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Vitoria se vuelve a calzar las abarcas y toma la calle tres años después

Tradicional mercado de los ajos de Vitoria con motivo del día del blusa y de la neska de 2022

Iker Rioja Andueza

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En el tercer verano de la pandemia, la consigna es convivir con el coronavirus. Aunque ahora haya más hospitalizados en Txagorritxu que hace un año o que hace dos, olvidados quedan los toques de queda o los metros de separación entre personas y Vitoria, como Pamplona en San Fermín y otros centenares de localidades, ha recuperado en 2022 las fiestas que no celebraba desde 2019. Este 25 de julio, día de Santiago, la ciudad se ha vuelto a calzar las abarcas y ha exprimido su aperitivo predilecto de cara a La Blanca, que arrancará el 4 de agosto cuando San Miguel campanee las seis de la tarde y dé paso a Celedón. La tradición de este día del blusa y de la neska es incluso previa al propio Celedón y es un aperitivo que, como es costumbre, ha estado condimentado con ajos del tradicional mercado de la cuesta del portal del Rey, con la feria rural del campus universitario o por los primeros paseíllos de las cuadrillas, un ejército de unas 6.000 unidades y muchos miles más de litros de alcohol.

El programa anunciaba que los puestos de venta de ajos abrían a las 7.00 horas, una hora de transición entre quienes habían alargado la noche anterior y quienes querían aprovechar el nuevo día desde las primeras luces. A las 9.00 horas, el lugar presentaba ya cierta actividad. “Escúchame, que te lo doy yo más barato”, porfiaba una vendedora a voz en grito nada más girar desde el hospital de Santiago hacia la cuesta. “Ajico barato y bueno, pasen y vean”, replicaba su competencia, mostrando acento navarro, posiblemente el origen más recurrente entre los productores de ajos. “Muy barato, cariño”, insistía otra mujer a un cliente algo reacio. “Mira qué género más bueno, ¡vamos a hablar”, repetía. “El ajo de Corella, de Navarra, dura todo el año”, sentenciaba un veterano tendero que parecía tener éxito de ventas. Los vitorianos, como siempre desde hace décadas, se llevaban las ristras a hombros y hasta en carros de la compra.

El lado rural de la ciudad se ha exhibido también en la feria emplazada allende las vías del tren, en el campus de la UPV/EHU. Entre archivos, centros de investigación y facultades los productores de la provincia han exhibido cabezas de ganado como vacas limusinas, caballos, asnos de las Encartaciones, cabras, ovejas, ocas o gallinas. Con un cartel entre los mamíferos y las aves, un productor de rica miel advertía de que también había abejas en el lugar. Al mediodía había cientos de personas embobadas observando a los animales. Algunos incluso les hacían muecas. También se ha realizado una pequeña exposición de tractores y otras máquinas antiguas, varios de ellos con más de medio siglo y de marcas como Eicher o John Deere. Los puestos, con un reconocible aroma a talo recién hecho sobrevolando, despachaban embutidos, panes caseros, fresas -“¿están cojonudas, eh?”, afirmaba el dueño de las frutas mientras escuchaba a los Rolling Stones-, pasteles vascos, rosquillas o quesos. Una de las vendedoras de los Idiazabal era Maider Unda, ganadora de una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres hace ahora diez años y que ya es una más en este tipo de eventos.

A las 11.00 horas, con salida y meta en la Plaza de España, se ha celebrado una nueva carrera de barricas, consistente en dar varias vueltas a un circuito con rampas ascendentes y descendentes con un tonel de vino empujado por una pareja de blusas, de neskak o de blusa y neska. Es la quinta edición de este certamen, que ocupó el lugar de la carrera de borricos. Las normativas de protección animal prohibieron esta competición con burros, como también los animales en el circo. Los toros no se tocaron, aunque ya hace años que no se celebran. Históricamente, las de Vitoria habían sido unas fiestas muy volcadas a la plaza de toros y, de hecho, el sentido de los paseíllos de las cuadrillas era precisamente el de ser un desfile de ida y vuelta de las corridas. Pero las últimas que se celebraron, ya después de construida una nueva arena, languidecieron por falta de público. Los paseíllos mantienen la tradición y hasta el punto de llegada en el coso, pero la programación se limita a la suelta de vaquillas. Como Miguel Indurain en el Tour de Francia, la cuadrilla Basatiak ya tiene cinco victorias consecutivas en la carrera de barricas que tiene patrocinadores en abundancia, premios y hasta un gabinete de comunicación que detalla los pormenores. En los vallados del circuito también se ha congregado un numeroso grupo de personas.

La masa, que ha poblado al mediodía bares y restaurantes y que en algunos contados casos portaba mascarillas, se ha quedado después de comer al primer paseíllo en tres años. Con media hora de diferencia, las cuadrillas de la denominada Federación (seis grupos) y las de la Comisión de Blusas y Neskak (21) han partido del mismo punto y con el mismo destino. También con el mismo formato: coche, furgoneta o camión de desguace acondicionado para suministrar bebida y más bebida, coreografías desordenadas y una fanfarria de cola interpretando clásicos populares de la ciudad o éxitos internacionales adaptados. Este lunes se han atrevido con Meghan Trainor o con Rigoberta Bandini, por citar solamente dos ejemplos. El coronavirus no ha acabado con la costumbre de regalar pegatinas con los escudos de las cuadrillas para irlas coleccionando en el traje durante las fiestas hasta intentar tenerlas todas. Batasuna, la última cuadrilla ganadora de la carrera de burros en 2015, ha abierto la ahora también conocida como “kalejira” y lo ha hecho exhibiendo un asno.

“Hoy Vitoria-Gasteiz ha recuperado la tradición, la fiesta y el ambiente del día de Santiago. Reencuentro con unas fiestas muy queridas en la ciudad”, ha señalado el alcalde, Gorka Urtaran, aunque ha denunciado la agresión a un ertzaina en la noche del domingo al lunes. “¡Qué buen ambiente y cuánta animación en nuestra feria de Santiago! La ciudadanía alavesa ha respondido espléndidamente”, ha compartido el diputado general, Ramiro González, que ha regresado en tiempo récord desde París, donde subió al podio del Tour de Francia con otras autoridades vascas para recoger el testigo por el inicio de la carrera en 2023 desde Euskadi. “Ambientazo”, ha escrito también en sus redes sociales la teniente de alcalde, Maider Etxebarria, que ha visitado el concierto de la banda municipal en La Florida y el mercado agrícola.

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