Un estudio muestra que el 90% de los españoles ve opaca la energía nuclear y un 45% cree que no es segura
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el organismo que vela por el buen funcionamiento de los ocho reactores nucleares españoles y del resto de instalaciones radiactivas repartidas por todo el país (en sus múltiples usos: sanitario, industrial, de tratamiento de residuos, de tratamiento de combustible...) es un completo desconocido para la inmensa mayoría de la población española, que en un porcentaje muy elevado considera que no es seguro vivir teniendo una central atómica cerca.
Son algunas de las conclusiones de un estudio publicado por el organismo que, entre otros datos, revela graves carencias de información y confianza en la población con respecto a la energía nuclear, una cuestión de mucho o bastante interés para el 69,7% de los encuestados, pero sobre la que existe “poca” o “ninguna” información para la mayoría. Un 90,3% considera que los españoles no están adecuadamente informados sobre esta materia y el 45,7% dice que tiene “ninguna” o “poca” confianza en la información disponible.
El informe refleja que son más (un 45% del total) los ciudadanos que consideran que no es seguro residir en el entorno de una central nuclear que los que creen que es “bastante” o “totalmente” seguro (un 33,8% del total). Una opinión muy relacionada con la clase social (la percepción de seguridad es muy superior en los encuestados de clase alta) y el nivel de estudios: el porcentaje de los que creen que es seguro es del 43% entre los que tienen educación universitaria, y de sólo el 18,1% entre los que no han acabado la primaria.
El documento, en suma, pone en solfa la política de comunicación del CSN, al que el Parlamento (la única institución ante la que rinde cuentas) instó el año pasado a adoptar un plan de comunicación (del que de momento no hay noticias) para mejorar la información y la transparencia del organismo. La percepción del CSN entre los encuestados merece mención aparte. Un 75,3% ni siquiera lo conoce; un 60,1% no ha oído hablar de él y un 61,2% considera que la información que le llega del regulador es “escasa”. Respecto a la confianza en su independencia, para un 17,2% es nula o “poca” y un 53,2% no sabe qué contestar.
Entre la minoría que considera que los ciudadanos están adecuadamente informados sobre seguridad nuclear y protección radiológica, un 44,3% confía en la solvencia técnica del CSN. Pero el 51,1% del total no sabe valorar este aspecto, que al 12,8% de la población le inspira poca o ninguna confianza. Del estudio se extraen conclusiones tan peregrinas como la de que el CSN debería enfatizar la comunicación entre agricultores y personas de clase baja, que son las que tienen una percepción más negativa sobre su papel y el de la energía nuclear.
Con años de retraso
El estudio, basado en 3.005 encuestas telefónicas y un foro online con 49 representantes de ayuntamientos, empresas, asociaciones, universidades y organismos públicos, llega muy tarde. Su elaboración fue una petición del Comité Asesor del CSN (en el que están representados los pueblos nucleares, las Administraciones, las empresas eléctricas, sindicatos y ecologistas) formulada en octubre de 2012, cuando el regulador atómico todavía estaba presidido por Carmen Martínez Ten.
Pero Fernando Marti, que sucedió en la presidencia del CSN a la actual diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, no sacó a concurso la realización del estudio hasta abril del año pasado. Según fuentes conocedoras del proceso hubo que obligar a Marti a retirar del BOE el primer diseño de estudio de opinión que quiso colar, con una dotación “rídícula” (unos 10.000 euros) y preparado ad hoc para conseguir buenos resultados, ya que establecía que la mayoría de las encuestas se realizarían en los municipios próximos a las instalaciones nucleares (mucho más proclives a esta tecnología).
Finalmente, la encuesta se realizó casi al 50% entre las denominadas “zonas de influencia” y el resto del país. Cabe recordar que, durante su breve etapa como secretario de Estado de Energía (en 2012), una de las máximas de Marti (miembro confeso del Opus Dei, organización que no destaca, precisamente, por la transparencia), era esta: “Yo no hablo con periodistas”.
Francisco Castejón, investigador en fusión nuclear del CIEMAT, miembro de Ecologistas en Acción e integrante del Comité Asesor del CSN, recuerda que la petición de hacer este informe “no partió de los grupos ecologistas, sino de expertos en comunicación”. Este ecologista, que fue uno de los encuestados para la elaboración del estudio, considera que el informe, “pese a ser insuficiente” y con una metodología que “deja mucho que desear”, arroja “indicios preocupantes” sobre la percepción del CSN entre la ciudadanía.