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La fábrica rural de cultura

Uno de los espacios del interior de las dos naves rehabilitadas. / LaFábrika detodalavida

María Muñoz

Lo que empezó como una intervención en una cementera abandonada de un grupo de estudiantes de Bellas Artes ha acabado por convertirse en una iniciativa de recuperación del patrimonio industrial como vía para impulsar nuevos proyectos en el ámbito rural. Es el origen de LaFábrika detodalavida, una asociación extremeña que busca impulsar, gestionar y acoger iniciativas sociales, de ocio y culturales desde un participación colectiva.

“Los jóvenes extremeños nos tenemos que ir siempre fuera a estudiar y el problema es que luego no volvemos porque no hay oportunidades laborales así que empezamos a darle vueltas a un proyecto para inventarnos nuestros propio trabajo”, explica Carlos Muñoz, arquitecto y socio de LaFábrika detodalavida. En Los Santos de Maimona (Badajoz) permanece cerrada desde 1973 una fábrica de cemento, que tan solo servía de divertimento para los chavales que echaban el rato en sus instalaciones abandonadas. Y ese espacio, en el que habían pasado tantos tiempos muertos de adolescentes empezó a convertirse en el centro de sus proyectos universitarios.

“Originalmente era un proyecto de intervención de un grupo de estudiantes de Bellas Artes y luego empezamos a entrar otras profesiones y darle más forma a la iniciativa”, señala Muñoz. Durante tres años, mientras terminaban sus carreras, perfilaron y detallaron lo que querían ser y hacer.

Cesión municipal

La cementera pertenece al Ayuntamiento de la localidad y debían pedir una cesión de uso. Con la ayuda y asesoramiento de Arquitecturas Colectivas, una red de colectivos y personas que promueven la construcción participativa del entorno, redactaron el convenio de cesión. Y hace dos años lograron el uso cedido de dos de las naves de la cementera.

Empezaron a rehabilitar las instalaciones y este año inauguraron su sede. Dividida en varios espacios, LaFábrika de todalavida se centra en la gestión social del territorio y el ocio cultural en el ámbito rural. “Queremos proponer talleres, programación de cine y gastronomía, invitar a otros colectivos a que pongan en marcha sus propias iniciativas y, a cambio, que todo ello genere un retorno social al territorio”, señala Muñoz.

Su intención es que el espacio sea sostenible por sí mismo. No quieren cobrar por participar en las instalaciones pero que los que hagan uso de ellas ofrezcan a cambio su trabajo para sacar adelante de forma colectiva el proyecto. La asociación está formada por unas 12 personas. Cuatro permanecen dedicadas en exclusiva a la actividad de la entidad. Con el tiempo, aspiran a que el proyecto vaya caminando de forma más autónoma y poder así emplear tiempo en otras iniciativas, como es por ejemplo la recuperación de espacios abandonados desde una participación social, como ellos han realizado con dos de las naves de la antigua ASLAND.

Hemos logrado transformar la visión negativa que había de este espacio abandonado en algo positivo”, explica el arquitecto, quien relata el porqué de esta afirmación: Los Santos de Maimona es una localidad de apenas 8.000 habitantes, situado en el centro de la provincia de Badajoz. En los años 50, fue el lugar elegido por la dictadura franquista para construir la cementera que daría material a lo que se llamó el Plan Badajoz, que incluía la construcción de urbanizaciones y pueblos, así como de la red viaria, y por supuesto, de canales y embalses.

“Aquí no se produjo el éxodo de los años 60 a Cataluña o País Vasco porque estaba la cementera, eso llegó después”, cuenta Muñoz. El plan Badajoz acabó en el 1972, un año después cerró la fábrica y la población de Los Santos de Maimona pasó de 10.000 a apenas 7.000 habitantes. “Por ello, la gente del pueblo siempre ha asociado la cementera a algo negativo”, afirma el arquitecto.

Transformación colectiva

Ahora, con la recuperación de dos de las naves por parte de LaFábrika detodalaVida, los habitantes han visto en el espacio una oportunidad. “Hay de todo, pero en general está teniendo muy buena acogida y durante el año y medio que duraron las obras hubo mucha gente que se acercaba para colaborar y ayudarnos en lo que pudiera”, explica Muñoz.

Uno de los proyectos que ya tiene en marcha la asociación tiene que ver precisamente con el territorio y con la idea de tejer una red colectiva. Bajo el nombre de Arrejuntándonos, realizan un mapeo de todos los proyectos de economía social que funcionan en la comunidad. “Queremos incluir iniciativas, empresas, asociaciones o entidades de distinto ámbito impulsadas o gestionadas por cuidadanos, que trabajen alrededor de la cultura libre, la producción cooperativa, el procomún, las prácticas colaborativas y la innovación social”, explican desde la web.

“Nuestro deseo es que LaFábrika detodalavida sea un espacio de coworking en el sentido más amplio de la palabra, es decir, un lugar en el que nazcan y funcionen proyectos creados de manera colectiva”, resume Muñoz.

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