Ocho beneficios de estudiar teatro para la salud y la personalidad
Es común pensar que estudiar teatro solo tiene sentido para aquellas personas que quieren dedicarse a la actuación y sueñan con brillar sobre un escenario: que sus interpretaciones sean aplaudidas de pie al final de cada obra.
Sin embargo, así como se puede aprender a dibujar y pintar, a bailar o a tocar un instrumento solo por afición o para descubrir el placer de hacerlo, lo mismo sucede con las clases de actuación. Y al igual que esas otras actividades, estudiar teatro ofrece numerosos beneficios.
Esos efectos positivos alcanzan la salud física pero sobre todo al desarrollo de la personalidad, lo cual extiende sus ventajas hacia el bienestar mental y emocional. ¿Cuáles son esos benficios? Los más importantes se detallan a continuación.
1. Ayuda a vencer la timidez
Este es quizás el más evidente de los beneficios. Superar la timidez y vencer los miedos fue una de las principales respuestas de los participantes de un estudio entre adolescentes y jóvenes de Valencia, realizado por Tomás Motos Teruel y publicado en 2018, el cual analizó los “beneficios para el desarrollo positivo” de estudiar teatro.
Es natural: estudiar teatro, por definición, obliga a llamar la atención, ser el centro de las miradas. Aun cuando no se ofrezca la representación al público, la tarea consiste en asumir un papel y desempeñarlo con la mayor soltura y libertad posibles. Esto ayuda a que la persona también pueda ganar en desparpajo para el resto de sus actividades.
2. Mejora las destrezas comunicativas
Esto se relaciona mucho con lo anterior: la mejora en las destrezas comunicativas resulta casi una consecuencia de la menor timidez. Pero no se trata solo de eso. La experiencia del teatro enseña “cómo y cuándo decir las cosas”, dado que interpretar a distintos personajes ayuda a saber cómo se expresan en las más variadas situaciones.
Las clases de teatro también tienen un efecto positivo la capacidad de hablar en público o en reuniones con mucha gente: de algún modo, esas situaciones son como actuar sobre un escenario. Así lo explica la Columbia College Hollywood, una universidad situada en la meca del cine y especializada en artes escénicas.
3. Favorece las habilidades psicomotrices
En general, muchas clases de teatro incluyen una buena cantidad de ejercicios de expresión corporal, que sirven para relajarse, desconectar del mundo exterior y ponerse en clima para la actuación. Y no solo para eso: tienen mucho valor para los adultos mayores. Por un lado, como actividad física.
Por el otro, porque les permiten “explorar diferentes posibilidades y recursos motrices del propio cuerpo”, como apunta un artículo sobre esta cuestión realizado por María Luisa Zagalaz e Inmaculada Rodríguez Marín, expertas de la Universidad de Jaén.
A través de estas práticas, los participantes consiguen “una experiencia nueva de movimientos que no formaba parte de su vida cotidiana”. Y, de ese modo, logran “potenciar los recursos expresivos del cuerpo y del movimiento para comunicar sensaciones, ideas, estados de ánimo y comprender mensajes expresivos”.
4. Estimula la memoria
Estudiar teatro estimula la memoria, pues exige aprender guiones, diálogos y parlamentos completos, que en ocasiones son muy extensos y requieren de un esfuerzo considerable. No obstante, actores y actrices no “estudian de memoria” sus textos en el sentido tradicional de la expresión.
Lo que hacen es relacionar las palabras con las acciones y las motivaciones de los personajes. Es decir, no se trata de simplemente recordar, sino de ponerse en la piel de esos seres a los que interpretan. Esa es una de las principales conclusiones a las que llegó Helga Noice, investigadora del Elmhurst College en Illinois, Estados Unidos.
Noice estudió durante décadas los beneficios de las actividades artísticas (como la escritura, el teatro, la música y la danza) para los adultos mayores. Comprobó que, además de la memoria, también la agilidad mental y la creatividad resultan incentivadas, en particular en las ocasiones en que el teatro obliga a improvisar o a resolver problemas escénicos sobre la marcha.
5. Aumenta la empatía
Las obras de teatro brindan la posibilidad de ponerse en el lugar de otras personas y, de esa forma, ayudar a entender mejor sus sentimientos, sus dudas y sus decisiones. Es decir, aumentan la capacidad de sentir empatía; una característica que comparten con otras ficciones, como la literatura y el cine.
De hecho, según Frank Hakemulder, experto en literatura y psicología de la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos, la lectura de libros de ficción constituye un “laboratorio moral”. En el teatro, este beneficio puede ser aún más notorio, dado que no se trata solo de leer e imaginar, sino también de encarnar a los personajes: prestarles cuerpo y voz.
6. Es divertido
Por supuesto, estudiar teatro no tiene por qué resultar divertido para todo el mundo. Pero es innegable que incluye un aspecto lúdico: actuar como si uno fuera otra persona siempre se parece un poco a un juego; de hecho, muchos de los juegos de los niños consisten precisamente en eso.
De modo que estudiar teatro puede ser una actividad entretenida, que garantice momentos buenos y alegres, contribuya a dejar a un lado el estrés y la ansiedad y genere risas, las cuales proporcionan beneficios para la salud.
7. Refuerza la autoestima
Hacer teatro implica una serie de retos, desde aprender los guiones hasta animarse a ocupar el escenario y ser el centro de las miradas, pasando por la necesaria interacción y trabajo en equipo con otras personas. Ser capaz de asumir esos desafíos y sacar adelante la tarea es un estímulo enorme para la autoestima y la confianza en uno mismo.
En el citado estudio realizado en Valencia “abundan las referencias a la mejora de la autoestima”: los participantes señalan una y otra vez cómo hacer teatro les dio seguridad, confianza y orgullo por sí mismos. Motos Teruel, el autor del trabajo, apunta que “el refuerzo de la autoestima es uno de los beneficios de las actividades teatrales aceptado por la mayoría de los autores” de otras investigaciones.
8. Permite conocer gente (y combatir la soledad)
Un beneficio no menor de estudiar teatro: la posibilidad de ampliar las relaciones sociales, conocer gente nueva y, en ocasiones, combatir la sensación de soledad, que puede aparecer en diferentes etapas de la vida.
Y no solo porque se conozca a otras personas durante las propias clases: también porque la superación de la timidez, el nicremento de las capacidades comunicativas y el refuerzo de la autoestima también son herramientas para mejorar las relaciones sociales en todos los ámbitos. Por ello, la mejora en las relaciones sociales puede advertirse en todos los espacios en los que la persona desarrolle su vida.
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