La vida rota y sin dinero para el psicólogo
Quedarse en paro, no tener perspectivas de encontrar un trabajo, dejar de poder pagar la hipoteca, afrontar un desahucio, irse a la cama con la angustia de no saber si podrás mantener a la familia... La crisis ha hecho que cada vez más personas pasen por situaciones críticas en las que puede ser necesaria la atención psicológica. Ante la falta de recursos públicos y el precio de las consultas privadas que no todo el mundo puede asumir, la asociación Psicólogos Sin Fronteras (PSF) de Madrid tiene en marcha dos programas de atención para personas que están sufriendo los peores efectos de la crisis, uno completamente gratuito y otro a muy bajo coste.
“Ofrecemos acompañamiento para una situación de desequilibrio, como un desahucio, un despido, parados de larga duración... Gente que sufre una quiebra en su modelo de vida, a la que de repente se le ha roto el suelo que había debajo de sus pies”, explica Ernolando Parra, coordinador del programa 'Psicología en Tiempos de Crisis'. Este grupo de trabajo funciona desde el pasado enero en colaboración con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Los 15 profesionales que trabajan en este programa tratan de ofrecer apoyo y refuerzo en un momento concreto, pero también “de activar los recursos propios para que esas personas se valgan por sí mismas”.
En estos meses han atendido a veinte familias de la Comunidad de Madrid: “Queremos seguir llegando a más gente y dar una atención de calidad”. Las personas contactan directamente con ellos o bien llegan a través de la PAH, de las asambleas de barrios o de otras organizaciones. “La mayoría de los casos son familias medias, gente que no se sabía vulnerable a los efectos de la crisis, que trabajaba, que podría permitirse comprar una casa”, dice Parra.
Aunque la crisis ha aumentado la gente en situación de recibir atención psicológica, Psicólogos Sin Fronteras de Madrid denuncia que la sanidad pública no está dando respuesta a esta necesidad. “Antes de la crisis, la atención en salud mental ya era una basura, con muy pocos recursos; ahora aún hay menos recursos y mucha más gente que necesita atención. En muchos casos sólo les trata el médico de familia y punto”, cuenta Ernolando Parra, quien denuncia que los recortes aumentan el número de “personas vulnerables y en riesgo de exclusión social”.
El sindicato CCOO también reclamó esta semana políticas para paliar “los graves efectos del desempleo sobre la salud”. “Los efectos sobre la salud de las personas paradas son más o menos graves en función del nivel de protección social, de la fortaleza y prestaciones del Estado de Bienestar. Si sabemos que la crisis y el desempleo agudizan los problemas de salud, especialmente la salud mental, y no incrementamos los recursos sanitarios en las áreas mas afectadas, la capacidad de atender el aumento de demanda disminuye y se pierde calidad de atención”, dice el secretario confederal de Salud Laboral de CCOO, Pedro Linares. La central pide, por ejemplo, que en todos los expedientes de regulación de empleo se prevean los efectos sobre la salud tanto de las personas afectadas como de las que quedan trabajando.
Concepción de Águeda coordina el programa de atención psicológica a bajo coste de PSF Madrid para personas desempleadas y/o con bajos recursos económicos, que lleva en marcha desde noviembre de 2011. “Surgió porque detectamos una demanda muy importante y un vacío en la sanidad pública en cuanto a atención psicológica: las listas de espera son exageradas y las citas son demasiado espaciadas para ser adecuadas. Por otro lado, había mucha gente que no se podía permitir pagar una consulta privada, que puede salir desde 240 euros al mes con una cita a la semana”, señala De Águeda.
La primera consulta es gratuita y sirve para valorar el caso. Después, la persona es derivada a un profesional y cada cita cuesta 15 euros, un dinero que sirve para sufragar los costes básicos del programa. De Águeda asegura que con la crisis todos los problemas tienden a agravarse: “Los trastornos más frecuentes son la depresión y la ansiedad. Mucha gente no puede hacer ya su vida de antes, hay más problemas familiares, el trance de la pérdida del empleo y, lo que es peor, la falta de esperanza en encontrar otro”.