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Sobre este blog

(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.

Tugurios veraniegos

Juan Bas

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Oído a un parroquiano de aire patibulario en una taberna de Chipiona, Cádiz, que se llamaba El Reñidero porque en la trastienda tenían un pequeño anfiteatro de piedra donde por las noches hacían peleas de gallos. «Niño. Ponme un dedito de JB; así, hasta el nudillo, con media Pepsi del tiempo.» Había ido por recomendación a la taberna de marras, que era ‘Freaks’ en versión gaditana, porque tenía fama de servir el mejor jamón cortado a cuchillo de toda la provincia de Cádiz. Fui por la tarde, con mi hija, que tendría entonces unos ocho años. Los parroquianos ―unánimes y variados cubatas, nada de cerveza o manzanillas― se quedaron fascinados con un juego de esos de palitos chinos que tenía la niña. Al poco, el juego manejado por mi hija se convirtió en el centro de atención de la agreste parroquia; todos lo miraban embobados. Esta catarsis me produjo cierto estupor, pero no me restó las ganas de probar aquel sublime jamón y de acompañarlo con media botellita de manzanilla helada.

En un chiringuito de una de las playas de Rota, también provincia de Cádiz, ponían sardinas asadas. La peste de las sardinas asolaba la playa. Las servían en unos platitos de plástico, en principio desechables, aunque algunos tenían pinta de haber hecho más de un servicio. La rotunda jefa era la que asaba las sardinas y la barra la atendía un camarero chupadillo. A pesar del pluriempleo de los platos de plástico, se les habían terminado. El camarero le dijo a la jefa:

―Jefa, que no quedan platillos, ¿qué hago con las sardinas?

―Las pones en papel de periódico ‘asín’ de momento, ¿o es que lo quieres para leer?

En aquel inmundo chiringuito escribí a mano un artículo sobre una mesa de plástico pringoso asentada en un suelo de tablas cochambrosas cuajado de colillas. Como reflejo condicionado de perro de Pavlov, aquel establo al aire libre me hizo recordar algunos de los infiernos hosteleros en que por muy diversas razones, ser el único en cien kilómetros a la redonda, invitación ineludible, tránsito, desorientación o simple masoquismo, uno cae en verano. Para que se hagan una idea de lo granado de mi particular galería de horrores hosteleros estivales, un chino de Madrid en el que sin duda me comí las costillas del abuelo Tchong y acabó precintado por sanidad, no fue de lo peor, pues invitaban a licor de lagarto. He yantado en sitios de menú del día en que lo único que les faltaba era atar los cubiertos a la mesa con cadenitas para que la clientela no se los llevara. He bebido en bares tan cutres, desangelados, tristes y destartalados, que conservo la dirección de alguno de ellos por si decido suicidarme. Si es así, iré a uno de esos tascucios a beber el último trago. Y estar allí, y mirar alrededor, me dará el impulso final para volarme la cabeza.

Y recuerdo un bar de carretera, a mitad de camino hacia ninguna parte, en que el camarero, que se parecía al Calabacillas de Velázquez, mientras secaba vasos, mataba moscas de vez en cuando con el mismo trapo. Pero no podías huir del asqueroso lugar porque el olor que venía de la cocina ―el de sardinas de Rota resultaba Chanel número cinco en comparación― era tan nauseabundo y penetrante que te mareaba y no encontrabas la puerta.

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(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.

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