva alterna en el Banco Mundial, el organismo multilateral en el que recaló en noviembre de 2014 y el mismo en el que Luis de Guindos intentó colocar hace dos meses a su amigo el exministro de Industria José Manuel Soria, dimitido en abril tras el escándalo de Los Papeles de Panamá.

A diferencia de Soria, que apenas duró cinco años en el cuerpo de técnicos comerciales del Estado (luego se pasó al sector privado y después, a la política), la sobrina de Luis de Guindos atesora tras más de una década como alta funcionaria de ese cuerpo y acredita una trayectoria brillante en la Administración.

Nacida en octubre de 1979, es licenciada en Económicas con Premio Extraordinario por la Universidad Complutense de Madrid y completó su formación en IESE y Harvard, entre otras prestigiosas instituciones. Ingresó en 2003 en el cuerpo de 'tecos', al que pertenece su tío, entre otros muchos altos cargos de la Administración.

Beatriz de Guindos se sacó esa oposición con 24 años. Fue la tercera de su promoción, en la que coincidió, entre otros, con los que hoy son jefes de gabinete del ministro de Hacienda (Felipe Martínez Rico, número uno en aquella convocatoria) y del secretario de Estado de Economía (Eulalia Ortiz). Su primer destino fue el Servicio de la Competencia del Ministerio de Economía, cuando su tío era secretario de Estado de Economía. Cuatro años después ya era subdirectora en la antigua CNC.

En septiembre de 2013, el nombre de la sobrina del ministro saltó a su pesar a los medios de comunicación. La CNMC, sin haber echado a andar, la nombró directora de Competencia. Suponía un importante ascenso para la hasta entonces subdirectora de Industria y Energía de la Dirección de Investigación de la extinta autoridad de la Competencia (CNC), engullida por el nuevo organismo que también fusionó, entre otros, los antiguos reguladores de Competencia, Telecomunicaciones, Energía y sector postal.

Se armó un notable revuelo, porque, para muchos, el nombramiento de Beatriz de Guindos ponía en entredicho la independencia de la CNMC ya que implicaba también el ascenso en el organismo de la número dos de Guindos, Micaela Arias-Cañete, hija del entonces ministro de Agricultura y actual comisario europeo.

La sobrina de Guindos dimitió a las 24 horas de ese puesto directivo en el 'súperregulador' y unos meses después (en febrero de 2014) el Ministerio de Economía la proponía como directora suplente del Banco Mundial, puesto al que se incorporó en noviembre de ese año con un sueldo que triplicaba al que tenía en la CNMC y que el año pasado fue de 218.620 dólares libres de impuestos, unos 200.000 euros al cambio. Por su parte, la hija de Cañete, que finalmente no promocionó, tampoco trabaja ya en la CNMC, tras acogerse a una excedencia.