Al Gobierno vasco no le constan afecciones por benceno entre los trabajadores de Fumbarri en Durango
Un documento enviado esta semana al Parlamento Vasco por el Departamento de Trabajo y Empleo, dirigido por la vicelehendakari segunda Idoia Mendia, concluye que las emisiones de benceno a la atmósfera en el entorno de la empresa Fumbarri de Durango no han causado afecciones a los trabajadores de la planta. “Reiteramos la diferencia entre la exposición de las personas trabajadoras y, otra diferente, las emisiones de la empresa al medio ambiente”, explica Trabajo y Empleo a la Cámara a instancias del representante de EH Bildu Mikel Otero.
En enero, este periódico recogió otro informe enviado al Parlamento, en este caso por la consejera de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Arantxa Tapia, con datos que confirmaban que “todavía existe un problema de emisiones difusas de benceno” en la zona. Esa “problemática”, siempre según la información oficial, se concentra “en el entorno de Fumbarri”, una fundición que fue estudiada en el período 2017-2019 y que trabaja con procesos de 'loast foam' o de espuma perdida. A su lado hay algunos bloques de viviendas y el Ayuntamiento local lleva realizando controles estos años.
¿Qué es el benceno? Según el Ministerio para la Transición Ecológica, “los compuestos orgánicos volátiles (COV) son todos aquellos hidrocarburos que se presentan en estado gaseoso a la temperatura ambiente normal o que son muy volátiles a dicha temperatura” y, “con respecto a su peligrosidad”, el benceno entra en la categoría de “compuestos extremadamente peligrosos para la salud”. “Como efectos que pueden producir están problemas respiratorios, irritación de ojos y garganta, mareos, etc. También se pueden dar efectos psiquiátricos (irritabilidad, dificultad de concentración, etc.). Además a largo plazo pueden causar daños renales, al hígado o al sistema nervioso central o algunos COV tienen efecto cancerígeno como por ejemplo el benceno”, indica la documentación oficial del Gobierno de España.
Trabajo y Empleo, entre cuyas competencias recaen las de salud laboral a través del instituto Osalan, confirma que “recibió en marzo de 2019 parte del estudio realizado por Medio Ambiente en la localidad de Durango en relación con las emisiones bencenos de la empresa Fumbarri”. Se trató de una comunicación “a efectos meramente informativos” ya que ni Osalan ni la Inspección de Trabajo tienen constancia de “quejas o denuncias” o de “patologías” sospechosas de guardar relación con estas sustancias tóxicas. “Existen dos valores de exposición diferentes, el ambiental y el profesional”, incide Trabajo y Empleo, que señala que las mismas mediciones que han detectado problemas en algunas zonas de Durango no aprecian “valores de exposición profesional” por encima de los “límites establecidos” para la salud de los trabajadores.
Por ello, “no se ha procedido tampoco a realizar inspecciones o estudios añadidos” al trabajo de seguimiento ambiental, se indica. Además, “según la ley de prevención corresponde a la empresa adoptar las medidas preventivas adecuadas a los resultados de la evaluación de riesgos de su personal”, algo que “por supuesto” tienen que “incluir” los originados por “agentes químicos” como es el caso. “La empresa está trabajando mucho para que no se produzca ninguna emisión que pueda llegar a ser dañina para los ciudadanos”, declaró en su momento a este periódico un representante de la compañía.
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