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Fin de la cuenta atrás para el primer satélite vasco: LUR-1 fotografiará la Tierra sin convertirse en basura espacial

Parte del equipo que ha trabajado en LUR-1, junto al satélite.

Belén Ferreras

Bilbao —
16 de agosto de 2024 13:20 h

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Llegó el momento, el final de la cuenta atrás para que LUR-1, el primer satélite vasco, empiece a orbitar en espacio. Pesa 57 kilos, orbitará a una distancia de 500 kilómetros de la tierra y será “sostenible”, es decir, preparado para no orbitar de forma infinita y convertirse en basura espacial. Después de años de intenso trabajo que arrancaron en 2021, este viernes entrará en órbita embarcado en el cohete Falcon 9 de la compañía Space X, fundada por el empresario Elon Musk, desde la base de la Fuerza Espacial de Estados Unidos en Vandenberg, (California). Allí se encuentra el equipo de AVS (Added Value Solutions), la empresa vasca que ha desarrollado el proyecto en sus instalaciones en el Parque Tecnológico de Miñano.

Después del lanzamiento, una vez que se produzca la separación del cohete, LUR-1 (tierra en euskera) empezará cumplir la misión para la que fue concebido: capturar de imágenes de alta definición de la Tierra, aunque en un principio el foco de la misión está puesto en la geografía vasca, contemplar la evolución del litoral, analizar controles de plagas y ríos o gestionar la distribución de cultivos, entre otros.

“El lanzamiento de LUR-1 supone un salto cualitativo para AVS”, señala desde California Cristina Ortega, responsable del área Espacio de AVS. Hay que tener en cuenta que es la primera vez que esta empresa vasca, fundada en Eibar en 2006, pasa de proveer equipos para otras misiones espaciales a hacer su “primera misión completa”. “Hemos diseñado, fabricado y testado el satélite completo, y lo vamos a operar desde nuestro centro de control de misión y haremos un postprocesado de las imágenes para comercializarlas”, recuerda Ortega. Todo un hito para esta compañía que no es nueva ni mucho menos en las misiones espaciales. De hecho, aporta tecnología misiones tan importantes como la del 'Perseverance' con la que que se está explorando Marte.

Si conseguir imágenes precisas de la Tierra es la primera misión de LUR-1, no es la única. El nuevo satélite servirá además de banco de pruebas para otras tecnologías y, con una vida de útil de cinco años, está preparado para ser 'sostenible', es decir, no convertirse en parte de la basura espacial que rodea la Tierra. “LUR-1, es el primer satélite europeo que lleva incorporado la interfaz standard europea para deorbitar satélites. Esto lo convierte en el primer target para misiones de demostración de deorbitación europeas para poder garantizar la sostenibilidad del espacio”, dice Cristina Ortega.

LUR-1 lleva incorporado el dispositivo Mice, desarrollado también por la compañía para la ESA, la Agencia Espacial Europea, un dispositivo que irá instalado en todos los satélites del programa Copernicus en preparación de su desorbitación en el caso de que dejaran de funcionar o para su uso al final de su vida útil. Se trata de una especie de 'agarradera', que permitirá acercarse a este satélite, cogerlo y evitar que se convierta en basura espacial. Es decir, será capturado de su órbita espacial para su posterior reentrada a la atmósfera, donde se desintegrará. Como LUR-1 en un satélite pequeño con vida de cinco años permitirá probar la eficacia de esta tecnología, teniendo en cuenta que la sostenibilidad en el espacio es una línea de negocio en crecimiento dentro de la empresa.

De hecho, AVS está desarrollando tecnología para recuperar los satélites 'no preparados' es decir, aquellos que no cuentan con una pieza como la que fabrica AVS para poder engancharlo, e incluso los que ya no son 'cooperativos', porque ya han acabado su vida útil. En el diseño y fabricación de LUR-1 se ha invertido más de mil días de trabajo y ocho millones de euros, de los que el 40% proceden de fondos públicos.

Este hito para la compañía coincide con el 18 aniversario del nacimiento de AVS en Eibar en 2006. Después se trasladó a Elgoibar. Además de la sede guipuzcoana, cuenta con implantación en el Parque Tecnológico de Álava, Sevilla, Tenerife y filiales en el Reino Unido, Francia y Estados Unidos y cuanta con una plantilla de más de 200 personas. La planta del Parque Tecnológico de Álava está volcada en los desarrollos aeroespaciales como los de LUR-1, una plataforma que quiere tener continuidad, de ahí el número que sigue al nombre del satélite. En las instalaciones alavesas está también instalada la parábola de 5,5 metros de diámetro que recibirá los datos de LUR-1.

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