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Espacio de reflexión sobre educación y ciencia del grupo ALHE de la UPV/EHU.

“El sentido de estudiar está en liberar las inteligencias”

La Antzuola Herri Eskola

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¡Una educación reglada de calidad para todas y todos! ¡Qué temazo! Este desafío es poliédrico, con muchos factores interdependientes que juegan un papel esencial a la hora de determinar el éxito en un modelo educativo. Más ahora, en esta sociedad tan voluble y cambiante.

Antes de continuar esta reflexión, y para posibilitar comprender el fin que persigue este escrito, deberíamos definir qué es lo que entendemos por éxito educativo. Decía uno de los grandes pensadores del siglo pasado, Antonio Gramcsi, que “el sentido de estudiar está en liberar las inteligencias, no en adoctrinar”. Esto cobra más sentido en una sociedad tan compleja como esta en la que vivimos, donde la desinformación campa a sus anchas. Debemos entender que un sistema educativo de éxito es aquel capaz de dar respuesta a los retos que el alumnado encontrará en la sociedad en la que vive. Esto no resulta tan sencillo. ¿Cómo tratar de prever los retos con los que se encontrarán al finalizar su etapa como estudiantes, si ni siquiera somos capaces de proveer los retos a los que tendrán y tendremos que enfrentarnos en 5 años?, ¿cómo prepararlos para el mercado laboral si no conocemos cuáles serán los trabajos que tendrán que desempeñar? Teniendo en cuenta esto, el objetivo debe ser formar para que tengan una capacidad adaptativa con valores de solidaridad, empatía y compromiso con su entorno.

Esto no significa que la escuela tenga que estar alejada del sistema económico en el que vive. Es más, el capital intelectual de las personas se ha convertido en un activo estratégico del país y de su economía. Pero el conocimiento ya no es tan estanco ni tan impermeable como lo ha sido hasta hace poco. Con lo aprendido en la formación inicial no es suficiente. Para adaptarse y readaptarse a este mundo cambiante, será primordial una escuela que establezca bases sólidas que posibiliten la formación continua. Por lo que un sistema educativo exitoso será aquel que genere una relación positiva entre el alumnado y el conocimiento, a la vez que anime a seguir formándose durante toda la vida.

Resumiendo, podríamos decir que la educación de calidad es aquella que consigue forjar personas autónomas, capaces de pensar por sí mismas, críticas y con una alta capacidad adaptativa. Una educación que prepara al alumnado para desenvolverse en una realidad incierta.

Por lo tanto, la educación, su gestión, sus recursos y sus retos juegan un papel fundamental -pero no único- en el desarrollo de nuestras sociedades. Tenemos el inmenso reto, como sociedad, de identificar buenas prácticas en el ámbito educativo, entendiendo estas como aquellas experiencias que consiguen desarrollar los objetivos propuestos como sociedad. Esto nos debería permitir impulsar, en el conjunto del sistema, prácticas educativas basadas en las evidencias científicas.

Me gustaría resaltar el caso de Antzuola Herri Eskola, un centro de educación infantil y primaria, que durante décadas ha desarrollado un modelo con unas peculiaridades cuyos resultados destacan sobre otros. Para dar una explicación rápida, diremos que trabajan por proyectos de indagación que el alumnado escoge libremente. Tras concretar la intención y el deseo de aprender escogen un proyecto a realizar, por ejemplo, una 'goitibera'. La tarea comienza por indagar sobre cómo construirla, elaboran presupuestos de material, añaden el IVA, consultan la historia del automovilismo, las carreras de cuadrigas en Roma, el radio y el perímetro más idóneo para la rueda, la orografía, las pendientes y los desniveles, los montes, la relación entre la distancia y el tiempo… hasta finalizar el proyecto con una exposición del trabajo realizado a toda la comunidad educativa. A esto lo llamamos en educación un 'currículo emergente', ya que los contenidos 'emergen' dependiendo del camino que toma el proyecto, las necesidades del alumnado y sus preferencias. Además, es flexible, pues no está predefinido ni es inamovible. El de Antzuola es un centro educativo público donde el profesorado no precisa de exámenes para conocer y evaluar el progreso del alumnado y donde se trata el error como un signo de oportunidad para aprender en vez de reprender.

No entendemos el éxito académico por las notas que el alumnado obtiene o por el número de ellos que realizan estudios universitarios. Pero para los escépticos sobre este tipo de pedagogías, daremos un dato sobre un estudio midiendo los resultados obtenidos por el alumnado de este centro en las pruebas diagnóstico de ISEI-IVEI (el PISA vasco). Este nos indica que los resultados académicos son iguales o mejores que la media del resto de la Comunidad Autónoma Vasca dependiendo de la competencia. Por si fuera poco, también ha demostrado que prepara al alumnado para un mejor desempeño académico. El porcentaje de población de 25 a 34 años con estudios superiores en el País Vasco es del 65,3%, mientras que el del alumnado egresado de Antzuola es del 81%. Estos pueden ser datos significativos que nos debería mover a la reflexión.

El secreto está en un modelo que permite el crecimiento personal y colectivo, fomenta la creatividad, la autonomía, la reflexión y la capacidad crítica, los prepara para el cambio ¡y además con un desempeño académico satisfactorio!

Podemos pensar que la situación socioeconómica de Antzuola destaca respecto a su entorno, que hablamos de “un Neguri” guipuzcoano o de un colegio con ratios de 10-15 alumnos por curso. Sin embargo, no es así. En este caso, hablamos de un centro educativo con un índice socioeconómico y cultural medio y un ratio siempre cercano al máximo de 25 alumnos. No parece que ese contexto sea el factor determinante que explique el buen funcionamiento del modelo.

Por lo tanto, creemos que Antzuola Herri Eskola y, por ende, los demás modelos con los que trabaja el grupo de investigación ALHE de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) pueden ser ejemplos a seguir para la consecución de modelos pedagógicos adaptados a los requerimientos del siglo XXI.

Los miembros del grupo de investigación ALHE no creemos en la universalización de un modelo, ya que este, además de tener que dar respuesta a una realidad cambiante, lo tiene que hacer desde una realidad en particular, respondiendo a los intereses de su comunidad. Sin duda, no hay modelos perfectos, tampoco en el ámbito pedagógico, pero sí hay aspectos que nos pueden ayudar a configurar diversos modelos pedagógicos que permitan que la educación obligatoria sea el verdadero elemento igualitario de nuestra sociedad. Debería hacerse un esfuerzo desde las instituciones para conocer las causas y mantener modelos pedagógicos singulares como este. Si se quiere mejorar como sociedad, los modelos pedagógicos innovadores necesitan de la Administración y la Administración necesita de un sistema educativo que funcione. Parafraseando a Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica entre 1994 y 1999, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

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