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Carla Antonelli: “Mientras más altos sean los muros hacia el mundo LGTBI, más altas tienen que ser las escaleras”

Antonelli

Jesús Conde

Entiende que los festivales de temática LGTBI son un arma de transformación. Un acto de visibilización y de pedagogía. Porque muestran la diversidad sexual a personas que en ocasiones no están en contacto con este mundo, y que solo conocen lo que les llega desde los medios de comunicación.

Carla Antonelli piensa que el cine de temática Lésbica, Gay, Bisexual y Transexual es necesario, el arte como una manera de concienciación global de lo que pasa aquí. Pero también de lo que ocurre en otros países. Un modo de mostrar una realidad que por desgracia sigue vigente: la persecución, el rechazo, personas que viven con el miedo de ser condenados a muerte.

Viene a Extremadura este domingo como madrina del Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura, FanCineGay. En su 18 edición el certamen llevará a las principales ciudades de Extremadura algunos de los títulos LGTBI más reconocidos del panorama cinematográfico nacional e internacional.

Antonelli presentará a las 19,30 horas, en la Sala Caja Badajoz de Mérida, ‘El viaje de Carla’. Un documental que se estrena en la región y que cuenta su historia, la de tantas otras mujeres que decidieron cambiarse de sexo en una España que no toleraba la transexualidad ni en sus leyes ni en sus esquemas sociales.

“El viaje de Carla es el viaje de todos, porque contamos desde la dictadura al posfranquismo. Y por medio todos los derechos civiles conseguidos. Día a día estamos viendo que todo lo que hemos logrado puede ser susceptible de ser retrotraído”, comenta esta activista LGTBI, actriz y diputada socialista de la Asamblea de Madrid.

La sociedad ha avanzado, aunque advierte que muros, siempre hay por derribar. “Mientras más altos sean los muros hacia la diversidad LGTBI, más altas tienen que ser las escaleras que tenemos que construir para poderlos saltar”. “Al final la vida se convierte en subir muros, en conquistas de nuevos espacios, donde todas y todos tengamos cabida”.

Los avances

Carla mira al pasado no tan lejano, y reconoce que los avances han inmensos. “Veníamos de una España donde podía ser una vergüenza tener un hijo o una hija gay o lesbiana, donde los hijos e hijas se tenían que ir de sus casas. Hasta el 70 había una ley de vagos y maleantes, y se reformó por la ley de peligrosidad social”.

“España, no la conoce como decía Alfonso Guerra ni la madre que la parió. De pronto vemos padres y madres hablando en televisión y defendiendo a sus hijos gais o lesbianas. Padres y madres que han descolocado a una sociedad que tenía la percepción de que eso no se debía de hablar porque era una vergüenza”.

Cree que la figura de esos padres defendiendo algo que antes era una “vergüenza” ha hecho reflexionar a la sociedad, “y hemos ido cabalgando a una pedagogía social y una concienciación que antes no existía”. “Antes podía haber algún pequeño sector de la sociedad que te entendía, pero éramos completamente personas excluidas socialmente, sin ningún tipo de derechos”.

No hace tanto tiempo

Hasta no hace tanto, bajo el yugo de una dictadura, las personas LGTBI recibían ‘electroshock’, “nos llevaban a prisiones para curarnos y reeducarnos”. “Tenemos que recordar que cuando la democracia ya había echado a caminar, había leyes que nos perseguían”.

“La ley de peligrosidad social se derogó en 1979. Y en 1983 la que derogó la parte que se refería al colectivo LGTBI fue la de escándalo público. No fue hasta el 95 cuando se derogó por completo la ley que afectaba a las personas LGTBI”. Para saber y entender el periplo, hay que remontarse también a 1981, fecha hasta la que era ilegal que las personas se sometieran a una cirugía de reasignación de genitales. Estaba penado con cárcel, los cirujanos no podían practicar el cambio de sexo.

Fue en 1987 cuando se logró la primera sentencia de cambio de nombre y de sexo, aunque las personas transexuales no se pudieron casar hasta 2001, aún teniendo cambiada la partida de nacimiento. Más tarde llegó el matrimonio igualitario.

“Sin embargo las personas transexuales hemos estado mucho más atrás de cualquier avance que gais y lesbianas. La primera manifestación fue en el 77, en Barcelona, y los primeros movimientos fueron exclusivamente gais”. Luego las lesbianas, y a las personas transexuales “no nos querían ver en las manifestaciones algunas personas, diciendo que nuestra imagen perjudicaba al movimiento”.

“Había que recordarles que las personas transexuales estábamos la noche del 28 de junio del 69, que fuimos las primeras que tiramos las pedradas a la policía en Nueva York, que fuimos las primeras que nos partimos la cara, que aquél Stonewall contaba en su mayoría con personas trans y personas con muchísima pluma. Lesbianas con muchísima pluma. Esta efeméride viene de un levantamiento de cuando comenzamos a andar, de cuando dijimos basta ya, y de exigir tener los mismos derechos”.

Una doble y triple discriminación

Otro de los elementos que destaca Carla Amteonelli es que sufren una doble y hasta una triple discriminación. “Puede haber una mujer transexual y lesbiana, porque una cosa es la identidad sexual y otra cosa es la orientación”.

“El hombre transexual, siendo también discriminado, en algún modo digamos que sube un escalón en el escalafón social del patriarcado. Las mujeres transexuales no somos los hombres que se esperaba (ya que no es una cuestión de elección sino de ser), lo que supone una discriminación más”.

El cine y las personas trans

A su juicio faltan muchas historias sobre personas trans por contar en una industria cinematográfica que prefiere centrarse en el hombre gay, que tiene relaciones con hombres. “Afortunadamente se van haciendo cada vez más, series de televisión y cine. Recuerdo por ejemplo el caso de una mujer transexual negra que fue premio de televisión en Estados Unidos”.

Carla Antonelli fue la primera actriz transexual que interpretó un personaje principal en el Festival de Mérida, y también la primera trans en tener un papel fijo en una seria de televisión. Cuenta que afortunadamente cada vez son más visibles. “Aunque ojo, de nada vale si luego es para perpetuar los prejuicios, para ridiculizar al personaje”.

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