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Urkullu defenderá esta semana la “oportunidad” de una reforma del Estatuto desde la premisa del pacto con el Estado

El lehendakari, Iñigo Urkullu, en una reciente comparecencia

Iker Rioja Andueza

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, defenderá este jueves en su discurso en el pleno de política general que acogerá el Parlamento Vasco, el primero de la legislatura, una doble vía para avanzar en el autogobierno. Por un lado, insistirá en la necesidad de completar el “autogobierno reconocido” en 1979 con la materialización no ya de la transferencia de Prisiones el 1 de octubre sino de “un segundo bloque de nueve competencias este mismo año”. Por otro lado, con un llamamiento genérico a un “consenso sólido” con la oposición, plantea la “oportunidad” de retomar los trabajos de reforma del Estatuto iniciados con su llegada al poder, allá por 2012, aunque siempre con la premisa del pacto con el Estado.

“Se trata ahora de pactar la modernización de esa forma de relación singular y bilateral que simbolizan nuestros derechos históricos. La actualización de los derechos históricos debe abarcar un mecanismo de bilateralidad efectiva, que obligue a ambas partes a actuar política y legalmente bajo un esquema de concertación. Se trata de construir desde el respeto a la diversidad, el diálogo y la negociación con voluntad de acuerdo. Construir las relaciones entre Euskadi y el Estado desde el reconocimiento, el respeto, la lealtad y la cooperación. Esto es, desde la concertación y el pacto bilateral”, argumenta el lehendakari, según se recoge en el adelanto de su discurso enviado ya este lunes a la Cámara, como es tradición.

El contexto de esta reforma lleva a 2018. Después de un lustro de debates más teóricos que políticos o jurídicos en la ponencia de autogobierno, ese año los grupos parlamentarios de PNV y EH Bildu cerraron una propuesta con acento soberanista. Sin embargo, en una fase posterior, el PNV buscó un mayor acercamiento con sus socios de Gobierno, los socialistas vascos, y con Elkarrekin Podemos. Ahora, la izquierda abertzale reclama retomar ese texto de bases y apostar por el derecho a decidir, mientras el PSE-EE de Idoia Mendia advierte al PNV de Urkullu que no le seguirá en ese tipo de vías.

Así las cosas, el lehendakari insistirá en que el Gobierno ha de quedar al margen de ese debate y que se residencie en la Cámara, que es “el foro de representación, el diálogo y el acuerdo político”. Eso sí, hará mucho hincapié en una reciente investigación publicada por su Ejecutivo que, a lo largo de 700 páginas y bajo el título de 'La erosión silenciosa', plantea que “las invasiones competenciales” por parte del Estado han sido constantes, con un “debilitamiento de la capacidad competencial” que requiere dotar a los poderes vascos de un mayor blindaje. La consejera de Gobernanza Pública y Autogobierno, Olatz Garamendi, aseguró que, a la inversa, la Administración autonómica ha respetado siempre las competencias exclusivas del Gobierno central.

Traje económico y pandemia

El debate sobre el autogobierno y la reforma del Estatuto será, en todo caso, la última parte del discurso de Urkullu. Antes, evidenciará que el primer año de su tercera legislatura “ha venido marcado por la pandemia” aunque no haya sido “lo único” que ha hecho el Gobierno en estos doce meses. Queda en el aire si adelantará sus planes de cara a este viernes, día en que ya está convocada la mesa de crisis de la emergencia sanitaria, el órgano conocido como Labi, y en el que se prevé una relajación de las medidas ante la caída de la incidencia de la COVID-19 y el avance de la vacunación.

Urkullu irá al Parlamento con un traje de gestor y, sobre todo, muy centrado en cuestiones económicas. Ya dijo hace unas semanas al regresar de vacaciones que Euskadi estaba ya cerca de la “normalidad” previa a la pandemia e incluso dando pasos ya hacia una “triple transformación global” en lo tecnológico, en lo energético y medioambiental y en los sociosanitario. Ya se anuncia que los presupuestos de 2022 serán los más elevados de la historia -algo que ya ocurrió en los ejercicios anteriores- aunque Urkullu destacará el componente de medidas de choque adoptadas para atajar la crisis generada por la pandemia. Sumadas las ayudas forales y municipales, el “esfuerzo adicional” sumaría 5.100 millones de euros, 2.200 en ayudas directas y 2.900 con exenciones fiscales, avales o préstamos. Aludirá también a compromisos plurianuales como Berpiztu, “dotado con 13.250 millones de euros”. El gran objetivo económico inmediato es que la tasa de paro vuelva por debajo del 10%, que es el nivel que se alcanzó justo antes de la llegada de los primeros casos de coronavirus.

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