Más de la mitad de la deuda de los partidos políticos con la banca está en manos de CaixaBank y Banco Santander
En año electoral, con unas elecciones generales, municipales y autonómicas a la vista, los partidos políticos entraron en 2019 debiendo a los bancos más de 127 millones de euros, según los datos recopilados por eldiario.es. Las cifra proviene de las últimas cuentas anuales publicadas por las principales formaciones políticas con representación en el Congreso y en los parlamentos autonómicos. Ver metodología
Un endeudamiento que no es independiente del proceso de concentración y fusión de entidades financieras durante la crisis. Más de la mitad (52%) de esa deuda de los partidos políticos está en manos de dos de los mayores bancos españoles: CaixaBank y Banco Santander.
La compra de Banco Popular por un euro, que acumulaba el 32% de las deudas pendientes de los partidos en 2015, convierte a Santander en el segundo mayor acreedor de las formaciones políticas con un volumen de créditos por pagar superior a los 35 millones de euros. Solo CaixaBank supera a la entidad presidida por Ana Botín entre los mayores acreedores de PP, PSOE, PNV, Izquierda Unida o Convergència.
Ante las preguntas de eldiario.es, fuentes de BBVA, Caixabank y Banco Santander han rechazado dar valoraciones.
De los principales partidos con representación estatal, PSOE (incluyendo al PSC) y PP acumulan el 60% de las obligaciones financieras de los partidos, según las últimas cuentas disponibles. Frente a los dos grandes partidos, Podemos, Ciudadanos y Vox estaban libres de deudas con los bancos a 31 de diciembre de 2018.
En el caso de la formación de Pablo Iglesias, el código ético del partido impide a Podemos acudir a los bancos para financiar su actividad o campañas electorales. Un principio al que se mantienen fieles desde 2014 y que terminó siendo parte de su programa electoral para las generales del 28A: “hay una fuerza política que tiene las manos libres para cambiar las cosas porque no pide créditos a los bancos”.
Otra cosa son las cuentas de Izquierda Unida y sus federaciones e Iniciativa Per Catalunya Verds, con los que acudieron conjuntamente en las elecciones generales con las candidaturas de Unidas Podemos y En Comú Podem. Las dos formaciones acumulan una deuda que han arrastrado durante años superior a los 20 millones de euros.
Ciudadanos, que acumuló en sus libros créditos a deber por 8,2 millones de euros con Banco Popular para financiar las campañas de las elecciones generales de 2015 y 2016, ya no tiene ningún préstamo con ninguna entidad bancaria. Ahora presume en su web de tener “las manos libres” y las cuentas “completamente saneadas”. Una situación financiera idéntica a la formación de Abascal, que no tiene préstamos ni créditos con las entidades financieras.
Además de los grandes partidos nacionales, las principales fuerzas nacionalistas conservadoras, PNV y Convergència (ahora PDeCAT) se ubican también entre los partidos más endeudados. En el caso de la formación catalana, ha heredado parte de la deuda de la extinta federación con Uniò.
Distinta situación para el partido heredero de Convergència, PDeCAT, que mantiene su propia contabilidad como entidad independiente sin deudas con los bancos, según sus propias cuentas publicadas. Precisamente, el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata imputó al PDeCAT en la investigación del 3%ya que “lejos de corresponderse con el nacimiento de un nuevo partido”, fue solo un cambio de identidad con “la finalidad de desconectarse de las responsabilidad en las que pudiera haber incurrido” la formación política precedente.
Aunque la formación catalana no es la que tiene más créditos sin pagar con los bancos, sí es la más endeudada de los principales partidos en comparación con sus ingresos anuales. En el caso de Convergència, necesitaría dedicar casi dos años enteros de sus ingresos anuales para liberarse de todos sus créditos sin pagar.
Los socialistas catalanes del PSC e Izquierda Unida son los otros dos únicos partidos cuyo endeudamiento supera a sus ingresos anuales. Fuentes de la formación liderada por Alberto Garzón aclaran que el partido “lleva más de tres años sin pedir créditos electorales” y achacan la deuda actual a una herencia de anteriores direcciones.
Ahora, el plan de la formación es liquidar todas las deudas anteriores para que “no haya dependencias directas de las entidades bancarias”, un vínculo con la banca que desde Izquierda Unida consideran “negativo para la calidad de nuestro sistema democrático”.
Aunque CaixaBank y Santander son los mayores acreedores de las fuerzas políticas, no todas las formaciones han pedido préstamos y créditos a las mismas entidades. ¿A qué bancos debe cada uno de los partidos? El PSOE es la formación que más dinero adeudaba a los bancos al término del año pasado: 40,2 millones de euros. La mayoría de los compromisos de los socialistas se distribuyen entre Santander, CaixaBank, Unicaja y BBVA.
Gran parte de la deuda de los socialistas con estas entidades es de origen electoral y por el crédito que pidió la formación para hacer frente a las indemnizaciones y jubilaciones anticipadas del ERE realizado en 2012. Desde 2015, el PSOE ha amortizado casi la mitad de su deuda con la banca y los mayores ingresos por el despegue electoral dibujan un futuro más saneado en las cuentas de Ferraz.
A diferencia del PSOE, la deuda del resto de formaciones políticas depende prácticamente de una única entidad financiera. CaixaBank tiene el 79% de la deuda del PSC, el 70% de la antigua Convergència y el 94% de ICV, el 65% de los préstamos a deber de Izquierda Unida son a Unicaja y Santander es acreedor del 72% de la deuda del PP.
Sobre la concentración de los préstamos y créditos sin amortizar en un solo banco, fuentes del Partido Popular, que acumula una deuda financiera de 25 millones de euros, declinaron responder a las preguntas de eldiario.es.
Los partidos políticos reducen su deuda un 41%
Las entidades de crédito no pueden condonar deuda a los partidos políticos desde 2015, cuando se modificó la ley de financiación de partidos políticos. Desde entonces, las principales formaciones han reducido su endeudamiento un 41%, desde los 215 millones de euros que debían en 2015 hasta los 127 millones, según las últimas cuentas publicadas.
Durante ese periodo, los partidos abonaron a los bancos más de 80 millones de euros en préstamos y créditos. Los principales beneficiados: Santander, BBVA y CaixaBank. En 2015, la suma de las deudas sin pagar de las formaciones políticas con Santander y el Banco Popular ascendía a los 84 millones de euros. En las últimas cuentas se ha reducido hasta los 35 millones.
Una reducción de la deuda que coincide con un periodo en el que la banca ha restringido el crédito a los partidos políticos. Para las elecciones generales y autonómicas de 2019, el PSOE tuvo que recurrir a los microcréditos para financiar la campaña ante la dificultad de conseguir préstamos de los bancos, tal y como publicó eldiario.es.
La desaparición del Banco Popular, el banco de referencia para la financiación de las campañas electorales, ha cambiado las líneas de financiación de los partidos. Según explican fuentes del PSOE, tuvieron que explicar al resto de entidades financieras conceptos de ley electoral y el funcionamiento de las subvenciones electorales a la hora de pedir créditos para las campañas de 2019. “En nuestro caso han sido 5 entidades financieras las que nos han dado créditos electorales”, afirman.
Una situación que se repite en el resto de partidos, según confirman desde Izquierda Unida. “Hemos tenido problemas a la hora de solicitar una póliza de tesorería, es decir, un adelanto de la subvención que nos corresponde legalmente dado los retrasos de la Administración para abonarla”, explican.
BBVA, segundo banco más grande por número de activos, establece en su código de conducta desde 2012 que “no realiza contribuciones a campañas electorales ni donaciones a partidos políticos”. Banco Popular, ahora integrado ahora en Santander, fue la única entidad financiera que prestó fondos a los principales partidos para las campañas electorales de las generales de 2016, según publicó El País.
Precisamente, tanto socialistas como populares están ante sus menores endeudamientos de la última década. Con cuatro años de retraso, el Tribunal de Cuentas publicó en febrero de 2018 el informe sobre las cuentas de los partidos de 2014 y 2015. El organismo, que se encarga de fiscalizar la contabilidad de las formaciones política, publica desde 2001 las deudas de los partidos con las entidades bancarias.
Unos datos que señalan como las deudas de la mayoría de partidos son estructurales, se multiplican durante los años electorales y han visto una reducción paulatina desde el mayor pico: en 2011, que hubo elecciones generales, municipales y autonómicas. Son los casos de PP y PSOE, pero también los de PNV, BNG, Eusko Alkartasuna, ERC o Izquierda Unida.