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La mujer de De Miguel imita a la infanta: “Yo me ocupaba de los temas domésticos”

Ainhoa Bilbao, en primer plano, con Ochandiano, Tellería y De Miguel

Iker Rioja Andueza

La principal sociedad mercantil de entre las implicadas en el 'caso De Miguel' es Kataia Consulting, creada en 2005 supuestamente para realizar auditorías energéticas pero que recibió contratos de muy distinta naturaleza y procedencia que, según la Fiscalía, constituyeron comisiones ilegales. La empresa la promovieron tres dirigentes del PNV alavés, Alfredo de Miguel, Koldo Ochandiano y Aitor Tellería, pero estaba a nombre de sus tres esposas, Ainhoa Bilbao, Iratxe Gaztelu-Urrutia y Araceli Bajo. Bilbao ha declarado este miércoles en el juicio que se sigue desde enero en la Audiencia Provincial de Álava. Como su marido, sólo ha atendido a su abogado, Gonzalo Susaeta, y ha imitado la línea de defensa seguida en su día por la infanta Cristina en el 'caso Urdangarín': no sabía nada de la presunta empresa pantalla en que los movimientos llevaban su nombre y apellidos. “Mi marido se ocupaba de las cuentas y yo de temas domésticos, el colegio, las extraescolares, el supermercado, ...”, ha declarado Bilbao.

Licenciada en Químicas y con un posgrado, y casada en gananciales con De Miguel, por lo que todo se reparte al 50%, Bilbao ha afirmado no tener más conocimiento de la empresa que la firma que estampó para constituirla y otra gestión para una compra de terrenos en Frúniz, una inversión que esperaban recuperar con creces en pleno 'boom' inmobiliario pero que quedó en agua de borrajas. No han sido 412 los 'noes' de Bilbao, pero, al igual que la hermana del jefe del Estado, ha rechazado una y otra vez estar al tanto de los movimientos de Kataia Consulting.

Ya este martes el propio De Miguel lanzó esta misma teoría: “Yo llevo más los temas económicos y ella lleva más los temas de la casa. Cuando no hay problemas con las cuentas, no preguntaba”. Durante las fallidas negociaciones en las que el político estuvo a punto de reconocer su culpabilidad, una de las mejoras en la condena solicitada por la Fiscalía que se planteó fue, precisamente, limitar el papel de su esposa. El ministerio público demanda 30 años de prisión para Bilbao, por 21 para Bajo y Gaztelu-Urrutia.

Billetes de 500 euros

En el sumario constan a nombre de la cónyuge de De Miguel, por ejemplo, operaciones con billetes de 500 euros que, según la Ertzaintza, pudieron suponer un intento de blanqueo de capitales. También supuestas dietas o gastos de reuniones y gestiones que no existieron. Igualmente, era suya la casa de Gorliz (Bizkaia) cuya reforma costeó un constructor contratista de la Administración, Prudencio Hierro, presuntamente como comisión a cambio de un contrato. Pero ella no tuvo nada que ver, ha enfatizado. Su marido -ha explicado Bilbao- le contaba lo “justo” de los negocios de Kataia Consulting, casi todos con “amigos” del que fuera 'número dos' del PNV de Álava, según ha indicado preguntado por constructores y otros imputados en la causa. “Es una iniciativa de mi marido Koldo y Aitor”, ha zanjado.

El próximo lunes el juicio del 'caso De Miguel' se retomará con las comparecencias de las esposas de Ochandiano y Tellería, pero éstos ya han pasado por el estrado y han aportado algunos matices sobre el papel de las mujeres. Tellería ha remarcado que su esposa, Bajo, no tenía participación ni conocimiento de la mercantil -a pesar de que en 2005 una inspección le obligó a pagar una multa por no estar dada de alta- pero, en otro momento de su declaración, ha admitido que su pareja conoce los movimientos económicos de la familia “hasta el último céntimo”. Ochandiano, por su parte, ha indicado que su esposa, Gaztelu-Urrutia, tenía una retribución mensual de la empresa y que las otras dos mujeres no eran una excepción. “¿Cobraban las tres?”, ha querido interceder el presidente del tribunal, Jaime Tapia. “Sí, lo verían en la cuenta”, ha indicado Ochandiano, que ha explicado que los teléfonos móviles particulares de todas ellas estaban pagados por Kataia Consulting. En el caso de Bilbao, aparentemente ése es el motivo que justificaría la contratación de la suegra de De Miguel como empleada de la sociedad, aunque no realizara trabajo alguno.

Bilbao sí se ha explayado algo más en relación a su empleo en la sociedad Nai Duenak, de la familia Arruti, amigos desde la infancia e intermediarios en la operación urbanística de Zambrana. Según la Fiscalía, sus nóminas en esa sociedad de reducidísimas dimensiones eran abonadas por los promotores de Zambrana (Construcciones Riera) para camuflar una nueva comisión. En previsión de que los Arruti colaboren y admitan determinadas irregularidades a cambio de rebajar su condena, como está previsto a expensas de sorpresas de última hora que nadie es capaz de descartar, Bilbao se ha esforzado en destacar que trabajó de manera efectiva para Nai Duenak de cara a un contrato con el puerto de Bilbao, aunque ha admitido que finalmente no les fue adjudicado.

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