El dilema de Alonso: ser ministro si gana el PP o candidato a lehendakari
Nadie podrá decir nunca que Alfonso Alonso no ha estado allá donde el Partido Popular ha reclamado su concurso, en Madrid o en Euskadi, en el Congreso de los Diputados defendiendo la labor del Ejecutivo o apagando los fuegos ministeriales generados por la entonces ministra de Sanidad, Ana Mato. Y en Euskadi: el cabeza de lista del PP vasco por Álava tuvo que echarse a la espalda en 24 horas el partido en Euskadi, tras la 'espantada' de su anterior líder, Arantza Quiroga, que dimitió el 14 de octubre del pasado año.
Viajó a Vitoria de manera meteórica, y esa misma noche Alonso se reunió en torno a una mesa con sus más afines en la formación vasca -Javier Maroto (al que cedió el bastón de la alcaldía de Vitoria para hacer carrera política en la capital de España y con el que ahora comparte sentencia condenatoria del Tribunal de Cuentas español por el caso de los locales de San Antonio), Javier de Andrés, 'número tres' del PP vasco y su lazarillo en Euskadi, Iñaki Oyarzabal- y se echó el partido a la espalda, junto a la mochila ministerial. Literal. Era la doble jornada de la que habló entonces la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Solo por eso tiene el apoyo de los populares vascos en la decisión que tome sobre su futuro político. Mantuvo a la vizcaína Nerea Llanos como secretaria general -uno de los problemas en el congreso que entronizó a Quiroga en el Kursaal, en marzo de 2014, fue la decisión de la entonces lideresa de apartar a Oyarzabal de la secretaria general- y, en el día a día, se apoya en otro dirigente alavés, Iñaki Oyarzabal, 'factotum' del partido conservador y con ascendencia en Génova. “Es cierto que el día a día del partido no lo lleva”, apunta una de las personas que está en el 'núcleo duro' del PP vasco, “pero tome la decisión que tome tiene grandes capacidades, tanto para ministro como para ser nuestro candidato a lehendakari. Si finalmente decide optar a la Lehendakaritza se va a poner en 'modo candidato' en un pis pas”, asegura la misma fuente.
¿Puede el 'caso San Antonio' ser un lastre en su futuro político inmediato? Desde luego en Génova y en el núcleo de los 'sorayistas' -Alonso fue portavoz adjunto del grupo parlamentario y 'mano derecha' de Sáenz de Santamaría- tienen claro que este caso “no tiene nada que ver con la corrupción” que ha anidado en el partido en las últimas décadas. Y que el 'caso San Antonio' no mancha políticamente.
El Tribunal de Cuentas español condenó recientemente al ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, y al secretario sectorial de PP, Javier Maroto, a abonar 393.862 euros por la firma en 2007 del alquiler gravoso de unas oficinas en unos locales en San Antonio, en Vitoria, cuando los populares gobernaban la capital alavesa. Es lo que se conoce como 'caso San Antonio'. Entre otros reproches, la sentencia, de carácter administrativo y no penal y que ha sido recurrida, afea la conducta de Alonso y Maroto por no hacerse caso de las recomendaciones de los técnicos municipales y pactar condiciones más gravosas y “lesivas” para el patrimonio público sin ningún tipo de “justificación”. Ahora, ambos dirigentes deberán hacer frente al pago de la sanción de manera conjunta con el resto del equipo de gobierno municipal (íntegramente del PP) que entre 2003 y 2007 dirigía el Ayuntamiento de Vitoria, con Alfonso Alonso como cabeza visible. Alonso fue alcalde de Vitoria-Gasteiz entre 1999 y 2007.
Sin embargo, toda la oposición considera que tanto Alonso como Maroto están de alguna manera “inhabilitados” para seguir en política y en la gestión de la cosa pública, algo que el ministro en funciones rechaza de plano. En esta campaña, en alguna ocasión el líder de los populares vascos ha tenido la tentación de responder a los innumerables casos de corrupción que el resto de candidatos le han restregado por la cara advirtiéndole al PNV que nadie está libre de pecado. Y para desenmascarar la teoría del Oasis vasco -Euskadi como un territorio libre de episodios de corrupción-, ha señalado el 'caso De Miguel', la presunta red corrupta tejida, entre otros, por el que fuera 'número dos' peneuvista en Álava, Alfredo de Miguel, Txitxo.
Alonso, casado y con cuatro hijos, es licenciado en Derecho y en Filología Románica y ejerció como abogado antes de entrar en política. Por el momento no ha dado pistas públicas de por dónde quiere tirar a partir del 26J. En esta campaña ha multiplicado sus actos en el País Vasco, pero no ha abandonado el foco nacional en ningún momento. “Ha estado en Galicia, Huesca, Algeciras, Huelva, Cádiz..., pero fundamentalmente ha estado haciendo campaña aquí. Igual un día a la mañana tenía un acto en Vitoria y por la tarde se marchaba a Galicia y en medio día se recorría Orense, Pontevedra, etc”, explica su gente de campaña en el PP vasco.
Esta tarde, se ha desplazado a hacer campaña a Getxo, un municipio de Bizkaia amable para los populares. Sin papeles, con ese verbo tranquilo, sin alterarse, pero con una letanía clara en contra de los “extremismos y populismos” que a su juicio representan Unidos Podemos y Pablo Iglesias, Alonso ha pedido el voto para continuar con las “políticas sociales” del PP y ha pedido expresamente “agrupar el voto” para que no se pierda ninguna papeleta porque si no “lo que puede venir es muy preocupante”. Y lo ha hecho con la fábula de la casa y las llaves que ya empleó en la campaña de diciembre, pero con adaptaciones. Ya saben, ese hombre que deja las llaves de su casa a Pablo Iglesias y cuando vuelve el dueño a su domicilio está llena de 'okupas'. No puede entrar, claro, se tiene que ir a vivir debajo de un puente y encima debe seguir pagando la luz, las facturas... Luego le deja las llaves a Pedro Sánchez, que va y las pierde. Pero como el dueño es listo y previsor, al final tiene otras llaves y en esta ocasión se las da a Albert Rivera. “Que se las da a Pedro Sánchez y las vuelve a perder”. En resumen, “las llaves, a Mariano Rajoy”, ha proclamado Alonso.
Le acompañaban en el mitin el candidato por Bizkaia, Leopoldo Barreda, y la secretaria general, Nerea Llanos, quien en plena tormenta interna tras la espantada de Quiroga, tomó las riendas del partido y envió un mensaje claro tras dirigir la última reunión del Comité de Dirección en Vitoria de la etapa Quiroga a la que no acudió la entonces presidenta: “El PP está por encima de las cosas y de las personas y tiene que seguir funcionando”, dando a entender que los populares vascos estaban también preparados por si su líder tiraba la toalla, como finalmente ocurrió. La máxima de Llanos valdrá también en el caso de si Alonso, como muchos piensan, quiere seguir haciendo política en Madrid y si Rajoy, como muchos prevén, descuelga el teléfono para que vuelva a Madrid. Pero antes hay que salvar varios escollos: entre otros, no solo ganar las elecciones el 26J, sino que Rajoy o en su defecto otro candidato salga victorioso también de la futura sesión de investidura.
En el PP vasco confían en que, a diferencia del 20D, esta vez la investidura y la formación del próximo Gobierno vayan rápidas. En todo caso, los populares vascos quieren dejar cerrada la cuestión de su candidato a lehendakari antes de irse de vacaciones en agosto, según la dirección, porque las elecciones autonómicas están previstas para otoño. Pero saben que todo depende de si Mariano Rajoy continúa en La Moncloa o, al menos, de si los populares siguen controlando el Ejecutivo español. Y para saber eso con exactitud hay que conocer los dígitos que arrojan las urnas y que ejes de pacto pueden llegar a buen puerto.