De Opening a Vitaldent: el modelo de franquicias deja un reguero de escándalos y afectados
Las clínicas Vitaldent siguen atendiendo a sus pacientes horas después de que haya saltado la noticia: el fundador de la marca y la cúpula de la empresa han sido detenidos por blanqueo de capitales y fraude fiscal. El alcance de la operación en el funcionamiento de la empresa no está clara pero crea una lógica alarma. Hace apenas tres semanas, echaba el cierre la cadena de clínicas Funnydent, dejando a decenas de pacientes a las puertas de las clínicas con tratamientos a medias.
El alcance de una crisis en la cadena Vitaldent sería mucho mayor. La cadena de clínicas es la más importante dentro del sector, con 450 clínicas dentales (350 en España), 7.500 empleados y un movimiento en el sector de 500 millones de euros. Cómo afectará la situación de la central a los franquiciados es aún una incógnita con varias vertientes abiertas: por un lado, su implicación en la investigación al haber hecho pagos en negro a la marca madre. Según ABC, la investigación comenzó con una denuncia de un franquiciado de Sevilla, “harto de tener que cometer delitos económicos”. En este sentido, ABC dice que no está previsto clausurar ningún centro, aunque en las clínicas en las que se han producido irregularidades, se nombrará un administrador judicial para que los clientes puedan ser atendidos.
La otra vertiente que puede dificultar la operativa de las clínicas es la de la compra de material a los proveedores, una facultad que se tenía arrogada la central y que capturaba por así decirlo a la red de franquiciados que estaban a merced de Vitaldent. También según ABC, las clínicas pagaban un sobrecoste y en ocasiones el material era defectuoso, lo que había provocado denuncias de los franquiciados. La parálisis en el proceso de compras a los proveedores sí pondría trabas en la atención de las clínicas, que también pueden sufrir la caída de clientes a los que con toda seguridad dañará la mala publicidad de la operación.
Los problemas con la compra de materiales por parte de la matriz franquiciadora suelen ser uno de los detonantes más habituales de las malas relaciones entre franquiciado y franquiciadores. Hasta un 30% de los franquiciados de la cadena de yogur helado de Llao Llao se han quejado de los precios y los sobrecostes que les impone la marca, que les obliga a comprar los suministros a través de ella, mermando las rentabilidades esperadas.
También un grupo de franquiciados de Dia tienen interpuesta una querella contra la marca por su agresiva política de precios que aseguran que les hace muy difícil lograr la rentabilidad necesaria para mantener a flote los negocios.
A raíz de la crisis financiera, el modelo de negocio franquiciado ha vivido un momento dulce que también ha traído consigo una larga historia de desencuentros con los clientes. 100 Montaditos, La Sureña, Foster's Hollywood o Yves Rocher son otros de los negociados franquiciados con parte de su red en pie de guerra, atrapados por unos contratos que ahora chocan con la realidad. Otras crisis en modelos franquiciados en estos años las han protagonizado Suavitas (clínicas de depilación láser) que cerró cinco de sus 16 centros y fue absorbida por otra compañía.
Más sonado fue el cierre de Corporación Dermoestética que no se regía por el modelo de franquicias pero dejó a miles de pacientes con tratamientos pagados que se han aglutinado en una plataforma. Tanto Suavitas como Corporación Dermoestética llegaron a cotizar en el MAB.
En 2008, había en España 875 negocios de franquicia en España que ocho años después llegan ya a 1.200 negocios. Pero lo cierto es que la facturación del sector no ha crecido en la misma proporción, siendo una tarta que cada vez se ha repartido entre más agentes con alrededor de 26.000 millones de euros anuales en ventas. Hay más de 50.000 locales que tienen un negocio en franquicia y, según la Asociación Española de Franquiciadores, dan empleo a 250.000 personas y tiene millones de clientes. Solo Vitaldent asegura tener siete millones y lo normal es que un mismo cliente lo sea de varias de estas cadenas.
Con estos mimbres, es fácil entender la onda expansiva que genera un problema en alguna de estas redes. Uno de los primeros sustos que dio una red de franquicias en España fue la quiebra de Opening, los centros de enseñanza de inglés que en 2002 echaron el cierre dejando 45.000 estudiantes con sus cursos pagados que tardaron de media casi once años en ser indemnizados.
El efecto contagio que tuvo el cierre de Opening en las academias de inglés provocó la debacle de Bla Bla Company y posteriormente de Wall Street Institute. Ahora, el sector de los dentistas low cost quiere poner un cordón sanitario que les libre de ser arrastrados por Vitaldent. Dentix, otra de las compañías más fuertes del sector, ha emitido rápidamente un comunicado aclarando que su modelo de negocio no es de franquicias y que los 91 centros de la marca son de propiedad directa.
También la Asociación Española de Franquiciadores ha intentado alejar en lo posible este suceso del sector, suspendiendo cautelarmente a la marca y esperando que no se inicie un efecto de “bola de nieve” en las otras seis cadenas franquiciadas del sector de la salud dental.